Arnaldur Indriðason

"A Erlendur le empezó a sonar el móvil cuando bajaba del coche de Egill. Era Guðný, la intérprete, que había vuelto a casa de Sunee. Erlendur le había pedido que estuviera a disposición de Sunee día y noche, y que le llamara si pasaba algo. Niran se había despertado tras una noche muy difícil. Su estado no había cambiado. No quería habar con nadie. Sunee exigía que le dejaran paz. No quería verle rodeado de psicólogos. No quería más visitas ni que hubiera policías entrando y saliendo de la casa todo el rato. Erlendur dijo que se pasaría a verles, y concluyeron la conversación.
Cuando Erlendur volvió a entrar en la escuela, Elínborg y Sigurður Óli seguían recogiendo información sobre Elías entre sus compañeros de clase. Estuvo un rato viendo el desarrollo de las entrevistas. Los chicos se quejaban de toda clase de afrentas, aunque ninguna estaba directamente relacionada con Elías. Alguien se había metido con dos de las chicas, a alguien no le dejaron jugar al fútbol, alguien le había tirado una gran bola de nieve a un chico, le dio en el muslo y el chico se echó a llorar, pero no era Elías. Sigurður Óli se acercó a Erlendur y le indicó que tardarían todo el día en acabar. Afectados y asustados por lo que le había pasado a Elías, algunos de los niños lloraban.
Erlendur llamó al comisario de Estupefacientes y le pidió que comprobase los casos de tráfico de drogas que se hubieran producido en el barrio y que pudieran estar vinculados con el colegio.
El director del colegio iba despeinado y con la ropa desaliñada, y daba la sensación de no haber dormido bien esa noche. Delante de su despacho esperaban los representantes de la iglesia, de la asociación de padres y madres de alumnos y un portavoz de la policía, que ese mediodía se dirigirían a los niños. Todos se apiñaban alrededor del director, que parecía completamente superado por las circunstancias. Era como si aquello le quedara demasiado grande. Apareció su secretaria y le dijo que tenía una llamada urgente a la que tenía que responder, pero él se negó a atenderla haciendo un gesto negativo con la mano. Erlendur miró el grupo de gente y volvió hacia atrás. Siguió a la secretaria y esta le dijo dónde podía encontrar a la tutora de Niran."

Arnaldur Indridason
Invierno ártico


"El joven apodado «señor catedrático» durante la construcción de la carretera en el norte no se encontraba en casa cuando Flóvent y Thorson llegaron en coche a su domicilio, una ratonera metida en un sótano de la calle Öldugata. Habían regresado rápidamente por Suðurnesjavegur tras su encuentro con el jefe de obra con el nombre del muchacho en el bolsillo. El antiguo jefe de obra les contó que el joven tenía pensado ir a la universidad, así que se dirigieron directamente al nuevo edificio universitario de la barriada de Melarnir. Allí descubrieron que estaba matriculado en estudios nórdicos y cursaba segundo de carrera. Consultaron sus horarios y concluyeron que probablemente habría salido ya de clase. No tardaron mucho en conseguir su dirección.
La tarde avanzaba sobre ellos. Flóvent y Thorson estaban sentados en el interior del coche, a poca distancia del sótano, y observaban a la gente que pasaba por Öldugata. El estudiante se hizo esperar, y ellos aprovecharon ese tiempo para hablar con los vecinos del edificio, pero estos poco pudieron contarles sobre él. Vivía en el sótano desde las últimas navidades y no causaba ningún jaleo ni alboroto, todo lo contrario. Parecía tranquilo, cordial en el trato diario y apacible en todos los aspectos. No, en general, no creían que anduviera mucho de ligoteo o que se viera con chicas. Seguramente no tenía tiempo para esas cosas. Estaba centrado sobre todo en su carrera, aunque sí se sabía al menos otra afición al margen de los estudios: la ornitología. En ocasiones lo veían salir pertrechado de unos buenos prismáticos que llevaba colgados por una correa de cuero y sabían que recorría la península de Seltjarnarnes y otras zonas para observar la avifauna.
Flóvent empezaba a sospechar que el joven tardaría mucho en llegar a casa y ya estaba pergeñando otras maneras de dar con él. La calefacción del coche era infame, la tarde refrescaba y comenzaban a sentir hambre y frío allí sentados. Poca gente caminaba por la calle a aquella hora del día, todos estaban en sus casas sentados a la mesa, cenando. Flóvent recordó a su padre, que siempre lo esperaba en casa para comer por mucho que él insistiera en que no lo hiciera. Se lo imaginó dormitando sobre el banco de la cocina, cansado tras una larga jornada de trabajo en el puerto."

