Marlen Haushofer

"De joven cargó, en su ignorancia, con una pesada responsabilidad y fundó una familia, y desde aquel momento estuvo siempre atosigada por un sinfín de deberes y preocupaciones. Sólo una giganta hubiera logrado liberarse y ella no era en ningún sentido sobrehumana, era simplemente una mujer angustiada y desbordada, de inteligencia media, en un mundo hostil a las mujeres, extraño y siniestro."

Marlen Haushofer



"En el fondo, ya no soy en este momento la persona que fui una vez. ¿Cómo voy a saber en qué dirección evolucionaré? Quizá ya me haya alejado tanto de mí misma que ni siquiera lo noto."

Marlen Haushofer



"En realidad solo vivo cuando escribo."

Marlen Haushofer


“Hay ciertas reglas a las que hay que atenerse en la vida, y la vida se vuelve así incolora y opaca.”

Marlen Haushofer



"Me levanté y fui a la puerta. La luz de la lámpara caía sobre el camino y la nieve en los abetos relucía amarillenta. Deseé que mis ojos olvidaran lo que esta imagen significó para ellos durante tanto tiempo. Detrás de todas las cosas aguardaba algo nuevo que yo no veía porque mi mente estaba repleta de imágenes antiguas y mis ojos eran incapaces de volver a aprender. Había perdido lo viejo y todavía no había conquistado lo nuevo que se cerraba ante mí, pero que yo intuía. No sé por qué pero esta idea me llenó de una débil y tímida felicidad. Ya no me sentía tan mal como las semanas pasadas.
Me puse los zapatos y fui otra vez al establo. Bella se había echado y dormía. Su tibio y limpio vapor flotaba a su alrededor. La mansedumbre y la paciencia impregnaban su pesado y dormido cuerpo. La dejé tranquila y regresé a casa por la nieve. Lince, que había salido conmigo, surgió detrás de un arbusto y yo cerré la puerta tras él por dentro. Lince se subió al banco y apoyó su cabeza en mi rodilla. Le dije cosas cariñosas y vi que le hacían feliz. Después de las semanas pasadas de desaliento merecía toda mi atención. Él entendía que yo estaba de nuevo con él y que me podía alcanzar con sus ladridos, gemidos y zalamerías. Estaba muy satisfecho. Cansado, se durmió profundamente. Se sentía seguro porque su ser humano más querido había vuelto a él desde un mundo extraño al que él no le podía seguir. Eché mis cartas y ya no tenía miedo. Si la noche resultaba terrible o pacífica, yo la tomaría como viniera sin resistirme.
Hacia las diez aparté con cuidado a Lince, recogí los naipes y me metí en la cama. Estuve mucho tiempo tumbada en la oscuridad mirando el fulgor rojizo que el fogón echaba sobre el suelo oscuro. Mis pensamientos iban y venían en toda libertad y yo no sentía miedo. Las luces dejaron de danzar sobre las maderas y la cabeza me daba vueltas de tantos recuerdos. Ahora sabía lo que había sido un error y cómo lo podía haber evitado. Había alcanzado la sabiduría, pero llegaba demasiado tarde. De todos modos, aunque hubiera nacido sabia, poco hubiera podido hacer en un mundo insensato. Pensé en los muertos y sentí compasión, no porque estuvieran muertos sino por no haber hallado más alegría en la vida. Pensé en las personas que había conocido y las recordé con cariño, eran parte de mí hasta mi muerte. Si deseaba vivir en paz debía reservarles un lugar seguro en mi nueva vida. Me dormí y descendí a las profundidades de mis sueños, diferentes por completo a los de antes. No sentí temor, sólo una tristeza que me llenaba hasta rebosar. Me desperté cuando la gata saltó sobre mi cama en busca de calor. Quise extender la mano para acariciarla pero ya me había dormido, y dormí sin sueños hasta la mañana. Al despertar estaba cansada pero satisfecha, como si hubiera concluido un trabajo muy fatigoso."

Marlen Haushofer
El muro



"Podía matarme o intentar abrir un camino debajo del muro, lo que probablemente no sería más que otra forma de suicidio, más dificultosa. Y, naturalmente, podía quedarme donde estaba e intentar seguir viviendo."

Marlen Haushofer
El muro


“Sentí profundamente tener que reanudar mi camino, y andando me fui transformando otra vez en esa única criatura que no pertenecía al mundo del bosque, es decir, en un ser humano que pensaba cosas confusas, tronchaba las ramas con sus pesados zapatos y se dedicaba a la sangrienta actividad de la caza.”

Marlen Haushofer
El muro


"Soy extremadamente trabajador. Mi novela está completa en su primer borrador. Ya he completado cien páginas de la reescritura. En total habrá 360 páginas. Escribir me fatiga mucho y sufro de dolores de cabeza. Pero espero estar terminado a principios de mayo (debo permitir al menos cuatro semanas para la mecanografía) ... Y la casa debe seguir funcionando también. Todo eso es muy difícil para mí porque solo puedo concentrarme en una cosa y obligarme a ser versátil me pone extremadamente nerviosa. Tengo la sensación de estar escribiendo en el aire."

Marlen Haushofer










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