Ljubomir Levčev

Los chistes de amor

Hoy es onomástica
de los que no tienen nombre de santo.
Así que vamos, juguemos a las
malas pasadas
del Amor …
¡Mi pasión!
¡Mi maravilloso engaño!
¡Mi Purgatorio!
¡Mi único amor!
Te busco febrilmente.
Me retuerzo,
tal como un animal herido
busca
hierbas medicinales en los prados para curarlo.
¿Dónde estás?
No puedo ver bien.
¡Ah, veo mal!
¿Quién mueve los hilos de mi vida?
¿Quién los tira
tan torpemente?
Quiero perderme
en una ciudad,
en una noche,
en una multitud,
donde nadie me reconozca...
Y yo no reconozco a nadie.

Y para esto
todos serán buenos.
Y no seré
repulsivo.
Pero no puedo perderme.

En todas partes hay señales.
En todas partes hay señales.
Hay letreros por todas partes...

Sra. Davidova,
mi
primera
maestra,
¿por qué me enseñó a leer?
¿Tanto me odiabas?

Aquí,
la luna se pone
al amanecer...
O tal vez amanece
al atardecer...
Ya no puedo descifrar esto.
¡No hay escritura!
No hay escritura en el cielo...

¡Mi amor!
¡Mi única pasión!
¡Mi maravilloso engaño!


Nunca nos volveremos
a
encontrar .

Porque,
cuando digo:
"¡Vamos, empecemos
una nueva vida!"
estás
en otra constelación.

Y también
porque
cuando dices:
"¡Vamos, empecemos
una nueva vida!"
Ya estoy
en otro mundo
donde todo está señalizado…
Y no me puedo perder.

Ljubomir Levčev
Traducido del italiano



Navidad
(fragmento)

"Llegó la muerte en Navidades
hacia las dos y media de la noche.
Con celeste gañido furibundo
le saludó mi perro sentenciado.
Y corriendo acudí descalzo y agotado los miré,
él y ella en sombras,
dos tinieblas con luminosos dientes.

Hace trece años,
con lazo rojo anudado al cuello,
cuando empezaba a ver y a caminar,
me lamió la bestia llamada fidelidad.
En vano la llamamos Gay,
para que en ningún caso fuera César
como la mayoría de los canes.
Nadie ha podido aún atravesar su propio destino
hasta después de haber sido engendrado.

Lo desacostumbramos a orinar
en mis zapatos y lo acostumbramos
a alimentarse con nuestra misma comida.
Siguiendo la costumbre dominica,
lo que pertenece al dueño, también pertenece a su perro.

Desde hace tanto tiempo comemos veneno.
Gay se comió mi cena.
Es inútil rezar. Que la muerte le perdone
porque sabía lo que hacía.

Primero languidecieron lentamente sus extremidades
y luego se tambaleó.
Y me contemplaba con sus grandes y locuaces
ojos caninos.
No te vayas y sigue mirándome hasta el fin...
Y rugió con fuerza hasta morder la oscuridad. 

Ljubomir Levčev




Oda a Federico García Lorca

¿Dónde está Granada sangrienta?
¿Dónde está la tumba?
¿Cómo saberlo?
¿Son los protegidos los que relinchan
y oprimen la tierra con sus zuecos?
¿O son las altivas águilas de las cumbres de
Sierra Nevada?
Ella está lejos,
muy lejos, ¡Granada!...
¿Es el cielo azul
y son verdes los mirtos?
Lo ignoro.
Pero, ¿qué es para Granada
tu muerte no significada?
¿Es que tu canto, la seguidilla,
nada evoca?
¿Fue allí donde perdieron las camisas
ensangrentadas a sus correligionarios?
Ella está lejos,
muy lejos, ¡Granada!
Pero tú, tú estás muy cerca.
No busco tu tumba para
ponerme de luto.
Cantaré sobre el féretro
y de mi guitarra brotarán
alegres sonidos,
y sobre ella afilaré
una daga castellana
para la próxima contienda. 

Ljubomir Levčev












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