Enrique Líster

“En el primer mes, gané el título de trabajador de choque (udarnik), superando el objetivo marcado en un 132 por ciento. A partir de entonces, mi rendimiento nunca fue menor, y en los meses siguientes fue aún mejor.”

Enrique Líster Forján nacido Jesús Liste Forján



“Hubo que crear un Tribunal en Mora de Toledo y tomar algunas medidas muy serias. Luego me acusaron de que si yo había fusilado y tal y cual; y yo he respondido que sí, que yo he fusilado, y que estoy dispuesto a hacerlo cuantas veces haga falta. Porque yo no hago la guerra para proteger a los bandidos ni para explotar a los campesinos; yo hago la guerra para que el pueblo tenga la libertad.”

Enrique Líster



"Hubo una tremenda confusión, Había quien obedecía las órdenes y quien no las obedecía. Quien esperaba a que su partido o su organización se la confirmara. Había no solo un doble mando, sino triple o cuádruple , desde el momento en que sobre columnas y batallones mandaban formalmente los jefes militares, pero también los partidos, los sindicatos… Hubo todos esos meses de confusionismo, y de eso se aprovechó el enemigo para avanzar."

Enrique Líster



“La doctrina militar de los que dirigían la guerra en sus más altos escalones era una doctrina tímida, defensiva, que reflejaba la absoluta falta de confianza en la capacidad creadora del pueblo.”

Enrique Líster



"La República cayó víctima de sus propios errores. La República no había cumplido la misión que tenía que cumplir y que le daba la Constitución. Los políticos de los diferentes gobiernos republicanos no cumplieron lo que había en la Constitución. Dejaron intacto el ejército, con sus mandos fascistas; dejaron intacta la tierra en manos de los terratenientes; dejaron intacto el poder de la Iglesia. No tomaron ninguna medida de las que correspondían a una República de tipo burgués. Ellos tienen una tremenda responsabilidad en que se haya producido la sublevación."

Enrique Líster



"Los cubanos son hospitalarios, generosos, francos en el trato y serios en sus relaciones, aunque a los que sólo ven de los hombres y de los pueblos lo exterior le pueda parecer lo contrario al presenciar la alegría que los cubanos ponen en todas sus cosas. Yo pienso que esa alegría, ese entusiasmo con que los cubanos se enfrentan con la vida, es, precisamente, una de sus grandes virtudes. Entre el pueblo cubano uno no se puede sentir extranjero, y yo, pasados los primeros meses, me había convertido en un verdadero patriota de mi barrio de Belén, y cuando en 1961 volví a Cuba después de más de treinta años de ausencia, mi primera visita fue para él. Recorrí sus calles, visité las casas donde había vivido e imaginaba lo que había sido de mis amigos de “pandilla”.
(…)
Este odio a la Guardia Civil, surgido en la niñez por un hecho familiar, con el tiempo había de ir adquiriendo un contenido de clase. A mi regreso de Cuba a la tierra natal yo había de ver el verdadero papel de los miembros de ese cuerpo duro y disciplinado, dedicados a servir exclusivamente a los poderosos, los ricos, los caciques, los curas, y a perseguir a los pobres, los explotados, es decir, a la inmensa mayoría de los aldeanos.
Hay que haber conocido lo que era la Guardia Civil en los medios rurales y en la época a que me estoy refiriendo. Bastaba que el cacique le diera la orden de sacar a uno del medio, para que le metieran una paliza tal que, unas semanas o unos meses más tarde, lo llevaba a la tumba.
(…)
Yo, que no entiendo nada de poética, les estoy profundamente agradecido a los poetas por el importante papel que la poesía ha desempeñado durante la guerra. He sido siempre partidario de los discursos cortos, directos, que lleguen al corazón, calienten la sangre y dejen en el cerebro de los que escuchan materia de reflexión. Por eso, una buena poesía era para mí algo así como varias horas de discursos resumidos en unos pocos minutos. He podido comprobar muchas veces que una poesía capaz de llegar al corazón de los soldados valía más que diez largos discursos. Recuerdo cuando, en los días más difíciles de Madrid y luego a lo largo de toda la guerra, venían Miguel Hernández, Herrera Petere, Juan Rejano, Serrano Plaja, Pedro Garfias, Altolaguirre, Emilio Prados y otros poetas a las trincheras a recitar a los combatientes sus poesías y lo que éstas representaban como materia combativa, explosiva, de reforzamiento de la moral de combate y de confianza en la victoria; de impulso para la realización de actos heroicos individuales y colectivos."

Enrique Líster
Memorias de un luchador



"No había una organización militar, había el caos. Había la conciencia y la disciplina de partido de cada uno. […] En ese primer período de la guerra todo saltó hecho pedazos."

Enrique Líster


"Se iba así. Los más audaces o de más prestigio cogían el mando, los soldados los elegían. A mí, por ejemplo, me eligieron teniente en una asamblea de mandos."

Enrique Líster


"Tuvimos un período en el que los que luchaban militarmente por nuestra parte eran soldados, oficiales, guardias de asalto, guardias civiles y algunos guardias nacionales, de carabineros, de milicianos. Estaban encuadrados en columnas, divisiones, batallones, pero no había realmente un ejército. El Ejército como tal, desapareció de la circulación. […]. En las fuerzas de orden público pasó lo mismo: todo se disolvió. Y se creó, repito, una mezcla de compañías, batallones y columnas."

Enrique Líster



"Unas columnas se sostenían y otras se deshacían al chocar con el enemigo. En el primer período de la guerra estaban los que combatían de día y luego por la noche cogían los coches y volvían a Madrid. En Madrid estaban abiertas las tabernas, las casas de putas. Al día siguiente, unos se iban otra vez al frente y otros se quedaban en Madrid."

Enrique Líster










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