Federico Jeanmaire

"El viaje es tranquilo: mi hermano y mi padre adelante, mi madre y yo detrás. Tranquilo hasta que entramos al Gran Buenos Aires. Ahí nos sorprende un piquete que corta la ruta reclamando por una fuente de trabajo que acaba de cerrarse. La realidad nos sorprende. Aquella misma realidad que mi padre había pretendido cancelar una semana antes mientras charlaba con su amigo del alma, el comodoro. Entonces tenemos que desviarnos, nos perdemos, tardamos mucho tiempo, y el hombre empieza a hundirse en el asiento del acompañante. En otro momento, en cualquier otro momento de su vida, hubiera argumentado una solución muy rápida del asunto del piquete, una solución con policías o con militares que en un par de minutos despejaran la ruta, pero esta vez no, esta vez no dice nada, como si al no decir nada la fábrica no hubiera cerrado y el piquete no existiera. Tiene un color horrible: amarillo pálido o mejor amarillo sobre un fondo blanco que sólo se percibe a través de sus labios flacos. Por suerte, mi hermano encuentra un atajo sobre el pavimento, quizás recordando aquel primordial viaje en volkswagen que partía pueblos en dos pedazos, y al cabo de un rato retomamos la autopista, la modernidad sin incómodos obstáculos humanos.
Cuando llegamos a la clínica ya no está tan mal. Hay que esperar algunos minutos para que le pongan en condiciones la habitación que le han asignado y entonces aprovecha para tomarse un café con leche en el bar. Después subimos, llega su médico, le miente que lo que tiene es una terrible intoxicación de talidomida, que tendrán que suspender el experimento por algunos días, los días que sean necesarios para que su organismo se recupere; que en una semana, según sus cálculos, o tal vez un poco más, ya tendría que estar bien, desintoxicado por completo, y que en ese momento habrá que decidir los pasos a seguir, que descanse mucho y que se quede tranquilo, que ahí lo van a saber cuidar muy bien.
Cuando salimos al pasillo, el médico nos cuenta en voz baja la verdad: que ya no queda nada por hacer, que el hígado está completamente tomado, que el cálculo que ha hecho de una semana es el cálculo de lo que aproximadamente le resta de vida, que sólo le van a poder dar insulina cuando la necesite y calmantes cuando los pida él, que va a dormitar casi todo el día pero que por favor nos quedemos tranquilos, que mi padre no va a sufrir sino hasta último momento y que ahí, entonces, habrá que dormirlo con morfina, dormirlo por completo, que de otra manera no podrá resistir despierto tanto dolor."

Federico Jeanmaire
Papá


“La vejez está muy cerca de la muerte y a nadie le gusta ser viejo.”

Federico Jeanmaire



"Para mí el éxito de un escritor es tener ganas de seguir escribiendo. Yo tengo ganas de seguir escribiendo."

Federico Jeanmaire



"Siéntese sobre la tapa del inodoro. Si quiere. No vaya a creer que lo estoy obligando. Se me ocurre, más bien, que puede estar más cómodo sentado sobre la tapa del inodoro. Yo también me traje una silla y la puse cerca de la puerta. Le voy a contar algo.
No refunfuñe. Le va a hacer mal ponerse así y, además, no va a ganar nada. Hasta le puede llegar a subir la presión. Se lo juro. A mí me ha pasado. Algo. Le voy a contar algo que tengo muchas ganas de contarle.
Por favor. Sea bueno. Cállese de una vez, cálmese, deje de golpear la puerta como un tonto y escuche quietito que no le va a venir nada mal escucharme. Le conviene, yo sé lo que le digo.
Siempre se aprende de los viejos. Claro que a ustedes, me refiero a los jóvenes, les parece que no, que no se puede aprender de una vieja tan vieja como yo. Noventa y tres años, tengo. Para noventa y cuatro. Mucho, ¿no? Da la impresión, no se lo voy a negar, pero la verdad es que se pasa rapidísimo; una casi ni alcanza a darse cuenta de que está viva y ya tiene que morirse. Aunque usted no me crea, está en todo su derecho. Sin embargo, le repito que el tiempo vuela, que pasa volando, como dice la gente. Y una ni se entera. A una le parece que todo ocurrió ayer o un rato antes de ayer. Pero no lo quiero entretener con estas cuestiones: si usted me deja, yo le cuento lo que quiero contarle sobre mi madre y listo, ya está, le prometo que no lo molesto más. Sí, sobre mi madre."

Federico Jeanmaire
Más liviano que el aire










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