Ferenc Kazinczy

"Deberías haberte alejado de mi infausta presencia, incluso aunque el ferviente anhelo de tu juvenil corazón te impeliera a cruzar el dintel de mi puerta y apoderarte de súbito de una silla ubicada al lado de la pared. Lucías un níveo vestido, adornado tu talle con dos espléndidas falbalás y coronados tus hombros con una bufanda de color cereza. Pensaba en lo afortunados que debían sentirse tus padres, ante su hija cuyo negro y lacio cabello bifurcaba la serena frente en dos partes, dispuestas con inteligente cuidado y esmero. ¿Y qué decir de la fisonomía de tus oídos? Parecían claramente bosquejados en el lienzo de algún pintor, salvaguardando la excelsitud del más hermoso de los cabellos. Mi vista abarcó luego tus sedosas manos, cuando asiste la silla que te serviría de inmaculado asiento, de espacio volátil que acogiera tus propios deseos, asomando apenas subrepticiamente la lindeza de tu siniestra pantorrilla sobre el horizonte enarbolado por aquel tresillo, que ni la más férrea de las pinturas podría retratar. Llegó el momento de que mi vista ascendiera de nuevo hacia una límpida cima que colmara de tranquilidad y paz mi alma. "

Ferenc Kazinczy
Cartas transilvanas


"Se decide que me case (...) Pero ¿con quién? ¿Dónde? ¿Cómo? No podía descansar. Más tarde un pensamiento voló por mi cabeza si tan sólo pudiera encontrarme a alguien en quien al menos la mitad de tanta cultura, madura El alma y la bondad son como en Sophie . No me atrevía a soñar con Sophie . (...) Sin embargo, como quería sacar de mi mente los recuerdos de Sophie , más obstinadamente se me quedaba el pensamiento."

Ferenc Kazinczy


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