Alexander Kluge

"A lo largo de mi carrera militar (II Guerra Mundial, India, África Negra) he sido desafortunadamente testigo de numerosos episodios de pánico.
Lamentablemente, éste sobrepasó todos los precedentes. Estos hombres dejaron de ser soldados por más tiempo, para convertirse más bien en pobres criaturas presas de la locura. Una vez que me hubieron reconocido, trataron de asesinarme. En las orillas del reseco Támesis, adonde muchos de estos soldados semi enloquecidos fueron a parar por ellos mismos, pudieron escucharse sucesivos gritos.
Encontré a la décimo octava brigada en la Isla de Wight, "Las Lanzas Blancas", descendientes del primer regimiento ulano. La proximidad de la corriente del Golfo (si fuera posible referirse a esa extensión de agua llena de barrancos por ese nombre) había traído vientos favorables que minimizaban el grado de contaminación de la isla. Su desesperación provenía de la carencia de todo contacto con los otros regimientos, así que los soldados se cuestionaron de pronto de qué servía vivir en soledad. Si analizamos la situación dentro de su contexto, deberíamos conceder que desde el punto de vista militar -y también desde otros puntos de vista- nosotros no estábamos para algo así. Éramos incapaces de alcanzar los bunkers situados al norte de Escocia, donde presumíamos que se encontraban los supervivientes del Estado Mayor General, que podrían habernos dado las oportunas órdenes. En Lancaster, los bunkers habían sido abandonados en vehículos improvisados, pero en el río Lewellyn se encontraron con que la propia naturaleza abortó sus intentos de huida."

Alexander Kluge
Procesos de aprendizaje con desenlace mortal



"Crítica es antes que nada percepción de la realidad. Pero no hablo en términos morales. Podemos cuestionar nuestras costumbres, qué tipo de películas queremos ver realmente o si deseamos volver a ir al cine después de esto. Estamos descubriendo formas de cercanía más reales que muchas tantas ilusiones de cercanía. Estamos siendo reseteados, y eso tiene un carácter desafiante. Esta situación tiene para mí algo de ‘hora cero’, como en Alemania en 1945.

Alexander Kluge




"Desde luego que las películas pueden ser obras de arte pero yo no tomaría el concepto de obra de arte en forma aislada. Porque en rigor de verdad es un concepto antiacadémico. Se encuentra del lado del espectador. Los espectadores son los verdaderos artistas en la medida que reproducen la película. En ese sentido, la película opera como un espejo, a veces como una fuerza gravitatoria o, por qué no, como un imán. Pero las virutas de hierro están en la cabeza de las personas. Sloterdijk, antes Habermas."

Alexander Kluge



"Digámoslo así: llegué al Instituto de Investigación Social de Frankfurt en calidad de jurista. Cursé algunos seminarios con Adorno pero no estudié allí. Soy abogado. Entré como síndico -así se llama al asesor legal, al abogado de la casa- y trabé amistad con Adorno y Horkheimer. Desde luego que soy seguidor de la teoría crítica, y todo lo que hago, mis películas, mis libros, están marcados por ella. Pero no vaya a pensar que ellos en Frankfurt apostaban demasiado por la literatura. Para ellos la literatura era más bien un portero, el ama de llaves o el jardinero. Dentro de la teoría crítica yo tengo el estatus de un ayudante de jardinería, pero al menos lo conservé a lo largo de los años. Le cuento algo, en mi último libro, El laberinto de la fuerza amorosa , dedico ocho relatos a Niklas Luhmann El último narra lo siguiente: en el semestre de invierno de 1968-1969, en medio de la revuelta estudiantil en Frankfurt, Luhmann da en la cátedra de Adorno un seminario sobre el amor como pasión. Afuera, la protesta estudiantil; a su lado Adorno, la única vez que ve en persona a Luhmann, pero Adorno no está muy atento porque está preocupado: teme que su amante lo vaya a dejar justo ahora, en medio del conflicto con los estudiantes. Los estudiantes toman el Instituto de Investigación Social, Adorno hace llamar a la policía. En él, un laberinto de fuerzas afectivas que lo tironean de todos lados. Y esta historia, por ejemplo, yo me puedo permitir contarla porque no tengo un alto estatus en la teoría crítica, pero sí una gran perseverancia.
De Habermas soy amigo. Haberlas no continuó la teoría crítica directamente sino que construyó en un terreno paralelo, construyó una casa nueva."

Alexander Kluge



"El doctor Gustav Ebner (Planities), médico y teólogo de Wittenberg, no se llevaba bien con su colega Eckholt, de Ingolstadt. Defendió, en una cuestión de hecho, a una semibruja llamada Annie Kerklaus. La joven acusada había aguantado la tortura y, en consecuencia, deberían haberla absuelto. Después de soportar el tormento sin confesar, había descansado unas tres horas y tomado una comida antes de romper a llorar. El acusador, el doctor Eckholt, lo interpretó como una especie de recaída. El llanto y los gritos son prolongación directa del proceso de la tortura, dijo. ¿Quién iba a dudar de que estuvieran vinculados? Ergo, no ha soportado la tortura.
El doctor Ebner preguntó en qué medida el llanto era una confesión. Carece de contenido verbal, no tiene nada que pueda ponerse por escrito.
Al contrario, dijo el doctor Eckholt; el llanto señala el derrumbe de la persona, y en el acta puede calificarse de «gritos acompañados de lágrimas», lo cual debe interpretarse bien como confesión, bien como negación, en cuyo caso la tortura tiene que continuar. Ebner respondió que, en su calidad de médico, se veía obligado a contradecirlo. Ocurre también que las heridas infligidas, por ejemplo, en un combate, dan lugar a una conmoción retardada, que se produce siempre espontáneamente y que, desde el punto de vista de la conciencia, no tiene carácter de expresión."

