Javier Lostalé

"Ascender más allá de lo que significa el amor."

Javier Lostalé



Destino

Estoy triste
para desde la purificación de una empañada nube baja
decirte que te amo.
Y volver en lenta despedida de los seres y las cosas
al principio indivisible de tu nombre
convertida mi vida en crisálida de lo que te llevas mientras te alejas.
Estoy en sombra tuya,
con esa sabiduría con la que el alma tiembla en la mirada
cuando los ojos están radiantemente nublados
en un pequeño bosque de lágrimas.
Estoy quieto, retrasado en la luz de tu memoria
para decirte que te amo.
Soy la memoria sin ti
de todo en lo que me fuiste creando,
el lugar herido de tus pasos;
por eso crece en mi sangre la rosa silenciosa de no buscarte
al mismo tiempo de decirte que te amo.
Estoy al lado de lo invisible
que respira desde un corazón en llamas
mientras un doble silencio blanco
de tu imagen dolorosamente me separa.
Sin territorio a ti me abrazo
para decirte que te amo.
Estoy, pasados los años,
en el mismo día de tu anuncio,
cuando quemaste mi pecho
con tu hora transparente.
Por eso sin tiempo te recibo
en mi propio aire asfixiado,
y en soledad te resucito
para decirte que te amo.
El horizonte de este poema
es ya, amor, tu misma lumbre sostenida,
el resplandor de tu ceniza.
Y el escribirlo ha sido, amor, sellar contigo mi único destino.

Javier Lostalé




¿Dónde estás?

¿Dónde estás, criatura sin amor de mi vida?
Como un planeta silencioso me envuelve tu luz
que tú no sabes y yo no alcanzo.
Quieta caminas hacia mí
dentro de tu ángel dormido
que con su halo de sueño
me despierta a tu lado,
bella criatura sin nombre ni cuerpo
a cuya sombra me entrego
en tiempo y espacio anterior al deseo,
pues allí donde existes
una forma muda
en soledad se recrea.
Pura ausencia de mi vida,
fe sin dios en que amanezco,
concíbeme en tu profundo latido sin aire
para que, juntos, nos olvidemos
en el mismo amor desierto.

Javier Lostalé




EL ESPÍRITU DE LA LUNA

El espíritu de la luna no vaga por el espacio sideral sordo y ciego al crepitar humano, sino que invierte el sentido del tiempo, altera el ritmo de los seres con sus tormentas invisibles, prende la bóveda de los sueños. El espíritu de la luna habita entre nosotros hasta el punto de crearnos mareas íntimas, de abrirnos los ojos a un estuario de imágenes aún no holladas. Todos tenemos un lado mágico bañado por la luna. Cuando pasa un tren y su sombra retumba infancia, es luna. Cuando pesan las horas y todo parece ser lo mismo, y de pronto unas voces, o una luz transparente, nos inundan por dentro, y no sabemos por qué, es luna. Cuando en una conversación escuchamos unas palabras y sentimos entonces enormes ganas de viajar, o de llamar a alguien, es luna. Cuando subimos a la terraza y miramos los tejados como si fuera el mar, es luna. Cuando lo que nunca dijimos empieza una tarde cualquiera a arder y nos transfiguramos escuchando lo que tampoco nadie nos respondió, es luna. Si sentimos cómo las altas torres del orgullo caen y nos despojamos hasta la claridad del perdón, es luna. Si nuestro corazón sufre taquicardia de un nombre y se abandona a su dulce enfermedad, es que ha subido la temperatura de la luna. Si desde la puerta miramos la cama en la que murió nuestra madre y la vida es un remordimiento que nos purifica, hay luna en la habitación. Si el triunfo de los demás nos alza como un abrazo, y así, alegres, casi suspendidos, lo celebramos, es que la luna ha quemado los labios mudos de la envidia. Las lágrimas sin gafas para ocultarse, el llanto espontáneo como el que ante un amigo se desnuda, la cabeza en un hombro abandonada, todo, todo es culpa de la luna. Y cuando no hay nadie y nos volvemos locos de tanto ver en las sombras, es que la luna ha descendido de su reino y se ha hecho carne. Entre el nacimiento y la muerte, la luna arrasa los engañosos espejos y nos devuelve nuestra imagen verdadera. Somos tiempo en lunación. Astros de luz y sombra, como la luna. Un fuego inextinguible que no cesa, que como la luna navega un cielo siempre inalcanzable para los ojos humanos.

