Marco Malvaldi

"Comencé a escribir para sobrevivir, pero a nivel mental, no económico. Tenía 25 años e estaba recluso dentro del departamento de Química de la Universidad de Pisa, que es el edificio más feo de todo el hemisferio norte. De día, pasaba dieciocho horas atado a la computadora mirando correr cifras en la pantalla, después volvía a casa y me ponía a leer “El castillo”, de Kafka. Moraleja, corría el riesgo de volverme loco tanto en el trabajo como en casa. Por lo tanto decidí escribir una novelita policial sin pretensiones, para mantener la salud mental."

Marco Malvaldi



“Cuando me dicen el Camilleri de la Toscana, toco madera.”

Marco Malvaldi




"En el fondo, es romañol. Gente tosca —sentenció, escupiendo al suelo la punta del cigarro apenas cortada con un mordisco— que sólo piensa en comer, trabajar y acumular sustancias.
No como yo, aullaba al mundo el caminar del señorito Lapo: lento y distanciado, con los pulgares en los bolsillos de los pantalones, la mirada en torno. Traje nuevo, botín inglés de paseo, la visión que Lapo tenía de la manera de comportarse con los demás seres humanos era sencilla y lineal: si es mujer y es hermosa, hay que tirársela; si es mujer, pero es fea, hay que tirarse a otra; si es hombre, hay que ir al burdel juntos. El resto de la vida —comer, charlar, montar a caballo y alguna ocasional partidita de caza— era un deber moral del auténtico hombre de mundo que se entretiene con todos, incluso con seres inferiores como la señorita Barbarici: una especie de intermedio que, si era agradable, hacía más leve la espera y, si desagradable, añadía un poco de picante y ganas al gran momento.
La señorita Barbarici no respondió. En el fondo, nadie se lo había pedido.
También la relación de la señorita con el mundo estaba bastante bien desunida: la señorita Barbarici tenía miedo. De todo.
De los temporales, por ejemplo. De los bandoleros, que entraban en las casas, robaban oro y manteles bordados y les hacían cosas horribles a las mujeres. De las abejas, que se meten por todas partes y, después de picarte, se quedan ahí, estúpidamente pegadas a su blanco, y te las tienes que quitar. De su padre, que gritaba siempre. De su madre, que recibía del padre y le daba a ella. De los hombres. De las mujeres. De la soledad."

Marco Malvaldi
El caso del mayordomo asesinado



"En el mundo de la literatura me salvo simulando no ser un escritor. Por ejemplo, terminada esta entrevista, iré a hacer parir a una vaca. (Jaja) Pero más allá de la broma, es verdad, son una bolsa de megalómanos y de personas autorreferenciales. Todo lo que hay que hacer es evitarlos."

Marco Malvaldi



"La literatura italiana del Resurgimiento es de un aburrimiento sin límites. Por fortuna se me vino a la mente Pellegrino Artusi, gourmet y bon vivant romano trasplantado a Florencia. Para darse una idea: en su cuadernillo sobre crítica literaria antes de comenzar a hablar de Giuseppe Giusti (poeta italiano) arrancaba: “Amigo lector, Dios te salve de los bostezos”."

Marco Malvaldi



"Una de las características del giallo italiano (policial o novela negra) es que el investigador en un punto decide actuar al margen de la ley. Sabe que de esta manera se puede asegurar la simpatía del lector, porque en Italia tenemos un grave problema de justicia. La justicia italiana es lentísima, farragosa e incoherente, y esto nos lleva al hecho de que en Italia se tiene confianza más en los hombres que trabajan para la ley que en la ley en cuanto tal."

Marco Malvaldi







No hay comentarios: