Salvador Iborra

Comiat

Adéu petita i dolça amiga. De totes les coses possibles,
quanta vida et perds i quanta em deixes, quanta vida,
quantes nits de cossos compartits i de temps infinit,
quantes ciutats i llibres per comentar i recórrer junts,
quantes batalles per afrontar-les amb una mà en l’esquena,
amb un confie en tu just en el moment en què tu no confies,
ara que ja no pots conscientment causar més dolor del que causes,
ara que per dins estàs feta d’ombres i les restes d’un somni,
ara que dubtes consirosa encara de la meua força,
amb la llum apagada mentre camine sense somriure,
pots recordar-me i tornar a aquesta pàgina si de tanta
soledat alguna nit tremoles i sues amb la pell gelada,
i tens por, vine a aquests ulls que tornen lentament
del dubte, recorda’t d’aquest cor meu corsari,
que qui tant t’ha estimat no pot deixar mai de fer-ho,
sense més pronòstic amenaçador que el temps i la distància. 

Salvador Iborra



La Balada de Leeds

Un cielo anónimo, bellísimo, dramático vigilándose,
una tarde febril para andar solo por la ciudad,
un inventario sin amor, una amarga memoria,
una lluvia enterra con calles, con balcones,
alargando las manos para tocarnos la vida,
sentir cómo llega la noche lentamente implacable,
y pasarnos por los dedos trémulos y embriagados,
la luz crepuscular suave como una lágrima.
He comprendido muy bien lo caro que es vivir,
cómo hay momentos que pueden durarnos toda
una vida y qué poca capacidad tiene el hombre
para subvertir brisas ocultas y causas silenciosas.
Con el cálido recuerdo que me viene lejano de ti,
con las ganas de volver, las luces todavía encendidas
contra tus cuerpo, fervorosamente uniéndome,
impuro, el vino caliente, después de una conversación larga,
he comprendido violentamente todas estas cosas ,
y he querido cruzar de nuevo el mar y buscarte,
y quererme despierto hasta que se calme la bestia.
No digas nada, no hace falta, tú no comprendes esta lengua,
ni yo dije nunca lo que sentía, lo que
los hombres de mi tierra sienten con una
rabia antigua, con un fulgor antiguo, sin reír,
con el corazón lleno de tierra, noble y sucio, y de ternura.
Éste es pues mi silencio de palabras
nunca dichas, el silencio escogido de cosas que
no podemos vivir. Yo iré al mar por ti
y lanzaré una botella con mis sueños,
con tus manos y tus pechos salvajes,
con tu sonrisa y tus ojos mirándome,
con toda la vida que hubiera querido contigo,
mucho antes, sé, de haber podido tenerla.

Salvador Iborra



"Las azañagas del lenguaje ni resuelven ni engañan. Triquiñuelas venenosas atrapadas en el papel, que todos los textos fallan, nos dijeron los que dijeron lo que tenían que decir desde la parte sucia. Tu boca sabe a adrenalina, sudor y circunstancia. Muerde, zorra, hasta que hagas sangrar y luego vete. Aquí no hallarás más literatura que la que desprecias. No hay sitio para nadie, a pesar de que te pareces a quien te pareces y por eso te pudiste acercar tanto sin que te matara. Carga de caballería, peste, muerte y el cine de Bergman, de aquí no se sale virgen, niña, estás demasiado cerca de todos los lugares lejanos. Hunde los restos en las aguas negras mientras llueve, aquí no se nace y no estás a salvo. Lo desconocido es el pasado, más que el presente, eterno retorno a la nada. No hallarás la salida. Pero hay algo dulce en todo esto, algo dulce, yo estuve en todos los lugares, yo soy lo otro de ti, lo que no eres, tú otro-mismo en tensión, tú heterogéneo, tu disperso, y en mi te reconoces y te desdibujas. Donde ya no se puede pensar nada hay quien puede sentir y llora. Llora, pues, aquí está permitido. Te dejo que lo hagas. Lo sabes bien, a veces no todas las lágrimas son malas."

Salvador Iborra
Las azañagas del lenguaje



Postal

De quin silenci és feta aquesta arquitectura d’ombres,
de quina matèria totes les coses que has vistes, de quina por.
Mira la ciutat com es torna cap a nosaltres per devorar-nos
com un monstre assedegat de sang i de carn humana,
de somnis que mai no s’arribaran a acomplir, de bones intencions.
No faltaran les ganes terribles de plorar quan no hi haja
ningú a qui telefonar per explicar-li les hores de tristesa,
els ulls esglaiats que et miren al carrer demanant-li repòs a l`ànima.
Aquest no és un bon any. S’han marcit, diuen, les collites
i fa mal envellir, la llum del matí sembla desesperada.
De totes les coses han abolit l’amor i d’ell en fan engrunes,
somriuen de tristesa els cors evadits de complicats records.
Ningú confia en ningú. Tots els motius són perversos.
Tu t’alces pel matí per anar a la faena amb un abric de cuir
que neda dins una voluntat de boira i no pots quedar-te enrera,
a la cara dus cinc anys perduts provant d’estimar i tens fred.
Fa fred perquè és hivern i és de soledat el baf que exhales.
Tot és diferent d’allò que coneixem nosaltres, una besada trista,
un bell adéu, i la vida, una deteriorada memòria de la felicitat
amb un batec furtiu que fa pudor a combustible.

Salvador Iborra






















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