Arnaldur Indridason
Pasaje de las sombras



"El pasado nos acompaña siempre y lo que ocurre en el pasado ejerce una gran influencia en el presente. La mayoría de nosotros no quiere vivir en el pasado, pero mi policía, Erlendur, sí que vive allí en gran medida. La Historia desempeña un papel fundamental en Islandia, pero lo que a mí me gusta explorar es la conexión entre dos períodos de tiempo, el pasado y el presente, e investigar el concepto de tiempo, es decir, qué es el tiempo, cómo funciona, quiénes somos nosotros en un momento determinado y en otro. Éstas son las cuestiones a las que a Erlendur le gusta dar vueltas y más vueltas obsesivamente."

Arnaldur Indriðason



"En mi opinión, los islandeses han demostrado en los dos últimos años que tienen una capacidad enorme de criticarse a sí mismos, pero a mí me parece que más importante que el escenario o que la sociedad son los personajes. No importa dónde se desarrolla la historia, sino que los personajes sean creíbles. Por supuesto, Islandia es para mí un escenario magnífico, pero todos mis argumentos se mueven mucho más a impulsos de los personajes y a mí, personalmente, me gusta echar el resto en la caracterización [de los personajes] para que todo lo demás pueda encajar en su lugar."

Arnaldur Indriðason



"Escribo novelas negras que tienen lugar en la actualidad pero busco en las fuentes de las sagas. Están escritas de una manera muy directa, con una lengua cuidada y concisa, sin retórica innecesaria, llegan rápidamente al núcleo del asunto, las guía la acción y dejan de un lado cualquier tontería innecesaria. Es lo que intento hacer en mis novelas."

Arnaldur Indriðason


"Hay muchos modelos de familia, y gozan de buena salud. La familia es la unidad básica, aunque decirlo así pueda parecer reaccionario. Por eso escribo sobre la familia. Mis libros tienen algún mensaje es: cuidad de los niños. Que no sufran por los errores de los mayores."

Arnaldur Indriðason



"Intento mantener un estilo sencillo y claro y libre de complicaciones. Aprendí de las sagas islandesas que se escribieron durante la Edad Media a no alargar innecesariamente el texto, sino limitarme a decir lo imprescindible y seguir con la narración."

