Natasha Sardzoska

Árbol de invierno

Fuego frío en el bosque
cáscaras crudas
sobre el margen de esta ventana
veo
me lanzo estremecida sin pensarlo
a ese espacio ardiente
que me renueva
y quema y me retuerce
desde los huesos hasta las entrañas
y grita sin mi nombre
sin tu reconocimiento

Me ofreces un puñado de trigo y me escupes vino en la boca
y toda tu inquietud
Tú, mi raza, mi haza
cuesco lleno
desarraigadas fajas secas de ardor
Tu
piel
sobre mis pies

Natasha Sardzoska




cartografía del fuego

estamos en ninguna parte
no vamos a ninguna parte
somos dibujos solitarios en las plataformas
nuestros alientos humean alrededor de los aeropuertos
oímos las conversaciones sordas en las carreteras
contemplamos las ventanas cerradas del metro parado
los trenes del silencio son suspendidos
los vuelos son cancelados
los días pospuestos
para nunca más

el vino hierve en nuestros labios
fuego en los márgenes de nuestra mente
nuestros ojos son nubes congeladas
nuestras cabezas arrojadas al desierto
estepas crecen en nuestras lenguas
selvas mojadas en los sexos
abismos en el pecho
mapas ardientes
después de la lluvia
en el cielo de cristal
que no cubre ningún país

nos vamos después de nuestras sombras
somos huellas pisadas en las arenas movedizas
ropa rasgada de los refugiados sin rumbo ni rastro
los cetros están fuera de los límites de los reinos ficticios
uñas dientes ojos desenterrados de las historias no escritas
perdidos en las incomprensibles crestas de la nuestra carne
mapas desgarrados de nuestras rodillas
orillas hinchadas que tragan islotes y calas
en el extremo de nuestro anhelo celular
en la frontera de las naciones muertas
estamos quemando sólo por ese momento
cuando sabes
cuando lo sé
eres el levante derrotado
vuelves tu espalda al viento del este
caminas por los bordes de tu libertad
y te vas
pero ya no eres una quimera
no eres ni un exilio
ni siquiera serás
para mí
terra incognita

Natasha Sardzoska



"El poeta es celoso y obsesivo con sus palabras, y de repente puede ser que la falta distancia. Es siempre mejor dar el pomeario para que lo lea otro poeta. Descansar, Respirar. Tomar distancia. Darle tiempo y espacio para que el poemario se escriba por sí mismo con su voz propia, que realmente la tiene."

Natasha Sardzoska

 

"El ser humano siempre va a necesitar de algo irracional para creer y para crear y seguir. El ser humano siempre va a hacer poesía porque jamás va a ser feliz. Es así. Y porque, como decía Houellebecq, «no busquen la felicidad, ella no existe»."

Natasha Sardzoska



"En el fondo, yo escribo para escaparme del misterio de la hoja blanca. QUiero encontrar por ahí dentro -en la hoja- voces, y de ahí, salir con nuevos significados."

Natasha Sardzoska



"Estoy convencida que la poesía siempre estuvo y siempre será un arte solitario, mudo e inmóvil: o sea, pensar que desde mi cuarto yo puedo con mi papel blanco y mi pluma, llegar a cada lado del mundo y cambiar algo dentro de alguien es algo que me da siempre fuerza y fe para seguir escribiendo poemas.

En realidad, siempre en estado de guerra o de emergencia o de profunda crisis, el ser humano ha leído poesía. Eso es natural y saludable. Porque la poesía es un transporte; con su caja preciosa de símbolos, la poesía ofrece salvación y salida a cada crisis, aunque ella muchas veces no trata temas útiles para la sociedad (por ejemplo, la muerte, la patria, lo irreversible, el cuerpo, el eros, la confesión).

Zagajewski una vez dijo que el poeta no puede escribir sólo por y para sí mismo, sino para el mundo. Hay que nombrar ese mundo, ser «homónimo de la luz y sinónimo del viento» (Adonis). El poder de la poesía es justamente ese, como decía Octavio Paz, o sea recordarnos e la utilidad de las cosas inútiles."

Natasha Sardzoska




himen

después de volverme
el primero aval judío
en la cama ensangrentada
de la américa latina
bebí toda de una vez
la violencia de la realidad

[y el elixir para una cara sin arrugas
para piel de colágeno lisa como serpiente
para un culo duro como una avellana]

y me puse en la vagina
un corazón crudo de gallina
lo empujé con mi dedo medio
bien en lo profundo de la pelvis

así que me convertí en demiurgo
de mis propias costillas

Natasha Sardzoska




laissez-passer

no celebro las victorias de mi patria
los calvarios en mí golpean armoniosamente
y eso es suficiente para mí

no lamento las caídas ni los fracasos
mi hogar de mí se construye
y allí yo me quedo

estoy bajando con ojos cerrados ante la guardia
y espero que me dejen pasar
en los estrechos que no son míos
espero que la tormenta
se lleve el exilio
arrojada en el olvido me clavo
cuento las existencias insignificantes
que pasan y atrás de ellas
todo sube y se agota
una y otra vez y más y más
así como en esta vivienda
así como en esta vida

infiltrada como una víbora espero
para que den vuelta hacia mi lugar
los anemómetros
mientras en algún sitio del mundo
vagabundean vientos sordos
en mi campo interior espero que amanezca
para pasar desde el otro lado espero
para conseguir mi turno en la fila espero
para que me llamen de alguna manera
no importa cómo y de cual manera
de cualquier manera
yo espero:

que me selle
la policía

de la frontera

 Natasha Sardzoska



Piel

Hojas amarillas sobre tu piel
Poros rasgados de un calor incomprensible
Labios agrietados y un valle hinchado
de pensamientos y tetillas
piel
yo digo
estás sola
o el tiempo se está alejando del reloj aceptable
y oigo cómo se deslizan sobre las capas pálidas
gotas lágrimas secreción vino
pero no es la primera vez
es un retorno constante
y desconcierto antes de la elección que no quieres aceptar
cuando llegue este momento este otoño
en tu piel
en una inundación de
espacios
inadecuados
indecentes
indignos.

Natasha Sardzoska



viento vagabundo

silba el viento dentro de mí.
estoy desnudo.
dueño de nada, dueño de nadie,
ni siquiera dueño de mis certezas, soy mi cara en el viento,
a contraviento, y soy el viento que me golpea en la cara.
eduardo galeano
en los aeropuertos soy el pasajero
controlado muchas veces
random check me dicen
pero yo no viajo
no voy a ninguna parte
les digo
ni me voy
ni siquiera regreso
no soy una especie en extinción
ni el eje que determinará la dirección

ellos buscan en mis bolsas
pero yo no tengo nada
nada que opaque sus miedos
me preguntan a dónde voy
pero ni yo misma no lo sé
ni cuál es la dirección del hotel
qué dice la carta del anfitrión
y si tengo un boleto aéreo de regreso

soy un pescado en tierra seca
les digo que quiero escapar
pero tengo miedo
no ven
no tengo ni norte ni sur
una pista excavada en su tierra real
y sin embargo soy la ausencia de la tierra
de su tiempo
soy el reloj de arena
a la que no esperan que caiga
ni que los deje
aunque estén buscando
una mancha de tiempo
que les devuelva

a su principio imperial

Natasha Sardzoska





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