Bernardino de Laredo

"El mismo espíritu que ha velado cuando reposa en quieta contemplación llámase mente. Y de aquí viene que la contemplación quietísima y reposada, y muy pura, llámase oración mental, que quiere decir oración de sola el ánima en su pura sustancia esencial, ajena a sus potencias inferiores. Donde es de saber que la oración mental, absoluta y puramente, muy solamente es aquella en que el ánima, encerrada en su quietud, no entiende en lo que contempla. Y porque contempla en Dios solo, y Dios es bondad incomprensible; y así, cuando el ánima, puesta en su estrecha quietud, está empleada en solo amor, no sabe entender, en aquel su esencial encerramiento, otra cosa sino amar. Y es menester que sepamos que en aqueste recogimiento del ánima que contempla consiste la mayor satisfacción y mayor contentamiento, y más gran felicidad que cualquier contemplativo puede tener en esta vida."

Bernardino de Laredo


"Hase también de notar que, entre los que somos flacos y poco ejercitados, muchas veces nos es necesario abrir el ojo del entendimiento y mirar con él las cosas criadas y levantar la vista al cielo..., y esto no es más veces que aquellas que la afectiva se hallare rebotada... Cuando (el alma) no se halla dispuesta para poder súbitamente levantarse en solo amor, debe enviar a su entendimiento para que, tasada y discretamente, tome las criaturas como flores de potencia y sabiduría y bondad de su Criador, y, en hallando algún poquito de gusto, vuélvase a entrar en la sustancia de su ánima por vía de entera quietud; y en claridad de cera y dulcedumbre de miel convertirá la maestra de abejas, a saber, la voluntad, lo que le presentaron... la memoria y entendimiento, y por vía de puro amor será precioso panal aquello que sus abejas trataron..."

Bernardino de Laredo



"Pienso que la misma distinción que hay entre la voluntad y el entendimiento es la que divide estos dos términos. Creo que la contemplación sea oficio tácito y quietísimo de sola la voluntad, ocupada en solo Dios, reconociendo su amor sin conocer nada de él, con tan estrecha quietud que no se sabe menear, más que sin saber desea, a manera de niño que, antes que tenga conocimiento de su madre, pide holgar en su pecho, siendo aquesta petición en muy tácito silencio, pues ni sabe en qué hablar ni tiene lengua que hable."

Bernardino de Laredo
Subida del Monte Sion por la vía contemplativa



"Puede bien en nosotros la obediencia lo que en ninguna manera podríamos poder sin ella."

Bernardino de Laredo


















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