Imil Shukri Habibi

" «Ijtayya, Ijtayya, Ijtayya.» Este extraño nombre dio mucho que hablar a orientalistas y arabistas, causando alboroto académico que llevó al presidente de la comisión a suspender la investigación en torno a Abd al Karim, para efectuar una deliberación a puerta cerrada a fin de preservar la dignidad de la comisión a los ojos del pobre acusado, al cual se le impuso no ver del cuerpo de los miembro de la comisión más que sus horribles rostros, y no ver más que solo rostro cuya boca no tenía lengua sino una estaca. Con esta decisión, el presidente de la comisión salvaguardaba su prestigio ante sus subordinados e imaginaba que el alboroto académico, del cuál no entendía nada, era un asunto que quedaba fuera de su alcance. Había oído otros nombres árabes extraños antes de Ijtayya. Uno de los miembros, erudito en superficialidades, dijo que solo en la lengua árabe existían verbos en imperfectivo con función de nombres como Yahya y Yazid.

– Yaqut.

Soltó el presidente. Inmediatamente se reprochó a sí mismo, en mitad de la palabra, la precipitación con que la había dicho, de modo que se convirtió en «Yaquuuut» lo cual aumentó la incongruencia. Los demás fingieron ignorarla por respeto a la ignorancia del presidente, o por miedo a ser ellos los ignorantes.

Otro mencionó los nombres árabe en forma de imperativo tales como Kafa (basta) que es -dijo- uno de los nombres que se ponen a las niñas que nacen de un solo vientre después de otras tres o cuatro, con la esperanza de que El que Escucha y Responde atienda sus súplicas y les conceda un varón. También las llaman Tatayyur (pesimismo), Nihaya o Niha (fin)."

Imil Shukri Habibi
Pecados, Segundo libro, pp. 94




"Los orientalistas y arabistas dieron rienda suelta a sus plumas dañando nuestro legado cultural y desvirtuando nuestro pasado, hasta el punto de hacer creer a sus lectores que en toda la historia no hubo más período de ignorancia que el de la civilización árabe."

Emile Habibi
Pecados, Segundo libro, pp. 95



"Me concedí a mí mismo la certeza de que nos hallábamos justo en la bifurcación situada entre Nazaret y Nahlal, habiendo dejado atrás la llanura de Ibn Amir. El hombretón señaló a los policías uniformados ocultos tras la ventana de cristal que lo separaban de los «perros». A ellos les correspondió ser mi guía entre el hombretón y el conductor. Me senté lo más cómodamente que pude y me limité a suspirar, respirando con fervor cada bocanada de aire fresco y observando abiertamente que sabía que nos encontrábamos en la árida llanura de Ibn Amir. Con un gesto denodadamente irritado y hostil trató de corregirme, advirtiendo que en realidad ésa era la llanura de «Yizrael».
¿Qué subyace en el fondo tras un mero nombre? Tal como en su momento lo expresó el genuino Shakespeare así traté de tranquilizar su aparentemente soliviantado ánimo, expresándome en el original inglés y de hecho me preguntó si era capaz de citar al gran poeta y dramaturgo inglés."

Imil Shukri Habibi
La vida secreta de Said el optimista pesimista









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