Nancy Huston

"Ciertamente, la religión judía también puede ser muy discriminatoria."

Nancy Huston




"Creo que estamos más determinados de lo que imaginamos. Nos gusta pensar que somos dueños de nuestras vidas, pero dudo de que sea realmente así."

Nancy Huston



"Cuando regreso a casa del colegio voy a mi habitación hace un calor de cuidado no soporto que haga tanto calor quiero explotar quiero que todo explote empiezo a dar vueltas por la habitación con los brazos extendidos igual que un avión que girase como loco diciendo: «rosh, rosh, rosh hashaná», y en esta actividad «Rosh» significa cabeza y «Hashaná» significa explota porque tengo la sensación de que la cabeza me va a explotar, no puedo entender las cosas y me está angustiando mucho.
Cenamos en silencio.
Vuelvo a mi cuarto y dibujo personas sin estómago luego sin cabeza luego sin brazos luego sin piernas; les pongo las piernas en el cuello y los brazos en el estómago, dibujo pechos sin cuerpo que vuelan por el aire y el ataléf de mi marca de nacimiento dice: «¡Guau! ¡Cuidado, Randall!», pero no me dice de qué debo tener cuidado y no sé a quién recurrir.
Sueño que papá se va y da portazos sin parar. La puerta golpea una y otra vez en mi sueño y entonces caigo en la cuenta de que nadie puede dar portazos tan rápido así que deben de ser disparos. Tanques. Bombas.
Me despierto por la mañana y voy a la cocina descalzo y veo algo que no había visto nunca, a mi padre llorando. Está hundido sobre el Herald Tribune encima de la mesa de la cocina y solloza ruidosamente. Ni siquiera me atrevo a preguntarle qué pasa pero cuando me acerco y me quedo a su lado me coge y se aferra a mí como si necesitara que lo protegiese cuando por lo general son los padres los que deben proteger a sus hijos, así que no sé qué hacer. Tiene la cara tan congestionada y los ojos tan enrojecidos que apenas lo reconozco: debe de llevar ya un buen rato sollozando."

Nancy Huston
Marcas de nacimiento



"El 2 de marzo de 1955, hay un nuevo cambio repentino: ¡el rey Sihanouk abdica! Designa a su padre para que lo suceda en el trono y él se echa a la arena como político. Inicialmente previstas para abril, las elecciones se aplazan hasta el 11 de septiembre. Los diferentes grupos de derecha se unen al Partido Monárquico de Sihanouk, mientras que la izquierda se agrupa alrededor del Partido Demócrata de Meas y Vannsak. Cuando a principios de verano está claro que las dos agrupaciones tienen un peso similar, Sihanouk se lo permite todo: presión policial sobre el Partido Demócrata, acoso a sus candidatos, amenazas a sus seguidores, prohibición de su periódico, arresto de su redactor jefe… Su brazo ejecutor es un tal Sam Sary.
Sary es una verdadera bestia. No un bandido con la crueldad refinada de los issaraks de Chantaraingsey, sino un tipo vulgar y sin escrúpulos, sediento de poder personal. Te resulta repelente, a tus camaradas también. Vuestra aversión se convierte en cólera cuando Sam Sary empieza a pagarle a unos rateros para que revienten los mítines del Partido Demócrata. Montados en carritos arrastrados por bicicletas, irrumpen en tromba como si fueran reyes del carnaval e impiden oír los discursos con un estrépito de gongs y tambores. ¿Qué hacer ante ese tipo de cosas? Vannsak y Meas están desconcertados. Por orden de Sam Sary, muchos candidatos provinciales del Partido Demócrata son detenidos y… desaparecen, lisa y llanamente.
Cuando al fin llega el día de las elecciones, un gran número de electores de izquierda se queda en casa. Los que van a votar son objeto de intimidaciones. Se falsifican los datos. Los raros vencedores demócratas son tumbados. Cuando el Partido Monárquico conquista su previsible y aplastante victoria se produce la desbandada: Keng Vannsak y Thiounn Mumm anuncian su decisión de abandonar la política y los vietnamitas aconsejan al Partido Comunista cooperar con Sihanouk.
Lo peor es que el mundo entero asiste a la farsa como si se tratara de un escrutinio democrático en toda regla. Desconfiado, escéptico, participando en ese juego sólo de mala gana, le das la espalda de una vez por todas al proceso electoral. Hay que hacer las cosas de otro modo. Sólo un detalle hace que no te incorpores inmediatamente a la guerrilla: la Reina de la Belleza. Le das vueltas a un plan para llevártela —⁠no, no, llevártela no, ella no aceptaría vivir contigo sin estar casados, para casarte entonces⁠— y huir con ella lejos de Phnom Penh y entonces reflexionar sobre el camino a seguir. El tiempo apremia, hay que partir sin demora.
A final de septiembre, te vales de un sirviente de Roeung para que lleve un mensaje a Maly. El hombre regresa unas horas más tarde, lívido, asustado. Le preguntas. Maly se ha negado a recibirlo, no ha podido entregarle el mensaje. Sin embargo, ha pasado el suficiente tiempo por los alrededores de la casa como para cruzarse con dos sirvientas de la muchacha.
Esperas, Sar. Inmóvil, impasible. Dentro de ti sientes cómo todo tu ser se crispa y se concentra preparándose para el golpe. Pero nada habría podido prepararte para la frase que sigue: la joven Soeung Son Maly no será tu mujer… porque acaba de prometerse con otro. Toda la casa está patas arriba con los preparativos de la boda, va a ser una fiesta monumental."

