A. L. Kennedy

"Alfred ha retomado su hábito de caminar a lo largo del perímetro. No era un ejercicio demasiado vigoroso, pero le hacía sentirse más útil. No es que los circuitos tuvieran algo especial, salvo el recuerdo de Krigie trabajando para endurecer sus pies, dispuesto para la marcha, para correr o para cualquier fatalidad que se pudiera presentar. Necesitabas sentir tu mente en continuo movimiento.
Tenía el calzado adecuado. Lo cuidaba con esmero. Las mantenía en perfectas condiciones para recorrer grandes distancias y sabe Dios que no lo pensaba demasiado.
Cada día que recorría el lugar, crecía el sentimiento con mayor fuerza, atravesando huertos espesos y abundantes, solitarias cabañas, jarras llenas de flores silvestres y pilas de libros.
No podía poner los libros en la ventana. La luz del sol los estropeaba y la humedad los deformaba. Idiotas.
El tour matinal le llevó una tranquila muchedumbre, principalmente gente de cine, que se acurrucaba lejos de la valla y se mostraba enormemente interesada en algo. Una vez se acercó para ver y se dio cuenta de que en realidad no quería -ellos estaban viendo excavar un túnel."

Alison Louise Kennedy
Día




"La primera noche a bordo Beth soñó con los números. Se contorneó en la cama, sueltos sus rizos sobre el lecho, tratando de no despertar a Derek.
¿Qué puedo hacer? Le molestaría.
Siento mucho frío. Necesito un lugar más templado.
No realmente.
Él necesita descansar.
No necesita saber que algo va mal con respecto a mí, y no lo sabrá porque yo soy la única que tiene la certeza, pero es mi secreto.
Y de Arthur.
No, sólo mío. He dejado que suceda y por tanto me pertenece.
Solía compartirlo, pero ahora ya no.
Solía...dar largos paseos por la calle sin mostrar nada de mí, respetable -enervada y violenta interiormente- Todo me lo recordaba. No podía predecir si de nuevo me sentiría conmocionada por Arthur o cuándo. Me sentía como si caminara a su lado, como la lluvia -sus tenaces manos presionando mis hombros- o la forma de sus dedos -confidentes, expresivos- Trataba de ser fuerte y no preocuparme de lo que pudiera sobrevenirme con él. Sonreía porque no podía contarlo, pero no podía evitar pensar. Aquí estoy yo y él me cubre y me protege y nadie lo sabe.
Él se aferra a un objetivo fijo.
Como el humo.
Como el agua.
Como su olor.
Él no usa perfume, su olor es neutral. Pero siempre siento que allí donde ha estado huele delicado."

A. L. Kennedy
El libro azul 

















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