Reinhart Koselleck

"A la historia de la recepción de Stalingrado puede agregarse un aspecto ulterior, que ha adquirido una nueva significación a raíz de la Historikerstreit [contienda de los historiadores]: ¿puede la aniquilación de los judíos que tenía lugar en ese entonces arrojar luz sobre el sentido o la finalidad de la batalla de Stalingrado? Con ello se plantea la pregunta: Stalingrado ¿frenó o más bien incrementó los asesinatos de judíos? Se trató, con total evidencia, de una escalada de los excesos de exterminio, porque el «meneteqel» [presagio ominoso] de Stalingrado no constituyó un freno para las acciones que se llevaban adelante en forma paralela en Maidanek, Treblinka y Auschwitz, ni para otras de la misma índole.
Tomando como punto de partida la idea de que la peripecia de la guerra en su totalidad ya estaba contenida en su comienzo, resulta posible establecer una correlación entre la batalla de Stalingrado y la aniquilación de los judíos. Si en la secuencia puramente militar de la guerra la batalla de Stalingrado se muestra como resultado de un ofuscamiento racional y si la aniquilación de los judíos no es más que lo que, con independencia de los ideologemas nacionalsocialistas, siempre fue, es decir, un acontecimiento carente de sentido o, todavía más, un absurdo, ambas secuencias de eventos tienen, por más diferentes que sean, una raíz común.
Esta raíz es anterior a la guerra. Asimismo, no cabe establecer ninguna relación causal entre las dos cadenas de acontecimientos: no se combatió hasta el final en Stalingrado para continuar con las acciones de exterminio que se ejecutaban detrás de las líneas ni Stalingrado tuvo lugar para que Auschwitz fuera posible. Ambos acontecimientos tienen no obstante su fundamento común en las ideologías que se condicionaron y reforzaron recíprocamente en la cosmovisión nacionalsocialista: una de ellas, ávida de víctimas, se basa en la redención; la otra, en el exterminio racial. Si por ende la zoología política, como decisión fundamental de Hitler, precedió a sus resoluciones individuales y si la doctrina racial de la ideología nacionalsocialista alemana tuvo su propia y larga prehistoria, los lugares de ambas cadenas de acontecimientos se espesan desde esta perspectiva en nombres simbólicamente cargados, sin que por ello un acontecimiento tenga que poder deducirse del otro."

Reinhart Koselleck
Sentido y repetición en la historia




"De este modo, la filosofía de la historia condujo a un cambio en el papel del futuro. El pronóstico pragmático del futuro posible se convirtió en expectativa a largo plazo de un futuro nuevo que había de marcar las conductas. Esta redefinición temporal repercutió en el concepto de historia: pasó a ser también un concepto para la acción.
Por supuesto, la tan citada expresión kantiana de que el hombre también puede predecir los acontecimientos que él mismo provoca tenía todavía una connotación irónica.
Iba dirigida contra el Antiguo Régimen, el cual, con su política inhumana, producía por sí mismo las consecuencias que temía. A la hora de medir la historia como un espacio de acción moralmente determinable, Kant era más prudente. A la pregunta de «¿Cómo es posible una historia a priori?» respondía sólo de modo indirecto, pues los hombres no hacen todavía ni mucho menos lo que deben hacer. No obstante, llegó a vislumbrar en los ecos morales de los acontecimientos de la Revolución francesa un signo de la historia (signum rememorativum, demonstrativum, prognostikon) que indicaba una tendencia global hacia el progreso. A partir de entonces, le pareció seguro que la «enseñanza que resulta de experiencias frecuentes» conduce a los hombres a fundar el plan de la naturaleza de acuerdo con una constitución en la libertad y el derecho.
Mientras que Kant apelaba a los teólogos para lo que se refiere al pasado: «pues es superstición el que una fe en la historia sea un deber y se requiera para la beatitud», desvelaba, sin embargo, el futuro de la historia en su intención práctica como susceptible de ser planificado: «Es evidente, entonces, que la filosofía también podría tener su quiliasmo».
Así, la elaboración de la Revolución francesa por la filosofía de la historia condujo a una nueva ordenación de las experiencias y las expectativas. La diferencia entre todas las historias habidas hasta entonces y la historia del futuro quedó temporalizada en un proceso en el que se consideraba un deber humano intervenir por medio de la acción.
Con ello, la filosofía de la historia desplazaba de raíz el lugar jerárquico de la antigua Historia. Desde que el tiempo había alcanzado una cualidad histórico-dinámica, dejó de ser posible aplicar las mismas reglas de antes al momento actual, como si de un retorno natural se tratase; reglas que hasta el siglo XVIII se habían elaborado de manera paradigmática."

Reinhart Koselleck
Historia/Historia




















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