Tessa Hadley

"Durante mucho tiempo luché por encontrar el material adecuado para la ficción, e intenté escribir historias sobre otras personas, los libros que yo creía que debía escribir. Luego, con el tiempo, comprendí que tenía que escribir sobre lo que tenía cerca, los universos que conocía. No se trata de una escritura autobiografía, sino de ficciones hechas a partir del tipo de vidas que mejor conocía: las que estaban cerca de mí. Algunas de las primeras frases buenas que escribí, en un primer relato corto, eran sobre una chica que empujaba a su bebé en un cochecito por una carretera muy transitada, cuando comenzaba a nevar. Esa chica no era yo, pero sabía cómo se sentía."

Tessa Hadley



"El hecho de que yo misma sea madre no me impide imaginar una vida diferente, todo tipo de vidas diferentes, todo tipo de felicidad y plenitud distintas."

Tessa Hadley


"Escuchaban música cuando sonó el teléfono. Eran las nueve de una noche de verano, habían terminado de cenar y Christine atendía con concentración, sentada sobre sus pies en la butaca; reconocía la música, pero no recordaba el nombre del compositor. Alex había elegido la pieza sin consultarla y Christine se negaba obstinadamente a preguntárselo: a Alex le gustaba demasiado saber lo que ella no sabía. Estaba echado en el sofá del ventanal con un libro abierto en la mano, sin leer, el libro caído sobre el pecho porque en realidad miraba el cielo. Su piso ocupaba la primera planta del edificio y la ventana de la sala daba a una calle amplia, flanqueada por plátanos. De pronto, unos periquitos pasaron volando desde el parque y la oscuridad purpúrea del haya roja llameó en el cielo turquesa, tragándose lo que quedaba de luz. En una rama, Christine vio el perfil de un mirlo con el pico abierto. Probablemente cantaba, pero la música grabada sofocaba sus trinos. Era el teléfono fijo. Christine tuvo que abstraerse de la música, levantarse y mirar a su alrededor para ver dónde habrían dejado el aparato la última vez; seguramente cerca, entre los montones de libros y papeles. ¿O en la cocina, con los platos sucios? Alex hizo oídos sordos, o sólo demostró percatarse de la molestia por un pequeño gesto de irritación en su cara, siempre con esa expresividad líquida, exótica, porque tenía unos ojos oscuros y perfilados como si estuvieran pintados. El efecto era más notable con los años a medida que su cabello, antes cobrizo, perdía color y luminosidad. Probablemente sería su madre, y no la de Alex; o quizá fuese su hija Isobel, y Christine quería hablar con ella. Abandonó la idea de encontrar el teléfono y, sin molestarse en ponerse sus alpargatas, corrió descalza escalera arriba, subiendo los peldaños de dos en dos –aún podía hacerlo– para responder desde el supletorio de su habitación. En la sala de abajo, la música –Schubert, o algo así– siguió sin ella, y mientras se desplomaba sobre un lado de la cama y respondía jadeante, oyó una vertiginosa sucesión de notas descendentes."

Tessa Hadley
Lo que queda de luz


"Hay mucho drama y material extraordinario en vidas bastante ordinarias, creo en ello apasionadamente. No creo que las aventuras en el exterior, con subidas y bajadas locas, y acontecimientos violentos sean más verdaderas que la violencia pequeña y cotidiana u opresión íntima y erupciones extraordinariamente silenciosas que le ocurren a la gente, me parece que esas son las grandes historias del mundo."

Tessa Hadley



“La pregunta que se hace cualquiera es cuál es el precio a pagar por seguir nuestras pasiones.”

Tessa Hadley



"Las revoluciones no implican un mundo mejor, pero, si ves más allá, fue un gran cambio que están disfrutando las mujeres de hoy, las mujeres de los 60 y 70 solo sentaron las bases. Debías ser ama de casa, esposa y, también, debías ser sexy y eso era una presión extra."

Tessa Hadley


“Me interesan las mujeres fuertes que se construyen a través de un hombre.”

Tessa Hadley



"Para crear una historia para una novela, hay que poner las cosas patas arriba, de una manera u otra. Las ficciones crecen en torno a las grietas y fracturas de nuestras vidas, las insatisfacciones y las ansias insatisfechas. Y, de todos modos, creo que quizás nuestras experiencias más intensas nos cuestan algo, incluida la maternidad. Nada de lo que merece la pena viene fácil o sin provocar ciertas fricciones."

Tessa Hadley








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