Alexandre Herculano

"Creo que Dios es Dios y los hombres, libres."

Alexandre Herculano de Carvalho e Araújo ¿?


La felicidad

Era bello ese tiempo en la vida,
cuando mi arpa hablaba de amores:
bello fue cuando el astro encendía
en mi alma de guerra terrores.

Bello tiempo, el furor de las olas
me era grato cual barco al infante;
y el silbar de la bala, armonía
similar a una flauta distante.

Yo corrí por los campos de gloria,
entre sangre buscando una palma
y ofrendarla a las plantas de aquella
que reinó largo tiempo en mi alma.

¿Dónde está el corazón de doncella
que responda a un suspiro de amor
cuando vibren las cuerdas sonoras
del laúd del humilde cantor?

Triste el don del poeta que lleva
un volcán que la entraña le enciende;
y la hermosa que reina en sus sueños
ni siquiera un instante comprende.

Y llevando y trayendo mi angustia
en un cofre el amor encerré;
y quebrada, en el tronco de un cedro
a mi arpa infeliz yo colgué.

Velo negro cubrió mi existencia
que vacía e inútil corría;
mi objetivo tornóse en misterio
que ninguno en el mundo entendía.

Y perdíme entre tanto contento
mas jugando, huíame el gozo,
se ocultaba, duraba un instante
pero pronto volvía el sufrimiento.

Olvidéme del dios que adorara
del prestigio la gloria pasó;
y mi alma vacía de afectos
al umbral del futuro quedó.

Mis pulmones, buscando con ansia
aire limpio en el amplio futuro,
sólo hallaron un hálito impuro
de sepulcros flotando en la sombra.

Pero al fin te encontré, mi consuelo,
te encontré, ¡oh, milagro de amor!
Y otra vez resonó con suspiros
el laúd de este pobre cantor.

Eras tú, eras tú en quien soñaba;
eras tú a la que tanto adoré,
cuando al pie de mujer engañosa
mis suspiros y cantos volqué.

Si a este vate de amor en la tierra
hay un alma que impulse a cantar
eres tú, virgen pura del campo
por quien vuelve mi lira a vibrar.

Como a luz que se pierde en la tarde
cuando se hunde en el mar otro día,
reverberan poesía y nostalgia
en el alma de un rey de armonía.

Tal nostalgia y poesía en torrente
en su dulce sonrisa yo aspiro,
que al mirarla me lanzo al asedio
del encanto de un mudo suspiro.

Eres tú para mí el universo
suena en vano el bullicio del mundo;
porque hay mundo nomás donde existes
sin ti sólo hay desierto profundo.

En silencio de amor y ventura,
adorándote, oh hija del sol,
le diré a mi Señor sólo esto:
en ti creo por ella, ¡oh mi Dios!

Alexandre Herculano
Versión de la revista buzos




Tristezas del destierro

Ay, qué es tu existencia? Una pesadilla,
un mal sueño, del que te despiertas en la oscuridad,
en la zanja de los cadáveress, en medio
de la única herencia a la que pertenece el hombre,
un sudario y el perpetuo olvido.

Alexandre Herculano


"¡Un día tremendo se acerca en que la España debe ser el túmulo de la raza goda! Adiviné en sueños ese día, y en pos de los sueños la pavorosa realidad se me levanta aquí ante los ojos. Carteya está desierta, como las demás poblaciones vecinas. Apenas yo me atrevo á permanecer en las inmediaciones de Calpe, porque sé, paso á paso, todas las veredas que guían á la cima de los desfiladeros, por haberlas regado muchas veces con lágrimas y confiándolas muchas más la historia de mis agonías. Despuéblanse las ciudades, y, como ellas, los campos se convierten en yermos. Aunque todavía sonrían en la lozanía de las siembras, en el florecer de los huertos, en el murmurar de las fuentes, consterna semejante sonreír; porque el hombre desapareció de en medio de esta hermosa escena, y el ruido de la vida se convirtió en silencio de muerte. —¡Los Árabes!— hé aquí el único grito que lo interrumpe; y esta palabra maldita es como la peste cuando pasa: la siguen el sobresalto y la confusión. La vileza del corazón humano surge en pos de ella, en toda la hediondez de su aspecto."

Alexandre Herculano
Eurico el presbítero














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