Marisa Madieri

"Al final de la Segunda Guerra Mundial territorios hasta entonces italianos como Istria y Fiume pasan a pertenecer a Yugoslavia, lo que provoca un éxodo masivo de alrededor de trescientos mil italianos que lo pierden todo y que viven durante años un amargo exilio en campos de refugiados, como es el caso de Madieri, que vivió en el campo del Silos de Trieste, un antiguo almacén de trigo. Toda esta experiencia de infancia en su tierra natal y posterior abandono se ve reflejada en el relato autobiográfico “Verde agua”, la obra más importante de la autora, en la que repasa no solo su pasado personal sino el de su familia así como momentos del presente, creando un retrato fascinante, tierno y emotivo. Es también autora de la fábula “El claro del bosque” así como de otros relatos breves."

Marisa Madieri



"Alrededor de 300.000 italianos abandonaron en los primeros años de la posguerra –marcada por el miedo, la intimidación y la persecución– Istria, Fiume y otras localidades dálmatas, perdiéndolo todo y viviendo como Marisa Madieri y su familia la vida mísera y precaria del exiliado en campos de refugiados como el Silos triestino. Pero en el Silos las cosas no cambiaron. La vida del poblado prosiguió durante bastantes años al ritmo de la desolación. Los refugiados continuaron siendo mirados con sospecha, considerados con frecuencia incómodos y extraños competidores para acceder a los pocos puestos de trabajo que ofrecía la ciudad… No faltaron muchos desgarradores adioses de familias que partían hacia Australia como emigrantes, en un segundo y más radical exilio."

Marisa Madieri


"El núcleo más antiguo de mi nostalgia se encuentra en una isla adriática, entre salvias olorosas que argentan los soleados pedregales y espumas «que en alta mar eran sirenas». Pero en aquella luz quieta, sin tiempo, ha transcurrido un presagio de ocaso. La isla ya no desconoce la contradicción."

Marisa Madieri
Verde agua



"Gran parte de mi historia se hunde en esta dulce oscuridad, similar quizá a aquella, grande y buena, que me acogerá un día en la paz en la que ya habitan mi padre y mi madre. Pero no siento tristeza, sólo gratitud. Si he regresado a Itaca, si en los largos silencios de mi vida han resonado por un instante las notas del vals que los planetas y las estrellas, tan relucientes esta noche, danzan en la odisea de los espacios, siento que debo dar las gracias a una multitud de personas, incluso a las que he olvidado, que al quererme, o simplemente al estar a mi lado, con su presencia fraternal no sólo me han ayudado a vivir sino que son quizá mi vida misma."

Marisa Madieri



"Hay días en que miro de buena gana hacia a trás, otros en que el pasado se hace opaco y elusivo. Los intereses contingente prevalecen. Luego, de forma imprevista, el hilo secreto del tiempo que teje nuestra vida revela su tenaz continuidad. Un desgarro, un vuelvo del corazón. Todo está aún presente."

Marisa Madieri
Verde agua



“La vida, pues, afuera, era grande, bella, dolorosa y sagrada y yo un día la alcanzaría.”

Marisa Madieri



"No siento tristeza, sino gratitud. Si he vuelto a Ítaca, siento que tengo que dar las gracias a una multitud de personas, incluso aquellas que ya he olvidado, que al amarme o estar simplemente a mi lado, con su fraternal presencia no sólo me han ayudado a vivir sino que son, tal vez, mi misma vida.
(...)
Quizá un bultito que me he descubierto otra vez en el pecho me recuerda la sombra con la que debemos convivir. Toda vida contiene la semilla de su destrucción. Pero mañana partiremos todos juntos e iremos a nuestras islas habitadas por los dioses, Cherso, Unie, Canidole, Oriule, la Levtera. Durante doce días también yo seré inmortal."

Marisa Madieri
Verde agua



“Pero no pude hablar a causa de los sollozos que de tan convulsivos casi me ahogaban. Como si el dolor del mundo entero me hubiese caído de golpe sobre los hombros, todas las lágrimas acumuladas durante largo tiempo en el fondo de mi corazón en pequeños y duros cristales se habían disuelto de golpe formando un río impetuoso que me arrastraba. Lloré la muerte de mis abuelos, el encarcelamiento de mi padre, la lejanía de mamá, el exilio y la soledad, la falta de besos, los agujeros de los zapatos, lloré el esfuerzo de crecer y la pena de existir.”

Marisa Madieri



“Por doquier la vida se renueva. Es tiempo de mar de Istria y de bosques de Eslovenia.”

Marisa Madieri










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