Gyula Juhász

Ana eterna

Los años vinieron, pasaron, tú desapareciste
poco a poco de mis recuerdos, se apagó
tu rostro en mi corazón, se borró
el arco de tus hombros, fluyó
tu voz y no fuí tras de tí
en el bosque cada vez más profundo de la vida.
Hoy ya pronuncio tranquilo tu nombre,
hoy ya no tiemblo ante tu mirada,
hoy ya sé que eras una entre muchas,
que la juventud es locura, aún así,
no creas, corazón, que fue en vano,
y que todo pasó, !no lo creas!,
porque vives dentro, en todas mis corbatas
mal atadas, en cada palabra equivocada,
y en cada saludo perdido
y en cada carta rasgada
y en toda mi vida errada
vives y reinas eternamente. Amén.

Gyula Juhász


Belleza

No recuerdo el color de tu pelo, sólo sé
que flota hermoso al comienzo del estío. No
recuerdo tus ojos, sin embargo el cielo
azul se precipita de repente al caer septiembre.
Quizás he olvidado incluso la primavera
de tu voz en el cielo de la distancia.

Gyula Juhász



Silencio del Tisza

La noche, araña grande y parda, teje una red,
No se mueven los barcos del Tisza.

En uno, a lo lejos, suena un acordeón,
Un grillo responde, silencioso, en algún lugar.

Por el llano del cielo deambula la luna:
Argénteos son los barcos del Tisza.

Las granjas del cielo encienden su fuego,
Escuchan calladas el acordeón.

Yo en la orilla, sólo, conmigo mismo,
Barcos del Tisza, ¡mudos amigos!

Hoy las distancias atrayentes no llaman,
Hoy atracamos en el hogar, ¡soñadores!

Gyula Juhász










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