George Gissing

"Escuché una idea fundamental la noche pasada, prosiguió Arnold Jacks, de un hombre con el que estaba cenando-un tipo interesante llamado Hannaford-, sugirió que Irlanda debería ser un depósito militar y naval -utilizado únicamente para ese fin. Los detalles de su programa eran realmente muy ingeniosos. No tenía intención de exterminar a los nativos-
John Jacks interrumpió con una hilaridad, que provocó cierto resentimiento en su hijo: la mirada que ambos intercambiaron era una prueba poco agradable de que afecto natural y mutuo había sido alterada por diferencias políticas y de otra índole. Al escuchar el nombre de Hannaford, Otway había mirado profundamente hacia el que hablaba.
¿Es ése Lee Hannaford?, preguntó. Lo conozco. De hecho, estoy viviendo en su casa justo ahora.
Arnold estaba interesado. Sólo tenía el más mínimo conocimiento de Hannaford y le gustaría saber más de él.
No hace mucho tiempo, respondió Piers, era profesor de química en Ginebra. Yo lo conocí allí. Hablaba media docena de idiomas a la perfección, creo que nació en la propia Suiza. Su casa, en Surrey, es un museo de armas modernas-un arsenal-, ha inventado algún arma nueva.
Así que está diseñando un nuevo explosivo, me han dicho.
Espero que no lo guarde en su casa, dijo el Sr. Jacks, mirando con preocupación a Piers.
Por un momento me he sentido realmente inquieto, rió Otway, sobre todo después de oíros hablar.
¡Un tipo tremendo!, exclamó Arnold con admiración. Me mostró, a través de un croquis, cuántos hombres podría matar en un espacio dado.
Si ese señor no fuera su amigo, Sr. Otway, comenzó el anfitrión, yo diría--- ¡Le ruego que diga lo que quiera! Él no es mi amigo en absoluto, y yo detesto sus inventos.
¡Es horrible! pudo escucharse desde la cabecera de la mesa de una mujer. Como siempre, difiero de vuestra opinión, puntualizó Arnold. ¿Qué sería de nosotros si dejáramos todo este tipo de asuntos a los demás países? Hannaford es un patriota. Me pareció bastante desinteresado; las ganancias personales no significan nada para él. Ama a su país y está usando su genio a su servicio. John Jacks asintió."

George Gissing
La corona de la vida



"La adversidad es como un fuerte viento. Nos arrebata todo menos lo que no se nos puede arrebatar, y hace que nos veamos como somos en realidad."

George Gissing


"La temprana llegada de la primavera en esta feliz Devon me alegra el corazón. Pienso con molestia en esas gélidas partes de Inglaterra donde la primavera se estremece bajo un cielo de amenaza, más que de consuelo. El honesto invierno, cubierto de nieve y con su barba escarchada, al que no puedo darle una bienvenida cordial, recordando el largo aplazamiento de la promesa del calendario, esa triste lágrima de marzo y abril, que se vierte amargamente en honor de mayo, con qué frecuencia me ha robado el corazón y la esperanza. Aquí, apenas me he asegurado de que la última hoja ha caído, apenas he visto el brillo de la escarcha sobre los árboles de hoja perenne, cuando me emociona el aliento que procede del oeste, antesala de los primeros brotes y la floración.
Incluso bajo este cielo gris ondulante, febrero está todavía en curso: Vientos leves agitan el freno mayor, y los pastores errantes saben que el espino blanco pronto se fundirá.
He estado pensando acerca de aquellos primeros años de mi vida en Londres, cuando las estaciones pasaban sobre mí sin ser vistas, cuando pocas veces dirigía una mirada hacia los cielos, y no sentía comezón alguno en la cárcel sin límites de las calles. Es extraño recordar que hace seis o siete años nunca miré hacia un prado, nunca había viajado tan lejos como el árbol que bordea los suburbios. Estaba luchando por la vida y en la mayoría de los días no tenía la certeza de disponer de alimento o refugio. En las tardes ardientes de agosto mis pensamientos se desviaban hacia el mar, pero siendo imposible la satisfacción de tales deseos nunca me preocupé en exceso. A veces, de hecho, me parece haber olvidado completamente que la gente se iba de vacaciones. En las pobres partes de la ciudad donde yo vivía, no había apenas diferencias perceptibles a lo largo de los meses; no había taxis cargados con maletas que evocaran viajes alegres, la gente iba cada día a sus duros trabajos, como siempre, y yo también.
Recuerdo tardes sumidas en la languidez, cuando los libros eran un fastidio, y no podía expulsar el pensamiento de mi somnoliento cerebro, y luego me encaminaba hacia uno de los parques y hallaba cierto consuelo sin ninguna agradable sensación de cambio. ¡Cómo trabajé a lo largo de aquellos días! ¡Era realmente digno de compasión! Más tarde, cuando mi salud comenzó a sufrir por los excesos, el aire turbio, la mala comida y muchas miserias, y luego se despertó el desesperante de ir al campo o a la playa. En aquellos años en los que trabajé tan duramente, me sometí a horribles privaciones. Quizás no sufría porque no tenía ningún sentido de la debilidad. Mi salud era firme y mis energías desafiaban la malicia de las circunstancias. Mi esperanza era infinita. A menudo, el sonido del sueño me disponía para una nueva batalla. Una simple rebanada de pan en el desayuno y una taza de agua me imbuía de verdadero afán. Como la felicidad humana se evapora, no estoy seguro de que yo no fuera feliz entonces."

