Miguel Luesma Castán

Incomunicación del ser

Partir es
Decirle adiós a la palabra, a la vida.
Es apurar el silencio hasta el frío.
Apurar la ternura de unos labios
Hasta la misma muerte.

De nada sirve el pájaro que canta, los cometas,
O sus rayos abiertos al mundo de mañana.
De nada sirve el agua, infatigada,
Blanca viajera, nube, consumiéndose.
De nada sirven los veranos.

Hay días grises,
Días perros como trenes que ladran,
Días en los que el hombre queda derrotado.
Como el verde-carmín en todos los otoños.

De nada sirven las muradas;
El fervor de una madre,
O el cúmulo de ciencia que lucha por tu vida.
De nada sirven las mañanas.

El aire se desnuda de latidos
Donde el tiempo nos borra los pulmones,
Donde nadie nos cuenta sus tristezas
Ni vive la emergencia de una segunda muerte.

Allí perseveramos como tierra,
Como huella no impresa, como aire;
Junto a todos los seres estancados,
Junto a todos los lunes sumergiéndose. 

Miguel Luesma Castán



Panorámica 1966

Nadie destruye los grandes depósitos de bombas atómicas;
Nadie rehace las grandes avenidas del amor; nadie canta
Ni ríe.
Los grandes suicidios colectivos siguen envasándose,
Y el mar puede llenarse de cadáveres cualquier día.

Pero no importa, hay que seguir; no quedarse parado;
Quedarse parado es como tomar un cóctel de grisú,
Es, sin casi darnos cuenta,
Arder sin llama
Como tomándole el pulso a la hora cero.

Quedarse parado es como ignorar los minutos,
O cerrar los párpados que reclaman
Un parque abandonado para salvar la ausencia.
Es también como entonar un réquiem,
O esperar, o simplemente callarse.
A veces se gasta una mirada, se apaga; cae la lluvia,
Cae el toldo rasgado de una tienda cercana,
O pasa un tren a las diez menos cuarto.
A veces un volcán ardiendo o un trapecio partido.

Pero debemos dejar que todos los hombres duerman en paz;
Debemos siquiera intentarlo;
Luego será otra vez amanecer,
Y el sol alumbrará de nuevo los tejados del mundo.

La paz está al alcance de la mano,
Y, sin embargo,
Son las mentiras últimas las que pisotean todos los oasis. 

Miguel Luesma Castán



Partir es
Decirle adiós a la palabra, a la vida.
Es apurar el silencio hasta el frío.
Apurar la ternura de unos labios
Hasta la misma muerte.

Miguel Luesma Castán













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