Arnaldur Indriðason




"Karen no conseguía encontrar la casa. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que estuvo allí, casi cuatro años. María le había proporcionado indicaciones precisas por si acaso, pero, a decir verdad, le habían entrado por un oído y le habían salido por el otro, porque estaba segura de recordar el camino.
Salió de Reikiavik, en su coche, cuando estaban a punto de dar las nueve, en medio de una oscuridad total y absoluta. Pasó por el páramo de Mosfellsheiði, donde apenas había tráfico rodado. Unos pocos faros se cruzaron con ella camino de la capital. Solo había otro vehículo circulando hacia el este, y siguió a sus pilotos traseros rojos, feliz de tener compañía. No le gustaba nada conducir en la oscuridad y habría adelantado la salida de haber tenido la menor opción de hacerlo. Era responsable de relaciones públicas en un gran banco, y las reuniones y las llamadas telefónicas no acababan nunca.
Sabía que tenía Grímannsfell a la derecha, aunque no pudiera ver la montaña, y Skálafell a la izquierda. Dejó atrás el desvío de Vindáshlíð, donde, de niña, había pasado dos semanas de veraneo. Siguió los pilotos rojos en un cómodo viaje hasta dejar atrás el malpaís de Kerlingarhraun. Allí se separaron. Las luces rojas aumentaron la velocidad y desaparecieron en la oscuridad. Pensó que quizás iría hacia Uxahryggir y luego al norte, hacia Kaldidalur. Había recorrido muchas veces ese camino y le encantaba ir por allí, salir al valle de Lundarreykjadalur y bajar luego hacia el Borgarfjörður. Revivió el recuerdo de un hermoso día de verano en el lago Sandkluftavatn.
Torció a la derecha y se adentró en la oscuridad de Þingvellir. La resultaba difícil orientarse en la geografía de la zona en medio de la oscuridad más absoluta. ¿Debería haber torcido ya? ¿Era aquella la desviación que llevaba al lago? ¿O acaso era la siguiente? ¿Se había pasado?
Terminó dos veces en callejones sin salida y tuvo que dar la vuelta. Era jueves por la noche, y prácticamente todos los bungalós estaban vacíos. Llevaba provisiones y libros para leer, y además María le dijo que hacía poco habían instalado televisión en la casa. Pero sobre todo pensaba dedicarse a dormir y descansar. El banco parecía un manicomio después del reciente intento de absorción. Ella ya no comprendía los enfrentamientos entre los grupos de grandes accionistas que establecían alianzas contra otros grupos. Se publicaban informes para la prensa cada dos horas, y las cosas no mejoraron, sino todo lo contrario, cuando se supo que se había acordado una indemnización por despido por un monto de cien millones de coronas con un director a quien uno de los grupos quería quitarse de en medio. La dirección del banco había conseguido granjearse las iras del público y Karen era la encargada de aliviar un poco las tiranteces provocadas. Así habían estado las cosas durante las pasadas semanas, y ya estaba harta cuando se le ocurrió la posibilidad de salir de la ciudad. María le había ofrecido muchas veces su casita de verano para que fuera a pasar unos días, así que decidió telefonearla. «Faltaría más», dijo María.
Karen circuló despacio por un camino bastante primitivo que atravesaba los arbustos bajos, hasta que los faros del coche iluminaron el bungaló, abajo, junto al lago. María le dio las llaves y le contó también dónde guardaban la de repuesto. A veces venía bien tener una llave de repuesto escondida en algún sitio cerca de la casa.
Esperaba con ilusión despertar al día siguiente entre los colores otoñales de Þingvellir. Desde donde alcanzaba su memoria se promocionaban rutas especiales para disfrutar los colores otoñales del parque nacional, pues apenas había lugar alguno donde fueran más bellos que allí, junto al lago, donde los tonos anaranjados y rojizos de la moribunda vegetación se extendían hasta donde alcanzaba la vista.
Comenzó sacando el equipaje del coche y poniéndolo junto a la puerta, en la plataforma del porche. Metió la llave en la cerradura, abrió y buscó la llave de la luz con la mano. Se encendió una luz en el pasillo de la cocina, metió su pequeña bolsa de viaje y la colocó en el dormitorio principal. Se extrañó de que la cama no estuviera hecha. Aquello no era propio de María. Había una toalla en el suelo del cuarto de baño. Cuando encendió la luz de la cocina notó una especie de presencia extraña. No le tenía miedo a la oscuridad, pero de repente la invadió una sensación de malestar en todo el cuerpo. El salón estaba a oscuras. Desde él se disfrutaba de una espléndida vista del lago Þingvallavatn."

Arnaldur Indriðason
Hipotermia



"La gente está interesada en Islandia, esa remota isla del Atlántico norte, tan poco poblada, que puede ofrecer tantas cosas interesantes, sobre todo en cuanto a literatura."

Arnaldur Indriðason


"La gente nunca debería pagar las deudas creadas por los banqueros."

Arnaldur Indriðason



"Lo más interesante es mirar hacia el interior de las personas. En mis novelas mandan los personajes, porque los lectores islandeses exigen verosimilitud, y no se creeerían que en una novela negra islandesa hubiese tiroteos y persecuciones en coche. Se reirían. Eso nos pone a prueba como autores, nos hace mejores autores, nos obliga a escribir sobre la vida interior de las personas."

Arnaldur Indriðason


"Los escritores islandeses menospreciaban el noir por considerarlo un género inferior. Y en un país con poca criminalidad tampoco resultaba muy creíble."

Arnaldur Indriðason



"Los personajes son más importantes que las tramas. Me da igual que el lector descubra en la página 25 quién es el asesino."

Arnaldur Indriðason



"No hay casi nada de interesante en la felicidad. Si Erlendur fuera un hombre felizmente casado, con cuatro hijos estupendos, una mujer estupenda, una bonita casa y dos coches en el garaje, yo no sabría qué escribir sobre él . No sabría nada de él en absoluto. En fin, la cuestión está en escribir sobre cosas interesantes, sobre aquello que nos hace sufrir, o compadecernos de los demás, o llorar, o escuchar canciones tristes, sobre lo que nos lleva a querer ayudar a los demás."

Arnaldur Indriðason


"Para mí, la caracterización siempre ha sido muy importante en todos mis libros: es el fundamento del arte de narrar una historia. Opino que, si no te importan las personas de la historia que quieres contar, entonces no vale la pena contarla."

Arnaldur Indriðason



"Pocas palabras, pocas frases, pensamiento nítido, libre de palabrería y divagaciones."

Arnaldur Indriðason



"Se nos podría definir (a los islandeses) más bien como un pueblo literario, porque escribimos mucho y leemos mucho. Y mantenemos la gran herencia medieval de las sagas."

Arnaldur Indriðason







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