Anna Larina

"Creí firmemente en la necesidad de los documentos, tal como había previsto Bujarin. Todo dependía en cierta forma de las conversaciones entre Bujarin y Kamenev. La carta en la que se instaba a Sokolnikov y Kamenev a viajar a Moscú, fue enviada a Kaluga –lugar donde estaban exiliados Kamenev y Zinovieva antes de su regreso. Según el autor de la misiva, nada era seguro a primera vista. Sokolnikov escribía con el estilo típico de los intelectuales: “Usted ha de estar aquí durante unos días y es requisito imprescindible que nos entrevistemos”. El tono apremiante de Sokolnikov, un viejo conspirador revolucionario, invitaba a sospechar, sin embargo sólo podíamos confiar en la bondad del destino… La carta de Sokolnikov estaba fechada el 7 de julio de 1928 y había sido escrita, supuestamente, durante el ejercicio de la habitual sesión plenaria, emplazando a Kamenev dos días después, 9 de septiembre, para la mencionada cita. El hecho de que hubiera sido redactada en plena cámara incrementaba la suspicacia en relación a la veracidad de los propósitos de aquél. -Bujarin se encontraba realmente en una situación dramática, pero, ¿por qué dramática? A.L.- Es cierto que no había loado el programa de Stalin y que lo consideraba muy pernicioso -¿Por qué actuaron así los exiliados Kamenev y Zinovieva? A.L. X, Y, Z, ¿sería verdad que Stalin disponía de la vida de todos? La carta de Sokolnikov bien podría ser sólo una mera provocación. Los años siguientes demostrarían de qué era capaz Stalin.
Era indudable que Stalin había estado presente en la sesión plenaria de Sokolnikov y que Bujarin sabía que el conflicto de poderes que tuvo lugar entre él y kamenev, siendo finalmente derrocado y quedando relegada su figura a un halo espectral.
Sin embargo, no me atrevo a afirmar que el encuentro entre Kamenev y Sokolnikov resulte fallido. ¿Qué había detrás de las trágicas escenas protagonizadas por Bujarin, cubiertas con una niebla de incertidumbre?"

Anna Larina
Inolvidable



"En ese momento, yo era una zek (prisionera) experimentada, ya había estado detenida en muchas prisiones: Astracán, Sarátov, Sverdlovsk, Tomsk, Novosibirsk. Me había acostumbrado a una existencia aislada sin libros, papel o lápiz, incapaz de hacer cualquier cosa menos encadenar rimas y memorizarlas mediante una repetición sin fin, leyendo de memoria los versos de mis poetas favoritos."

Anna Larina



"Los bastardos asesinaron a Bujarin, escuché de nuevo, y mis dudas se desvanecieron. Cada letra de su oración, como un peso de metal, golpeó mi cerebro. Aunque lo mejor sería cortar la conversación, ya que todavía temía que esto pudiera ser una provocación, la tentación era demasiado grande. Tenía un deseo apasionado de averiguar todo lo que pudiera. Durante los días siguientes, me encariñé con este prisionero condenado que conocía la verdadera historia de los juicios y que todavía quería a Nikolái Bujarin. Por las noches, escuchando sus distintos golpes en la pared, no pude conciliar el firme golpeteo de su mano con la sentencia de muerte. Cuando escuché sus últimas palabras quedé profundamente conmovida."

