Óscar González César

"Astrales sueños. Navegabas por lechos de ríos sin sed, luces que se prendían y se apagaban girando sin violencia. Sin fatiga, regresabas al filo de la madrugada.

Bebe de estas palabras y enciende con ellas una hoguera de limos. Si en un claro remanso una gota de luz anida en ti, en el caracol del ojo, es que está por nacer el llanto.

Cuando han pasado muchos años, difícil te será recordar tus propias penas; no así las ajenas.

¿Y quién ensayará a armar otra vez estos maltrechos pedazos del espíritu humano, del espíritu a secas, del espíritu absoluto que se despliega y vuela?

Exhausta de golpear el acantilado, el agua se repliega. Pero vuelve al asedio con la marea lunar. No descansa.

No encuentra el espíritu su lugar; vive en el desasosiego. Pessoa, muchas caras de un mismo poliedro. Espejo del espejo del espejo.

Perdurar como un clavo: atraviesa, junta, sostiene. Así las voces de Rilke y de Kavafis.

No le pidas al girasol que se apague, ni a mi corazón que florezca.

Crispados, oscuros deseos, sin límite abismados. Larvas de mariposas que no salieron. Alas que no supieron desplegarse.

Eres parte de la corriente que te arrastra. ¿Cómo fijar un punto estable en esa pura, continua agitación?

Más difícil encontrar principios que fines. Esto que ahora termina… aparentemente ¿Dónde comenzó? ¿Quién lo vio? ¿Quién lo nombró?

Contra viento y marea, como el polen que esparcen aladas criaturas, vas regando semillas doradas desde el alba al ocaso, hasta la hora en que brillan las crestas del gallo lunar. Todo comienza y muere dónde estás. Siempre ahora."

Óscar González César
Inextinguible


"Pensar la poesía en aparente contraposición a Novalis, para quien “todo lo visible descansa sobre un fondo invisible”, Rilke busca la “transformación de lo visible en invisible”. Pareciera que aquél quiere desentrañar y mostrar, mientras éste pretende identificar y desaparecer. Ascenso y culminación del romanticismo en uno; culminación y descenso del simbolismo en el otro.
Épocas, estilos, nombres, muestran alteraciones en la percepción y en la sensibilidad, pero muy poco o nada cambian la esencia de la poesía. “El pensamiento fiel a lo que demanda ser pensado -—dice Heidegger— es el fondo de donde surge la poesía”.
La reflexión metafísica sobre el lenguaje, desde el lenguaje poético, es un dato de la modernidad. Pensar el lenguaje no es nuevo. Lo novedoso y distinto es pensar el lenguaje vivido, sentido y pensado en un ámbito peculiar, el de la poesía. De Homero a Shakespeare, aun en Confucio y en no pocos clásicos, es posible hallar pasajes sobre lengua y poesía. Pero sólo hasta la modernidad, palabra empleada por primera vez por Baudelaire en 1859, encontraremos un interés específico, deliberado, de poetas y filósofos en desentrañar el ser y el significado de la poesía como el hecho fundamental, más originario y trascendente, del lenguaje en general.
Muchos han sentido la poesía; pocos la han pensado. Algunos han intentado sistematizar su reflexión poética: Mallarmé, Valéry; otros la han articulado de manera circunstancial y fragmentaria: Novalis, Rilke.
El ars poética ha sido objeto de tratados y estudios desde Aristóteles hasta Jackobson. Casi todos los poetas, los hombres de pensamiento o de letras y hasta los guías espirituales como el propio Mahoma se han referido a ella, pero pocos han contemplado el conjunto de esos escaños acumulativos para determinar su sentido más radical, su ser mismo. Heidegger lo ha intentado."

Óscar González César
Poesía y pensamiento en Heidegger




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