Drago Štambuk

BANCOS DE MADERA DE VIA MORGAGNI
(Drvene klupe iz Via Morgagni*)

La sombra de los pinos se arrastra en el hueso,
vuela alrededor de los oídos y se posa
en la manzanilla.

El azul sigue la orilla del sendero,
me toca por el lado con libros en los brazos.

Distinguí títulos italianos,
lo que alcancé era el nombre de Cromwell*
y el brillo de la juventud florecientee.

Ay, qué pronto destrozarán los años inmisericordes
las coronas de flores perfumadas.

La calle de anatomistas embellece
la historia de la ciencia médica.

Aquí mis antiguos venían,
sedientos de mundo y de verdades dudosas.

Quizá la tez de los jóvenes
al frente de Instituto Embriológico
agita sangre croata,
de algún maestro de ojos azules
al otro lado de Adriático.

O querido mar, hermoso
como el joven que lee a Cromwell.

                            Padua, temprano en la mañana, 16 de julio de 1986

* Via Morgagni - calle en Padova la cual lleva el nombre del conocido patólogo y anatomista italiano, G.B. Morgagni (1682-1771)
* Thomas Cromwell (alrededor de 1485-1540) - hombre de estado de Inglaterra, en servicio de Enrique VIII

Drago Štambuk




CROATIAM AETERNAM

La virgen con los niños habla croata
y cierra la puerta del fin de los tiempos.
Quien entra último
se arrimará, en un vivo árbol,
con las manos separará el trueno del rayo,
descubrirá los elementos
y entenderá las despedidas humanas.

Ser elegido en la cola del tiempo,
mientras se apaguen los pueblos y las estrellas,
es la gracia más grande que ser el primogénito.
Antes hablábamos de los signos previos,
ahora todo indica
el momento decisivo de las desinencias..

¿Quién podía presentir alguna vez
que la Virgen es el tope de nuestro destino?
Nieve indestructible
revelación de las intenciones de la historia.
Reina de las islas y de la tierra firme, stella
maris, brillante sobre las naves lentas.

Oh, corrientes ágiles adriáticas,
mécenme, introdúzcanme suavemente
debajo del ala lunar del olvido.
Recúbranme con besos tímidos
mientras la luz desciende
de las estrellas croatas.

Drago Štambuk



Somos la lengua de Dios
y los ojos de Él.
Oído, tacto,
todos los sentidos Suyos.

Drago Štambuk




SPALATUM 

Un rayo quebrado se hunde en lo verde
y aquella ciudad firme e irreal que permanece
en la lejana costa, funde el ligamento de la memoria
y cae en los sótanos oscuros aún más profundamente.
Se borran los números de los años felices,
y el dolor, y la ternura, todo cabe en la mano,
con algunos nombres, con alguna plaza y el hedor del puerto. 

Fantasmagórica Capitanía de color amarillo oscuro,
flota cansada en el espacio de los tiempos.
Yo, minúsculo, como si nunca hubiese estado allí,
perdido entre las palmas viejas, de espaldas al palacio oscuro,
presintiendo todos los desastres posibles y las muertes delicadas. 

¿A al frente, Dios mío, estuvo el mar?

Drago Štambuk



Tan sólo el fuego descubrió el oro.
En la ceniza brilla, está en cuclillas,
una compañía de callados defensores de la patria.
Se funden las costumbres,
la carne se pudre en el discurso de las matanzas.

Drago Štambuk













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