Bernard-Marie Koltès

 "Arriesgo mi vida, mi alma, mi futuro por él (el teatro), porque en ese riesgo ya está mi victoria."

Bernard-Marie Koltès


"Dígame, entonces, virgen melancólica, en este momento en el que gruñen sordamente hombres y animales, dígame que desea para que pueda proveerlo, y lo voy a proveer suavemente, casi respetuosamente, y tal vez con afecto; luego, después de haber colmado los huecos y aplanado los montones que hay entre nosotros, nos alejaremos el uno del otro, en equilibrio sobre la delgada y plana línea de nuestra latitud, satisfechos en medio de los hombres y de los animales insatisfechos de ser hombres insatisfechos de ser animales; pero no me pida que adivine su deseo; estaría obligado a enumerar todo lo que poseo para satisfacer a los que pasan delante de mí desde que estoy acá, y el tiempo que necesitaría esa enumeración desecaría mi corazón y quizá fatigaría su esperanza."

Bernard-Marie Koltès
La soledad de los campos de algodón




"En Dios confiamos, ¿verdad?"

Bernard-Marie Koltès
Justo antes de morir


"La gran superioridad de las películas de kung-fu sobre las de amor es que son las buenas películas de kung-fu, como Big Boss o El Último Dragon, las que mejor hablan del amor, mientras que las películas de amor no sólo hablan del amor de manera estupida, sino que además, no hablan en absoluto de kung-fu."

Bernard-Marie Koltès




"La única moral que nos queda es la de la belleza, la belleza en sí misma. Sin la belleza no merecería la pena vivir."

Bernard-Marie Koltès



"Lo único que deseo es poder contar bien, algún día, con las palabras más sencillas, la cosa más importante que conozca y que pueda contarse: un deseo, una emoción, un lugar, algo de la luz y del ruido, cualquier cosa que sea un fragmento de nuestro mundo y que nos pertenezca a todos."

Bernard-Marie Koltès



“¿Por qué no existe nada en lugar de algo?”

Bernard-Marie Koltès
La soledad de los campos de algodón



"Quiero marcharme. Hay que marcharse en seguida. Hace demasiado calor, en esta mierda de ciudad. Quiero ir a África, bajo la nieve. Tengo que marcharme porque voy a morir. De todos modos, nadie se interesa por nadie. Nadie. Los hombres necesitan a las mujeres y las mujeres necesitan a los hombres. Pero lo que es amor, no hay. Me excito con las mujeres por compasión. Me gustaría volver a nacer perro, para ser menos desgraciado. Perro callejero, buscador de basuras; nadie se fijaría en mí. Me gustaría ser un perro amarillo, roído por la sarna, del que uno se aparta sin prestarle atención. Me gustaría ser un buscador de basuras por toda la eternidad. Creo que no hay palabras, no hay nada que decir. Hay que dejar de enseñar palabras. Hay que cerrar las escuelas y ampliar los cementerios. De todos modos, un año, cien años, da igual; antes o después todos tenemos que morir, todos. Y eso, eso es lo que hace que los pájaros canten, que los pájaros rían."

Bernard-Marie Koltès
Roberto Zucco



"Rouquin: (Mirando el piso.) Está lleno de agua aquí. Lleno de charcos de agua para ahogarse. ¿Sabes que cuando uno es chico puede ahogarse en un charco de agua? Se da un paso en falso, uno se rompe el alma, se cae dentro, primero la cabeza, un poco de ruido, y ya está.
Leslie: Si eso por casualidad hubiera pasado así, cuando eras niño, no habríamos hecho tantas historias.
Rouquin: Eso nunca sucede por casualidad, nunca, pobre boludo.
Leslie: ¿Quieres que te diga? Estoy de acuerdo en todo; de acuerdo en que la familia es lo que es, que Ma no tiene una gran cabeza, que el viejo es un borracho...
Rouquin: (Bruscamente.) ¡Cállate!, ni una palabra más, pobre boludo no sabe nada y habla.
Leslie: ¿Quieres que te diga más? Comienzo a hartarme de tus caritas, de tus "pobres boludos, yo sé más, soy más astuto que ustedes, primero que estoy muerto, de todas maneras yo sé más"; tus miraditas que nos ignoran, y todos tus "pobres boludos". Háblame de otra manera, por favor, empecemos bien. (Rouquin baja la cabeza) Bueno, de acuerdo con todo eso, ¿pero quieres que te lo diga? Una buena mujer, y bien que te encontraste una y que todo eso lo hiciste solo, que nadie te obligó. Entonces, por qué la juegas de tipo: "las mujeres, para mí, no son nada, nada de nada; nada vale nada de nada, yo no pienso como tú". Y, mientras tanto, como el último de los americanos, te buscas una mujer absolutamente común, y te vas con ella como cualquier hijo de cualquier familia que se quiere ir. Pero yo lo entiendo, no digo lo contrario, es justo que te lo diga. Entonces, la juegas de tipo que quiere tener experiencias, que mira el mundo con otros ojos, al punto que no se entiende nada de lo que cuentas; ni de lo que dices: qué ojos raros tienes para el mundo; pero, mientras tanto, no te pones solo a recorrer el mundo para vivir tus experiencias: te encuentras una mujercita común y como cualquier americano medio, te encierras con ella en una casita, y tus experiencias las haces en una casita bien tranquila. Lo entiendo, sin duda, no digo lo contrario, es justo que te lo diga. Pero, sin embargo, todo eso no te fue dado, lo encontraste tú solo, ¿eh, Rouquin? No está por un lado lo que encuentras, y que es genial, y por el otro, lo que te dan, que no vale nada."

Bernard-Marie Koltès
Salinger



"Uno de los más grandes sufrimientos que he experimentado — uno de los que en todo caso quiero guardar bien en mi memoria— es cuando vi por primera vez cuando Bruce Lee rehusaba luchar contra los maleantes que lo agredían en Big Boss."

Bernard-Marie Koltès



"Unos diabólicos silbidos empujaron a Felice fuera del cementerio; a través de la cadencia de la noche, las sombras vagaban por el corredor. El humo negro se había evaporado. Sin embargo, ella echó a correr. Caminaba por la estrecha acera de una calle desierta, dividida en dos por una sombra profunda en la que Felice se extravió. De repente, zarandeada por un espectro invisible, perdió el equilibrio, se tambaleó y se dejó caer prorrumpiendo un agudo y lastimero grito."

Bernard-Marie Koltès
La fuga a caballo muy lejos en la ciudad










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