Félicien Marceau

"La felicidad es saber lo que se quiere y quererlo apasionadamente."

Félicien Marceau



"Le dieron las gracias. Luego se convino en que Marie-Jeanne vendería su anillo. Le darían por él unos mil doscientos francos. Pearl se comprometió a dar quinientos francos. Nicolás prac­ticaría de inmediato su proyecto de colocarse de criado durante un mes. Los otros protestaron, pero él les aseguró que sería un placer para él y que reconocía en la visita de Mesquechin la ma­no del destino. Aquella solución le permitiría ahorrar el precio de su comida. Unido a su sala­rio, sumarían unos mil francos. Mil, más mil dos­cientos, más dos veces quinientos sumaban tres mil doscientos francos. Había que buscar dos mil ochocientos. Leperse quiso pagarlos él. Hubo protestas. ¡Era demasiado! Pearl habló de un broche que tenía de su abuela. Entonces Marie-Jeanne declaró que ante todo ella pensaba verificar aquella historia. Aquel rasgo despertó una viva admiración. Scarface dejó una vez más su diván para estrechar la mano de Marie-Jean­ne asegurándole que era la primera palabra ra­zonable que oía. Después de lo cual se separa­ron, bastante abatidos.
[...]
Aquel domingo, había caracoles, chicharro­nes, pato a la naranja y profiteroles au chocolat. Se imaginará que el telegrama fue provisoriamente relegado a segundo plano. Después de la comida, Nicolás salió con Marie-Jeanne, y le confió que había recibido tres respuestas a su anuncio, pero que de repente aquella idea le gustaba mucho menos, que se sentía intimida­do."

Félicien Marceau
La curiosa



"Sobrevolábamos el majestuoso Mont Blanc. Y allí, inclinados nuestros cuerpos sobre el piloto, en medio del estruendoso tartamudeo de las emisiones radiofónicas, nos deleitábamos contemplándolo. Sus espacios cóncavos, sus protuberancias, su sinuoso abismo, su álgida y nívea luminiscencia, aquel universo sin un alma y sin ánima era la antesala de nuestra venidera experiencia, de lo que íbamos a vivir. Sus duras, gélidas y cortantes aristas semejaban la semblanza de nuestro amor, mi Creezy, de un amor desnudo, árido y furibundo. No lo supe en aquel entonces. Ahora lo comprendo. En la parte posterior de la silla del piloto, me dispuse a tomarte de la mano. Tú la retiraste. Luego tu mano se reencontró con la mía."

Félicien Marceau
Creezy










No hay comentarios: