Miguel Ángel Martínez del Arco

"Claro, la sororidad, la apuesta por poner la vida en el centro, la necesidad de generar un entorno protegido, la resiliencia… Las mujeres garantizaron la resistencia desde distintos niveles. Por una parte, porque no fueron simples colaboradoras involuntarias de la lucha por la democracia y los derechos, sino que fueron también sus protagonistas. Su imagen aparece difuminada y en grises en el imaginario colectivo, que ensalza la figura heroica de los hombres y deja a las mujeres en un papel secundario. Pero, además, las mujeres fueron las garantes de la vida comunitaria, generaron el magma que permitió que durante los casi 40 años de dictadura la resistencia pudiera ejercerse. Estuvieron garantizando las condiciones básicas que aseguraron la supervivencia, y ello tiene un enorme valor político, no solo humano. Ejercieron la vida como militancia."

Miguel Ángel Martínez del Arco



"Esas mujeres, nuestras abuelas, nuestras madres, sus amigas y compañeras construyeron en medio del oprobio de la dictadura un marco alternativo de vida. Una manera distinta de entender su medio, de ejercer la solidaridad de manera consciente, de intentar hacer de la cotidianidad un espacio habitable. La construcción socioafectiva, además de su indudable valor emocional, es también una apuesta política de futuro. Términos ahora reconocibles como la sororidad y los cuidados fueron recreados por estas mujeres y sus entornos, también reivindicando el valor inmenso de la alegría."

Miguel Ángel Martínez del Arco



"Libertad es, en mi opinión, sobre todo la capacidad de optar. Para ejercer esa capacidad en cada vida, necesitamos contar con las condiciones básicas que nos lo permitan: condiciones de estabilidad económica, de vigor social, de cuidado emocional. Libertad, en este sentido, resulta un «mínimo antropológico», aquel que nos hace personas en la medida que nos estimula para sentir, analizar y tomar decisiones. Libertad no es tomarse una caña a deshoras, sino pensar alto, sentir hondo, hablar claro."

Miguel Ángel Martínez del Arco



"Lo importante de las heridas no es solo cerrarlas y llenarse de cicatrices, sino tratar de entender y luego permitirse reconstruir y poner en ello ilusión y afecto. Empatizar con las personas que estuvieron ahí y con los propios sentimientos. No sucumbir. Saber que caminas con lo que eres, y que tratas de seguir la estela inevitable de que la vida sea un espacio más placentero. Para todas."

Miguel Ángel Martínez del Arco




"Los niños fuimos el eslabón más débil de la cadena de represión franquista."

Miguel Ángel Martínez del Arco



"No se puede vivir sin memoria, la memoria es garantía de nuestro presente, de lo que queremos construir."

Miguel Ángel Martínez del Arco



"Y cuando han pasado tantos años y cuando en realidad no hay grandes perspectivas de una mejora de vida, nos aferramos a estas pequeñas cosas, que tan grandes son para nosotros, porque nos ayudan a continuar, nos estimulan a vivir y a desear la vida con más ardor, pensando en el día que podamos resarcirnos plenamente de todos estos años de privaciones totales. No creas, querido mío, que me pesan estos años, nada más lejos de la realidad. Estoy satisfecha de ellos y una vez que lo he pasado sentiría no haberlos vivido, porque me han trasformado, me han hecho una mujer totalmente distinta, creo —y no quisiera equivocarme— que algo mejor, más real, más práctica, pero también con mayores sentimientos. Ahora bien, todas estamos cansadas, y es natural. Los años, la apatía de fuera tienen su repercusión y sin nada para estimularte cuesta mucho mantener una moral quebrantada por innumerables sufrimientos…
¿Te haces una idea de cómo será nuestro encuentro? ¿Recuerdas lo que me dijiste cuando nos despedimos en el camión? «Tú y yo hemos de hacer grandes cosas». No lo olvido y mil veces me he preguntado ¿cuándo? No encuentro la respuesta justa, así que siempre confío que será pronto. Más allá de la exigua realidad. Te abraza tu Manoli.
Atravieso la estancia. Avanzo en medio de las llamas. Protegida la cara con un trapo blanco. Corro por el pasillo hacia la habitación. Con las manos por delante como si fueran un escudo. Entro en el cuarto. Apenas veo. Solo escucho el crepitar de los muebles que se queman. La cama ardiendo. Bajo la cama, las cajas de cartón que atesoran los documentos. Protegidas aún por las sábanas que arden. Por la madera que comienza a prender sobre ellas. Tiro de las dos cajas hasta colocarlas junto a mis pies. Las levanto con dificultad, me doy la vuelta. Regreso por el corredor anegado de humo oscuro hacia la salida. Hacia el fondo. Hacia la luz.
Cierro los ojos. Me dejo guiar por el ruido. Un graznido. Un chillido de pajarraco. Como si fuera un faro. Que me orienta. Avanzo con las dos cajas en las manos. Pensando en no caerme, en que el fuego que me rodea no asalte el cartón. Cuando salgo a la calle pienso que puedo abrir los ojos. Me aquieto en la acera. Deposito con cuidado las cajas en el suelo. Solo entonces miro por fin. Hacia abajo. A los cartones junto a mis pies. Están chamuscados, negros. Ataúdes. Urnas. Arcas salvadas de las llamas. Luego tanteo hacia delante. No veo nada. Solo el vacío. Un espacio hueco. Más allá de la exigua realidad."

Miguel Ángel Martínez del Arco
Memoria del frío



"Yo creo que lo importante es que pongamos en marcha los mecanismos legales, y también los educativos, los culturales, etc., que sigan reivindicando la verdad de la historia y la necesidad de la memoria. A diferencia de las fuerzas neofranquistas que pretender «tunear» la historia y esconderla, yo creo que la gente de los espacios memorialistas tenemos la obligación de proponer una hoja de ruta alternativa, de acuerdo a los parámetros de la propia ONU, desde actitudes no revanchistas ni de venganza. Como decía, hacer de la memoria no un ejercicio nostálgico ni de confrontación irracional, sino de ideas y de alternativas de porvenir. Sin memoria no hay identidad."

Miguel Ángel Martínez del Arco
















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