Sergei Kourdakov

"Aquellos hombres no creían en el sistema, sino que lo utilizaban para su provecho personal… Mi idealismo decepcionado murió aquella noche del centésimo aniversario del nacimiento de Lenin, el 22 de abril de 1970."

Sergei Kourdakov



"Cuando me aproximé a los restos mortales del Padre Lenin, fui invadido por un sentimiento de temor y veneración. Me acerqué y miré tranquilamente el cuerpo del hombre que había ocupado tantas horas de mi estudio y que era un dios para mí. Estaba en el origen de mi religión, que me había ofrecido algo en lo que creer por primera vez en mi vida… Me incliné y le dirigí una oración. Fue efectivamente una oración. No puedo llamarlo de otra forma. Recé: Ayúdame a comprender tus enseñanzas y asimilarlas. Aparta los obstáculos y los peligros de mi camino y de mi vida. Escúchame y guíame. Ayúdame, Padre Lenin."

Sergei Kourdakov




"Me incliné contra el viento y descendí la escalerilla, agarrándome desesperadamente al pasamanos para no caer. Ya sobre el puente principal, miré a mi alrededor para asegurarme de que no me habían descubierto. No vi a nadie. Hasta aquí todo iba bien. Estaba prácticamente seguro de que todo el mundo permanecía abajo, resguardándose del mal tiempo.
A costa de grandes esfuerzos, me acerqué lentamente al lugar que había escogido unos días antes, en el centro del barco, como el mejor sitio para evadirme; se trataba de una pequeña plataforma situada justo debajo de la inmensa chimenea del barco, el único sitio a bordo que no se podía ver desde otras partes.
Llegar hasta allí con grandes dificultades me costó unos cuantos minutos. La vista de aquella mar atormentada, con olas gigantescas, me dio escalofríos. "Es mejor que deje de mirar la mar", me dije, "porque si no, corro el riesgo de abandonar antes incluso de haberme echado al agua".
De repente, una puerta se abrió delante de mí y la luz que salió por ella me dio de lleno. Me agaché rápidamente, espantado. El que había abierto la puerta se quedó un instante en el umbral, vio el tiempo que hacía y se metió dentro.
¿Me habría visto? La puerta se cerró. Cualesquiera que hubiesen sido sus intenciones, la tempestad le hizo cambiar de idea.
Ahora tenía que actuar sin perder un segundo. El barco fue elevado sobre la cresta de una ola enorme, tuve entonces la impresión de que me encontraba en lo alto de una casa de dos pisos. Esperé a que el barco estuviese en el valle de la ola para echarme al agua. Pasó el último coletazo, me puse de pie en equilibrio y me preparé para lanzarme sin dudas a esa mar negra y desencadenada."

Sergei Kourdakov
El esbirro


"Natacha, en gran parte ha sido gracias a ti como mi vida ha cambiado y yo soy un creyente en Jesucristo, como tú. Tengo una nueva vida por delante. Dios me ha perdonado, espero que tú también me perdones. Gracias, Natacha, dondequiera que estés. ¡Jamás te olvidaré! ¡Jamás!"

Sergei Kourdakov


"No se puede por menos de contar lo que hemos visto y oído."

Sergei Kourdakov













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