Alexander Kluge
El hueco que deja el diablo


"El principio es el mismo. La televisión de autor y el cine de autor estuvieron emparentados desde el comienzo. Rossellini, por ejemplo, empezó su carrera como autor de cine y en determinado momento, cuando la promoción cinematográfica italiana se orientó a lo comercial, se exilió en la televisión. Fue entonces que hizo la gran película sobre Luis XIV; de ahí en adelante no hizo más que películas para la televisión.
Lo mismo se ve en muchos otros realizadote -autores, como Edgar Reitz, que filmó la miniserie Heimat no precisamente para las salas de cine. Si por mí fuera, yo habría trabajado siempre únicamente para el cine -de hecho lo que hago es cine y soy un patriota de la historia del cine, no de la televisión- pero debo aceptar que a partir de cierto momento la televisión se convirtió en el medio dominante. Y si quiero ser independiente, debo defender esa causa, la independencia, en el seno de la TV hasta las últimas consecuencias. Eso fue lo que hicimos y la prueba es que tenemos en la TV el mismo estatus que teníamos como realizadores-autores. Algunos de nosotros lo hemos conseguido asociándonos con otros medios como Spiegel TV, la BBC , el Neue Zürcher Zeitung o el Süddeutsche Zeitung. Para ejemplificar: el principio de autor es el de un artesano y se distingue de lo que se llama el "cine de confección", que es lo que hace un sastre y en el que lo dominante es la distribución.
Así como existe el capitalismo de producción y el financiero, uno puede elegir quedarse del lado de la producción y ser independiente, como Ásterix, el galo, u optar por la política de Julio César y estar del lado de la confección. Pero no me malentienda, no es que yo esté en contra de la confección sino que no es lo que hago. Soy hijo de un médico, y un médico no es empleado de la industria farmacéutica. Un médico permanece independiente."

Alexander Kluge




"Los virus son nuestros vecinos en la evolución, y son más viejos que nosotros, tienen 3,5 miles de millones de años. Hay quienes dicen que nuestros antecesores salieron alguna vez de esas simples secuencias de ácido ribonucleico. En nuestro genoma, más de la mitad son virus patriotas que pelean oníricamente en nuestras células contra enfermedades ahora extintas y peligros de hace 45 millones de años, combaten a otros virus arcaicos, constituyen la base de nuestra inmunidad. El antídoto podría estar en nosotros y a la vez son como extraterrestres de nuestro mismo planeta. Es muy extraño."

Alexander Kluge



"¿Qué puede haber más concreto que el abstracto gesto de hacer algo por nuestros muertos queridos?”

Alexander Kluge



"Yo creo que la historia del cine es algo que aconteció todo el tiempo y nunca dejó de acontecer. Más aún, sostengo que viene a nosotros desde el futuro. Porque la historia del cine es algo que los hombres hacen en sus mentes desde la Edad de Piedra. Lo que sucedió es que de repente se la pudo proyectar con ayuda de la cámara y los proyectores. Pero no es cierto que eso que de repente se empieza a proyectar sean los verdaderos deseos de los hombres. Haga una encuesta sobre cine porno, verá que nadie lo quiere ver. Porque jamás lo harían así. Es terriblemente agotador eso de estar permanentemente activo, sin un solo momento de calma. No tiene nada que ver con la necesidad de las personas. En todo caso, podemos hablar de "reconstrucción" en este sentido: yo creo en la historia del cine y en que hacer cine es algo mucho menos complicado que la industria cinematográfica comercial. Nosotros podríamos ahora -nosotros dos- poner aquí una cámara, rodar una película de cuatro horas e incluso subirla a YouTube. Y eso probablemente sería parte de la historia del cine; eso sí, necesitamos suerte, no podemos planificarlo. Y si hiciéramos algo así más a menudo, con más aportes, podríamos recoger más y más de la historia del cine. Le doy otro ejemplo: en 1932 Horváth se propuso hacer un gran espectáculo de revista que llamó El almacén de la felicidad y para el cual quería reunir toda la utilería, todos los decorados utilizados hasta el momento y dispersos en depósitos. Pero como era carísimo jamás se realizó. A partir de ese hecho y bajo el mismo eslogan yo escribí un relato y rodé unos doce cortometrajes para el festival de Salzburgo. A lo que me refiero es que la historia del cine vuelve una y otra vez; la forma que adopte el ave Fénix, sin embargo, puede ser muy diversa. Quizás debamos aceptar que en el futuro la historia del cine continúe en la forma de tres minutos, o bien que sólo sea posible en forma de diez horas. Quién sabe, incluso, como película de noventa minutos."

Alexander Kluge







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