Eduardo Ladislao Holmberg

“Amigo, págueme con veinte centavos, así no podrá decirse que yo atiendo gratis a la gente…” 

Eduardo Ladislao Holmberg



“Comienza a alborear en la República Argentina la era científica.
Estimables naturalistas extranjeros, algunos de ellos eminentes, han estudiado y estudian una parte de sus ricas comarcas.
Millares de especies halladas en ellas figuran en los distintos repertorios, y millares de otras esperan figurar.
Pero hay un nuevo elemento que entra en acción, y entra con confianza, porque tiene conciencia de las responsabilidades que envuelve la tarea científica: es el elemento nacional, el elemento joven, que viene a luchar con el cerebro en la misma tierra en que sus padres lucharon con la espada o con la pluma flamígera para consolidar independencia, libertad y autonomía de nación y de pueblo.
No importa el éxito. En ciencias obtiene más éxitos el que descubre más verdades o verdades de mayor importancia.”

Eduardo Ladislao Holmberg
Nota preliminar a su “Viajes a las sierras del Tandil y de la Tinta”, escritas en 1883 y publicadas en el libro Excursiones Bonaerenses, comentado por Juan Carlos Chebez y Bárbara Gasparri.



“La proximidad del Río de la Plata, con su vegetación natural y esas frondosas quintas, contribuían al desarrollo de una riquísima fauna, en que solo las aves se hallaban representadas por más de doscientas especies.”

Eduardo Ladislao Holmberg




"No conocí á mi padre, y, siendo muy niño, perdí á mi madre. Me educaron con severidad, y, cuando hube terminado mis estudios, viajé por Europa y me detuve con predilección en Alemania, donde practiqué el idioma, que llegué á dominar, lo que me permitió adquirir un conocimiento relativamente profundo de su literatura extraordinaria. Goethe, Schiller, Hoffmann y Heine reinaron en mi espíritu, y la imaginación serena del estudiante inglés penetró en los mundos encantados de la fantasía germánica.
Volví a Inglaterra.
Me llamaba un afecto juvenil que no habían hecho palidecer los estudios ni los viajes. A mi vuelta, Nelly me esperaba con los brazos abiertos, y en sus grandes ojos leí su amor. Acababa de cumplir ella diez y ocho años, y pronto se formó entre nosotros el nudo de un compromiso formal. Yo había saludado ya mis veintitrés, y mi posición era desahogada. Pensé casarme. Pero una circunstancia imprevista me obligó á suspender momentáneamente tales proyectos. Yo tenía un protector desconocido, una persona que no he visto jamás, y cuyos consejos, seguidos por inclinación y sin violencia, me llevaron siempre como de la mano hasta obtener el éxito en todas mis empresas.
Por indicación suya entré en la carrera diplomática, cuyo acceso me fue facilitado con buenas recomendaciones. Quince días después del ingreso, debí partir con un Ministro á Constantinopla en calidad de agregado. Nelly lloró mucho, y entonces tuve oportunidad de conocer que su sensibilidad era extrema. Su índole telepática causaba asombro, y muchos médicos distinguidos se empeñaron en que la familia les permitiera examinarla y someterla á prueba.
Por mi parte, no atribuía grande importancia á esa clase especial de sensibilidad, y me bastaba que supiera comprenderme y expresarme su afecto con una dulzura y una profundidad que más contribuían á idealizar mi pasión que á vincularla con las realidades de la vida."

Eduardo Ladislao Holmberg
Nelly


“Un Jardín Zoológico no es un lujo, ni es una ostentación vanidosa y superflua; es un complemento amable y severo de las leyes nacionales relativas a instrucción pública. El Jardín Zoológico, tal como el Director lo comprende no es solamente una exhibición de animales, debe ser algo más, y la prueba de ello consta en este primer número de la REVISTA, donde se dará noticias de lo que al Jardín Zoológico se refiere, pero que admitirá siempre el tributo de aquellos que en su corazón levantaron un altar a las Ciencias Naturales.”

Eduardo Ladislao Holmberg



 “Vea, cuando encuentre a un necesitado, déle lo que usted creía que yo le iba a cobrar, y así quedaremos a mano.”

Eduardo Ladislao Holmberg















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