Javier Lostalé



El hueco

I

En el hueco que separa dos cuerpos desnudos
hay un cielo pálido de mañana cansada,
una circulación húmeda de silencios
pues labios en cenit aún fulgen desligados.
No existe distancia entre dos cuerpos desnudos,
sino sólo un primitivo pulso sin historia,
un envión de nube táctil sin rostro.
Todo se hunde en la maravilla aplazada de su término
mientras las palabras se apagan entre latidos de mercurio.
En la pequeña asfixia luminosa sucede entonces el mundo.

II

En el hueco que separa dos miradas
crepitan las ramas mojadas del deseo,
y amanece una marisma de vuelos encendidos
que pronto se desvanece en humo azul
donde tiembla, virgen, la respuesta.
No existe distancia entre dos miradas
sino sólo aire suspenso en su envío secreto.
Nadie nunca sabrá quién primero conquistó tan frágil dominio.
Nunca nadie dirá lo que ni la inocencia supo.

III

En el hueco que separa dos silencios
algo se clausura con debilidad de rosa,
mientras la tristeza fluye como un astro de luz fija
que besa la memoria con los últimos sonidos.
No existe distancia entre dos silencios
sino sólo el espacio transparente de una lágrima,
la sepultada aurora del vacío.

Javier Lostalé



Confesión

"Escribo porque me salva, porque es lo único que me queda, porque fija un sonido, unas luces, el final de un acto de amor, el escenario de unas horas de deseo. Escribo porque están conmigo los que ya nunca estarán, porque bajo al mar desde la mesa donde apoyo la cuartilla y me quedo quieto en la memoria de un cuerpo, y prolongo unas voces hasta perder la noción del tiempo (días y años juntos, apretados en un instante que me deja sin defensa). Escribo porque al abrir el seno de una palabra encuentro la iluminación última del beso, porque pronuncio a solas mi única verdad: esa que después desmiento con mi vida. Escribo porque hay un llanto íntimo que me purifica desde que comienzo a hacer signos en el papel, porque poseo las cosas desde su respiración humana y puedo habitar aquello de lo que fui desterrado. Escribo para ser joven y alimentar una esperanza radical, para tener lo que no tengo y escuchar lo que nunca me dijeron. Escribo porque nueva fue más bello el engaño."

Javier Lostalé




Humildad

Qué bello amanecer sin disputa
el de quien nombra el mundo
velado en su propia sabiduría
para así toda música escuchar
con su oído siempre nuevo,
pues posee la inocencia
del total encendimiento.
Como alba acude siempre
a levantar lo desposeído
hasta que crezca un sueño
que en alguien se multiplique.
Callado se apaga a la puerta de su jardín
para que brille intacta la rosa de todos,
y canta luego la dicha plena
de ser en lo que no le pertenece.
En sombra despierta cuanto ama,
y cuanto recibe lo convierte en pulso.
Claridad se le torna siempre
la lenta compañía de unos pasos.
Qué bello amanecer de sumas
para arder en un corazón solo.

Javier Lostalé



Misterio 

Hay días en que te despides
estando en aurora.
Días en que una juventud de desnudo marino
te abrasa indemne.
Entre las grietas de tu rostro
hay todavía horas
en su relámpago veladas
que te anuncian
con su soplo de extraña belleza.
Hay momentos de solitarias decisiones
en que sientes el vuelo de lo más caído.
Y en lo más cerrado hay un pensamiento
que te abre entero
al suceso de ser sin límite
en la total entrega a su luz.
Hay ausencias que en ti se cumplen
como camino hacia la pureza,
y distancias gemelas
de un corazón sin reino.
Misterio sigue siendo la vida
aun cuando todo esté perdido.

Javier Lostalé



No necesita alas tu ascensión.
Basta con haber sido visitado
por una transparencia sin tiempo ni espacio
en la que en único latido seas
sin saber nada de tu origen

Javier Lostalé



"Yo no creo que exista una correspondencia exacta entre vida y poesía. La vida influye mucho, tal como es uno se comporta en general, en todas las actividades que haga, pero a veces la poesía es reflejar la vida que te hubiera gustado, o cómo te habría gustado ser y no eres. A veces la creación poética crea una vida nueva, incluso en el poema puede haber una vida autónoma que luego no exista en la realidad. Tú puedes escribir un poema donde el amor esté latiendo pero que tú no estés enamorado. El lenguaje es capaz de crear vida autónoma dentro del poema."

Javier Lostalé


















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