George Gissing
Los documentos privados de Henry Ryecroft


"Oh, si crees que eres una George Eliot, empieza cuando quieras. Pero no creo que estés tocada por el genio. La gente tiene metido en la cabeza el viejo prejuicio de que uno debe escribir al dictado del Espíritu Santo. Te digo que escribir es un negocio. Coge media docena de libros de escuela dominical fáciles de leer, descubre la clave de cómo están escritos, búscales nuevos alicientes y ponte a trabajar metódicamente, unas cuantas páginas al día. No se trata de buscar la inspiración divina, eso pertenece a otra esfera de la vida. Hablamos de la literatura como negocio, no de Homero, Dante o Shakespeare."

George Gissing
La nueva Grub Street


“Para el hombre físicamente sano y sereno de mente no existe nada como el mal  tiempo. Cada día tiene su belleza. Las tormentas que azotan la sangre no hacen más que vigorizar su pulso.”

George Gissing



"- Querida Rhoda, tenemos posturas diferentes en ciertos puntos que por norma no tienen por qué interferir en la armonía con la que trabajamos. Has llegado a odiar la simple idea del matrimonio y todo lo que la rodea. Creo que es un peligro que tendrías que haber evitado. Es cierto que deseamos evitar que las chicas se casen sólo para que las mantengan y para que no lleguen a degradarse. Pero seguro que entre nosotras podremos admitir que la gran mayoría de las mujeres tendrían una vida desaprovechada si no se casaran.
- Yo sigo pensando que la gran mayoría de las mujeres llevan una vida vana y miserable precisamente porque se casan.
- ¿No estarás culpando a la institución del matrimonio de algo de lo que es únicamente responsable el destino de la humanidad? Una vida vana y miserable no es más que el destino de casi todos los mortales. Muchas mujeres, se casen o no, sufrirán y cometerán infinitas locuras.
- La mayoría de las mujeres tal y como la vida está dispuesta para ellas. Las cosas están cambiando y nosotras estamos intentando descubrir algún modo de acelerar ese nuevo orden."

George Gissing
Mujeres sin pareja


"Tenga el valor de su deseo."

George Gissing



"¿Tú misma no tienes un gran interés en este tema?
Intento tenerlo.
La cualidad de su voz era singular, no era agradable el efecto, quizás debido a su falta de fuerza, pero aquel tono bajo, tal como lo emplea en la actualidad, resultaba de una peculiar dulzura, una melodía natural en su justa modulación. La forma de hablar de tu padre me interesa, dijo Wilfrid, apoyando su barbilla en la mano, y mirándola libremente: Pareces estar unida a él por una verdadera simpatía.
Ella no le devolvió la mirada, pero su rostro brillaba.
Simpatía, sí-respondió ella, hablando ahora con más aplomo. Nuestros gustos difieren a menudo, pero estamos unidos por el sentimiento. Hemos sido compañeros desde que alcanzo a recordar.
¿Tu madre vive?
Sí.
Algo en el breve tono de aquella afirmación impelió a Wilfrid a continuar con su interrogatorio.
Me pregunto-dijo-, qué piensas de las relaciones existentes entre yo mismo y mi padre. Nosotros somos excelentes amigos, ¿no te parece? Extraño-uno no piensa demasiado en esas cosas hasta que sucede algo que obliga a afrontarlas. Acerca de la existencia de una profunda simpatía entre nosotros, no podría decirlo. Es cierto que hay muchos temas sobre los que no debo hablar con él salvo cuando surge la necesidad, en parte, supongo, por reserva masculina, y en parte a causa del carácter anglosajón. Si las novelas sirven para adquirir confianza, entonces los padres y niños franceses hablan con mucha más libertad; en general debe ser mejor.
Ella no hizo ningún comentario.
Mi padre-continuó- es eminentemente un hombre de sentido si reflexiono sobre el período de mi juventud, veo cuán admirable ha sido siempre su forma de tratarme. Imagino que debió haber sido bastante difícil manejarme. Sabía que era muy apasionado y obstinado. Sin embargo, no se opuso a que siguiera mi propio camino, ni me importunó de ningún modo. De hecho, hizo que le respetara.
Ahora que estamos en igualdad de condiciones, me atrevo a decir que tiene algo del mismo sentimiento hacia mí mismo. Y tal vez por eso seamos unos excelentes amigos.
Ella escuchaba con una sonrisa apenas perceptible.
Quizás te parezca una manera un tanto desapasionada de tratar un tema curioso, añadió Wilfrid, con una sonrisa. Esto ilustra lo que significa decir que dudaba de si había una profunda simpatía entre nosotros. Tu propio sentimiento por tu padre es claramente de abnegación. Pensarías que no hay sacrificio personal lo suficientemente grande, si él te lo pidiera."

George Gissing
Una mañana en la vida

















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