Manuel Iglesias Ramírez

“Cuando se produjo la unificación de las juventudes socialista y comunistas, no me quise unificar, seguí siendo simplemente socialista. Fui  tachado de socialfascista y besteirista, pese a haber militado, dentro de la F.U.E., en el B.E.O.R. (Bloque Estudiantil de Oposición Revolucionaria) que dirigían Fernando Claudín y Manolo Tagüeña ambos separados del Partido Comunista.”

Manuel Iglesias Ramírez


"El monstruo seguía avanzando. En su lucha contra liberales y demócratas del viejo continente sólo había encontrado como valladar y dique a sus legítimas aspiraciones, la ayuda de los vencidos en las luchas contra él. Esto, que parece paradójico, es una verdad incontrovertible; proclamada por Ortega y Gasset en su magnífico artículo «Sobre el fascismo–Sine ira et studio». Es una abstracción –dice Ortega– hablar de la fuerza de un Ejército. La fuerza de un ejército depende de la del otro, y uno de sus ingredientes es la debilidad del enemigo. Y así ocurrió. Frente a la acción destructora, solapada y cruel del monstruo, sólo se levantó la inacción de liberales y demócratas. Hasta que la bestia tendió uno de sus tentáculos hacia España.
España que inició la contrarreforma. España que parió un mundo nuevo. España que creó la palabra «liberal» y que derrotó a Napoleón, era algo superior y distinto a toda la Europa occidental, decrépita y en ruinas.
Y una calurosa mañana de julio un grupo de jóvenes desarrapados y sucios, empuñaron unos viejos fusiles –tan viejos como la adarga y el lanzón del símbolo de la raza, Alonso Quijano el Bueno– y en las crestas de Guadarrama, en las calles de Madrid y Barcelona, en los llanos extremeños y en el barrio trianero de Sevilla –filigrana de oro viejo en la forja del negro diamante del Sindicato del Puerto– iniciaron la terrible lucha, el inconmensurable encuentro, el choque apocalíptico.
Los campos se cuajaron de rojas amapolas –sangre del pueblo eterno– y de negros cuajarones del gigantesco sapo. La lucha sin igual y fantástica sigue a los dos años de comenzada. Pero la aurora blanca que delicadamente arrastra a las verdes estrellas, se aproxima.
Hermanos atended. Escuchad amigos. La batalla va a llegar a su fin. El monstruo morderá el polvo de coraje y de impotencia. Y la estrella roja, la que fue daga deshaciendo arterias, se envolverá en el opal cobalto de la tarde morena de España. Luego, por nuestros muertos, un duelo de trabajos. Yunques sonad, enmudeced campanas."

Manuel Iglesias Ramírez
Memorias de Úbeda


“En la sentencia contra mí dictada se dice que soy un marxista ortodoxo desde mis más tiernos años. Lo que tampoco es cierto, porque yo soy, desde los 16 años, un socialista humanista, en la línea de los Pablo Iglesias, Jaime Vera, Fernando de los Ríos, Besteiro y todos aquellos hombres trabajadores que desde Llaneza a Saborit, pasando por Trifón Gómez y Lucio Martínez, siguieron las normas éticas del P.S.O.E.”

Manuel Iglesias Ramírez



 “En la sentencia que se dictó contra mí, se dice que, en estos días, yo asalté el Cuartel de la Guardia Civil de mi pueblo. Yo solito, frente a un gran número de guardias. Nada más lejos de la verdad: Para evitar un día de luto, invité a los guardias civiles a que, uno a uno y acompañados por mí, fuéramos a las casas de las familias amigas de ellos que me señalaran y que permanecieran allí. Así lo hicimos y la cosa resultó bien.”

Manuel Iglesias Ramírez


“En Villafranca de los Barros, entre los días 18 de julio y 6 de agosto de 1936 no se mató a ninguna persona de derechas, ni tampoco luego”. Los únicos muertos de Villafranca fueron Paco Corredera y Hernández Prieto, ambos de Falange, que al huir de nuestro pueblo fueron asesinados en Fuente del Maestre. Pese a esto cuando entraron las fuerzas fascistas en mi pueblo asesinaron a más de 600 personas.”

Manuel Iglesias Ramírez


“Mi lucha en la clandestinidad arranca de 1946 y poseo, de esa fecha, el carnet nº 17. Ahora, se me nubla la vista cuando veo a tantos jóvenes y no jóvenes, arrogantes y en posesión de la verdad –«su verdad»– de ambiciones personales. Ha vuelto a surgir el mito de Eróstrato. Éste incendió el templo de Diana para pasar a la historia; en este momento de España, los advenedizos matan a su madre para salir en los periódicos y ser jefecillos de facciones. Hay mucho impudor y desvergüenza.”

Manuel Iglesias Ramírez


"Si los hombres nos conociéramos mejor, nos odiaríamos menos."

Manuel Iglesias Ramírez



Sigo tan pobre como cuando nací y lo único que odio en este mundo son las dictaduras, lo mismo las del sable que las del partido. Mi libertad termina donde empieza la tuya y viceversa. Socialista humanista antes y ahora… Aquí estoy otra vez.”

Manuel Iglesias Ramírez





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