Anna Larina



¿Qué se puede decir, querido Kolka, después de que hayan pasado tantos años desde tu muerte, ahora que nuestros hijos  son mayores de lo que tú eras entonces?  Quizás sólo que has sido tan ingenuo y tan bobo durante toda tu vida (que ahora me parece tan corta). Para mí, “la gran causa de la URSS” por la que sacrificaste tu vida, si no murió ya en esos años, está muerta en cualquier caso. Pero no dices con completa sinceridad lo que acabó contigo al final. No obstante, antes del arresto, luchaste contra la calumnia con extraña perseverancia. Me puedo imaginar con cuántos falsos testimonios te hicieron frente. Ante el creciente fascismo, no quisiste comprometer al «Padre del Pueblo» (Stalin, ed.).
Sé que no has olvidado lo que tuvimos que aguantar juntos durante aquel medio año (agosto 1936-febrero 1937), cuando todavía no te habían arrestado pero ya te estaban investigando.
La campana que marcaba las horas que escuchamos desde la Torre Spasskaya del Kremlin media las horas de vida. Los nervios estaban tan tensos que cada día parecía durar un siglo. Era una ingenuidad pensar que me hubieran dejado recibir tu carta entonces: en ese momento ya llevaba bajo arresto seis meses. No sé por qué motivos humanitarios Koba (nombre de guerra de Stalin, ed.) no hizo que me fusilaran, aunque se estaba preparando para hacerlo, y me dictó una sentencia de sólo 25 años de vagar por prisiones, gulaguis y exilios. Una vez se dictó la sentencia y, mit der deutschen Ordnung (la minuciosidad alemana), llegó la nueva sentencia de la enésima resolución de la Asamblea General. Sólo en 1959 fui rehabilitada totalmente, tras una apelación personal a Nikita Jruschov. Volví a ver a nuestro hijo a la edad de 20 años, cuando vino a visitarme a Siberia. Tras mi arresto, el chico pasó de ser pilar a ser poste. Primero vivió con mi madre, después con tu hermano Volodya, luego con la hermana de mi madre y su marido. Cuando arrestaron a todos, le metieron en un orfanato. Ahora tu hijo es un artista y tu hija una historiadora.
El juicio contra ti comenzó cuando yo estaba en un gulag en la prisión de Tomsk. Normalmente no nos daban periódicos, y de repente un guardia me trajo un periódico con tu interrogatorio. Gritó: «¡Lee, mira quién eres!».
Al principio, cuando dictaron sentencia, se me partió el espíritu. Entonces era más fácil. Entendí que tus tormentos habían terminado mientras que yo tendría que seguir llevando esa pesada cruz hasta el final. Una vez volví a Moscú conseguí hacerme con el acta taquigráfica completa del juicio contra el así llamado «bloque antisoviético de la derecha trotskista». Revelaste honradamente tu concepto programático: «Si define mi postura programática en el campo económico, se encontrará con un capitalismo de Estado, una clase campesina individual fuerte, la reducción de granjas colectivas, concesiones al extranjero, un compromiso en el monopolio del comercio exterior y, como resultado, la vuelta del país al capitalismo» (acta del juicio del caso contra el bloque antisoviético de la derecha antitrotskista, Moscú 1938, página 341). Esto no es menos que la continuación de la nueva política económica, según Bujarin, el camino hacia el socialismo. Solicité repetidamente a distintas altas autoridades tu rehabilitación. En 1961 presenté por primera vez tu carta». A la futura generación de líderes del partido» ante el Comité para el Control del Partido. Tuve que esperar 50 años para conseguir la rehabilitación tras el horrible juicio. Pero lo conseguí, Kolka, ¿lo entiendes?
Todos tus libros fueron prohibidos. Por miedo a ser arrestadas, muchas personas los destruyeron. Ahora, todas tus obras más importantes han sido traducidas. No he sido capaz de cumplir dos de tus deseos.
1) No pude hacerte llegar mi fotografía con el niño. El juez encargado de tu investigación me evitaba a toda costa y no conseguí ponerme en contacto con él ni siquiera por teléfono.
Me llevé la fotografía conmigo (a la prisión) pero durante el enésimo registro un guardia la rompió, escupió sobre ella, la pisoteó con sus sucias botas y gritó: «¡Y todavía llevas uno de los hijos de Bujarin contigo!». El fotógrafo del que hablabas probablemente llegó hasta ti después de que la casa de Nadia fuera registrada.
2) Me pides que tome precauciones, sabiendo perfectamente bien que eso no va con mi carácter, y en cualquier caso la vida dio tal viraje que no tenía nada que perder. Me quitaron a ti y al niño y me robaron la libertad. Con la ayuda de confidentes reunieron un archivo completo de ‘»material comprometedor» y me enviaron a Novosibirsk para «la investigación». Allí viví en un sótano húmedo y lleno de ratas: una celda de aislamiento. Poco después de tu juicio comencé a tener alucinaciones. Te me aparecías crucificado
Es la hora de terminar. La carta es más larga de lo que yo esperaba, pero no hemos hablado desde el 27 de febrero de 1937, durante más de 55 años. Y antes de terminar me queda contarte algo importante. ¿Te acuerdas que durante los difíciles días de la investigación recibiste dos cartas de Leonid Pasternak? En una de ellas venía el comunicado de la Oficina del Fiscal según el cual «‘durante la investigación no se han descubierto hechos de naturaleza jurídica que justifiquen la apertura de una causa criminal contra Bujarín y Rykov, por lo que este caso es desestimado».
Luego, cuando comenzaron de nuevo los ataques venenosos en los periódicos, Pastemak envió otra carta que decía más o menos lo siguiente: «Es igual, porque no creo que seas culpable, y, en cualquier caso, no entiendo lo que está ocurriendo».
Alrededor del 10 de diciembre, Romain Rollad envió un telegrama de felicitación, pero luego ya no volviste a saber de él. Estabas apesadumbrado y creías que Rolland, aparentemente, había dejado de creer en ti. Pero eso no es lo que ocurrió. Rolland habló dos veces con Stalin en favor tuyo. Te cito un párrafo de su última carta: ‘»Durante el juicio de Bujarín, y sin mostrarme en absoluto de acuerdo con las acusaciones que se le hacían, apelé a su gran humanidad ya su comprensión de los más altos intereses de la URSS. Un intelecto como el de Bujarín es un recurso para este país, debe perdonársele la vida para beneficio de la ciencia soviética y el desarrollo del pensamiento teórico».
Pero mejor termino aquí. No te escribiré sobre lo que está ocurriendo hoy en nuestro país, o, mejor aún, «‘en nuestros países» (tú, de hecho, no te puedes imaginar que la URSS se haya derrumbado) pero no pierdo las esperanzas de un futuro mejor. No Condeno cómo te comportaste en el juicio: era la única salida posible dada la situación. ¡Adiós, Kolka! Debo decirte que jamás me he arrepentido de haber unido mi vida a la tuya. ¡Es imposible olvidarte!

Tu Annushka. 20 de julio de 1992.

Anna Larina
Carta de Anna Larina a Bujarin















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