Nancy Huston
Labios de piedra


"La edad no me ha hecho pesimista, ya lo era de adolescente."

Nancy Huston



“Las mujeres deberíamos hacer algo más que llorar en el imaginario bélico.”

Nancy Huston



"Lo que nos enseñan del país, del linaje y demás no es real, sino ficción. Los hechos se han seleccionado y retocado cuidadosamente para conseguir un relato coherente y edificante. ¿Qué ha pasado con los inútiles, las putas, los mediocres, las fechorías, las masacres y las tonterías?
Todo relato histórico es ficticio en la medida en que sólo cuenta una parte de la historia. Sólo Dios podría contar toda la historia, pero, como Dios está fuera del tiempo, no sabe contar.
Hay que leer el edificante estudio sobre cómo se aborda en los manuales escolares de setenta países del mundo la historia del descubrimiento / conquista / invasión / colonización de América. No hay dos versiones iguales.
Eso no quiere decir que no se produjeran hechos concretos. Lo que quiere decir es que nos es imposible captar y relatar esos hechos sin interpretarlos.
Sin duda millones de habitantes de las Américas murieron a consecuencia de la llegada a sus territorios de varios miles de europeos. Sin duda millones de africanos fueron reducidos a la esclavitud. Pero los protagonistas de estas situaciones tenían la cabeza llena de ficciones para explicarse lo que les pasaba o para racionalizar lo que hacían. Los aztecas consideraban dioses a los españoles, los españoles pretendían ampliar el imperio de su rey o difundir la palabra de Cristo, los hombres de piel clara se creían amos por naturaleza de los hombres de piel oscura, etc.
Seis millones de judíos murieron realmente en los campos de concentración nazis, pero murieron a consecuencia de una mala ficción: la superioridad natural de la raza aria sobre las demás. Una vez muertos, pudieron reinsertarlos en otras ficciones malas, por ejemplo, la de una tierra sin pueblo y un pueblo sin tierra, o la del Regreso, fábula que da derecho a todos los judíos del mundo, también los conversos, los medio judíos, los falashas e incluso aquellos sin un solo antepasado que haya vivido en Palestina desde tiempo inmemorial ni haya oído la palabra Palestina, a trasladarse a Israel/Palestina e instalarse allí de forma permanente.
Los bonobos no enseñan a su prole: entre 1939 y 1945 intentaron exterminarnos, nunca lo olvidéis, y debido a aquella catástrofe tenemos derecho a vivir aquí; en 1948 nos expulsaron de nuestras tierras y se apoderaron de ellas, nunca lo olvidéis, merecen que los lancemos al mar.
El pasatiempo preferido de los seres humanos es barrer para su casa.
Es quizá en Jerusalén, cuyas identidades se yuxtaponen y se superponen hasta la locura, donde resulta más sencillo descubrir su carácter ficticio. Parece un inmenso juego de Monopoly o de Lego que los diferentes grupos han recibido sin instrucciones, y en el que cada quien se las ingenia para definir las reglas, lo que significan las piezas, el desarrollo «inexorable» de las partidas, la victoria y la derrota."

Nancy Huston
La especie fabuladora










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