Humberto Giannini

"¿Cómo vamos a crear un futuro de capitalistas y obreros, cuando podemos crear una sociedad más abierta, en que todos seamos ciudadanos? Si esto se planteó ya en la Ilustración… Yo he estado leyendo a Feijoo y autores de esa época, decían 'la universidad debe ser pública'. ¡En el siglo XVIII!"

Humberto Giannini



"En un sentido emotivo, el filósofo es alguien que está comprometido, metido, implicado en aquello que quiere explicar, que le da «algo» a aquello que explica. No es que lo explique desde fuera, como podría hacerlo un químico.
El caso patente es Sócrates, el filósofo implicado en lo que dice. Ahora, desde el punto de vista intelectual, el filósofo es quien quiere explicar los principios de las cosas. Es un trabajo que implica erudición, penetración del espíritu. ¡Tantas cosas! En ese sentido, decir que soy filósofo me da un poco de pudor. Ahora, si volviera a nacer, volvería a estudiar filosofía."

Humberto Giannini



"Hoy, la universidad es el campo propicio para la desigualdad y antes era todo lo contrario (...) Si hay un tipo de revolución será en la calle. Es ahí donde pasan las cosas, en lo público, no en lo privado. Si la tecnología sirve para llegar a la calle, se está usando bien. Entonces, me desdigo de mi actitud retrógrada, de no acercarme a estos medios virtuales, porque me doy cuenta de que son maneras de reencuentro. Internet era una soledad que, ahora, de repente, se utiliza para lo contrario: para encontrarse, porque es una necesidad vital."

Humberto Giannini


"La filosofía debiera acercar, debiera ser un puente, y no lo es, sobre todo en Chile. Acá la filosofía se cultiva como algo que llega de afuera. El filósofo chileno dialoga con Heidegger, escribe a lo Heidegger y se aleja mucho de la gente, y la gente se da cuenta."

Humberto Giannini



"Los chilenos somos metafóricos para hablar, somos muy poco enfáticos, cuando estamos molestos no sabemos decirlo… Los españoles lo notan altiro, nos dicen “ustedes son chilenitos para hablar”. Y eso es grave. El lenguaje también es franqueza, también ayuda decir las cosas por su nombre."

Humberto Giannini



"Si la memoria, alma del alma, fuera una función intelectual pura, la vida individual o social se reduciría a un acopio de datos (...) la memoria es la tarea siempre pendiente de ser; el acto de recoger (eso es el logos griego) la dispersión que producen el tiempo y el olvido."

Humberto Giannini



"Si miramos las cosas, ahora desde el otro lado de la contraposición: esa experiencia que aparecía tercamente irreductible al juicio distanciado de la ciencia, corresponde a un saber que no es simplemente uno más entre otros saberes posibles, sino ese saber preciso y único por el que el portador de la experiencia acredita su condición de sujeto inobjetable. De modo que, someter este saber a una decisión final del juicio docto, no representaría como en cualquier otro caso, un simple acto de humildad sino la renuncia a la condición de sujeto. Renuncia que tal experiencia intuye como degradante (mala). Y este es el punto clave. Que es lo que comprendió el Segismundo calderoniano y que lo hizo despertar de su sueño cavernario y solipsístico.
En definitiva: como aquel individuo indiferenciado que soy; en mi calidad de empleado, de padre de familia, de ciudadano, soy también ese ser que no puede delegar en ningún otro ser humano ni divino aquel saber cualitativo que configura mi experiencia moral: aquel saber por el que constantemente estoy evaluando mis acciones y las del prójimo.
Un saber que no puedo delegarlo. Sin embargo, se trata de un saber ganado en actos transitivos al interior de mi mundo. Y esto es lo que llamamos "experiencia moral". Ahora bien, es cierto que mi personal experiencia de vida siempre puede levantarse como una objeción -como una seria objeción- como una réplica, como una acusación o como una excusa a los imperativos y normas del proceso común público, eminentemente discursivo. Pero, el conflicto es, digámoslo así, horizontal: pertenece a la vida de un proceso cuyo rasgo esencial es éste: el de ser un saber que, llegado el momento, ningún individuo perteneciente al grupo, podría ignorar impunemente: un saber exigible.
Este rasgo constituye un privilegio respecto de cualquier otro tipo de conocimiento, por más elevado que sea; pero, en primer término, respecto de la ciencia ética, cuyo campo queda limitado por este privilegio y, además, fundado en él.
Nos encontramos, así, ante una situación curiosa, única y profundamente promisoria: si la ética aspira a ser un conocimiento territorialmente autónomo respecto de otros conocimientos colindantes, tales como la psicología, por ejemplo, o la sociología, estará forzada por esto mismo a reconocer en el acta de su fundación como ciencia, que aquella presunción de los "seres racionales" de contar con un saber último e intransferible respecto de ciertas cosas, es la condición sine qua non de su propia inmunidad territorial; que si las cosas fueran de otro modo como las experimentan y las saben los sujetos morales, entonces, caería su única condición de privilegio; sería en todo una ciencia de "objetos" sometidos a las leyes objetivas que va descubriendo y luego, controla y manipula el experto: el sujeto científico."

Humberto Giannini
La experiencia moral 



"Yo sigo enseñando a Sócrates, padre del diálogo callejero, abierto, pero con un significado profundo… Sigo pensando en él. Y si se puede tener filosofía, mi filosofía de centro es el sentido común. No abandonar nunca el sentido común, la filosofía no podría abandonarlo. Ya que no tenemos universo, porque se fue muy lejos, tenemos mundo, el mundo de nosotros. Eso para mí es muy importante."

Humberto Giannini











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