Alexander Kielland

"Abraham Lövdahl era un estudiante de diecinueve años, guapo, sano y jovial, bien vestido y con dinero en efectivo. La vida consistía para él en abrir el interior de la puerta de un salón de baile y hallarse ante ojos inquisitivos. Todavía no había muerto el resplandor de los ideales, con sus poderosas alas que pretenden volar. Le embriagaba la súbita transición de la sorda vida en la coerción y monotonía en la hora difícil del presente."

Alexander Kielland
Fortuna


"Nada es tan ilimitado como el mar, nada tan paciente. En su amplio lomo lleva, como un elefante bonachón, los diminutos maniquíes que hollan la tierra. En sus vastas y gélidas profundidades yace todo lo mortal. No es cierto que el mar sea infiel, porque no ha prometido nada, y sin pretensión, puro, libre y verdadero, late su corazón como el último sonido en un mundo enfermo. Y mientras los maniquíes posan con avidez sus ojos sobre su superficie, entona su vieja lírica canción. Nunca dos antagonistas se comprenden del mismo modo. El mar tiene una palabra distinta para cada uno de ellos."

Alexander Kielland
Garman y Worse



"Puedes cansarte de mirar un único cuadro. Dichoso aquél que tiene la resolución suficiente para seleccionar entre la multitud un pequeño número de imágenes, que pueden ser invocadas a diario. De este modo el ojo no se fatiga. Sucede de vez en cuando que se descubre una imagen, hasta la fecha próxima, que ahora, después de un minucioso examen, se admite como una de las elegidas y trascendentales. Pero por regla general no hay mucho tiempo para eso. Es una cuestión de rutina, de comprender la adecuada disposición de la extravagancia moderna, ya sea en la composición o en la mixtura de los colores."

Alexander Kielland
Cuentos de dos países















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