Thierry Maulnier

"El terror es la anulación del contradictor. Matando a mi adversario acallo el dialogar y elimino las posibilidades de verme perturbado por un parangón con el juicio adverso. Mato el juicio adverso en tanto que jaquea mi propio juicio. Y lo mato asimismo en la medida en que es para mí el último medio de reducirlo."

Thierry Maulnier


"El terror es la lucha de consciencias llevada a su forma extrema."

Thierry Maulnier



"El terror es la poesía de las revoluciones...
"No es –no es solamente- la herramienta de la Revolución, es su ritual de conjuración y purificación la pompa litúrgica, de oficio y el Misterio.
Cuando la muerte arrebate a sus culpables, todos seremos inocentes."

Thierry Maulnier


"La Revolución es, simultáneamente, el Dios con su rostro de implacable justicia y de esperanza, el Destino, con su rostro de fatalidad, la Iglesia con sus servidores, su disciplina, sus penitencias y sus excomuniones, la Fiesta que se ofrece a la divinidad con su carácter explosivo y redentor, su destrucción de riquezas acumuladas, su alegría dionisíaca, su doble carácter destructor y germinador. Ella, en fin, es la Muerte, porque la Muerte está siempre presente con su irradiación unas veces visible y otras invisible, pero siempre continúa en el centro de todo pensamiento religioso. No hay Revolución si no hay Muerte. La Revolución sin la muerte no es sino un "reformismo" administrativo, privado de calorías exaltantes. La Revolución sin la muerte deja de ser sagrada."



"Sólo hay para la comunidad nacional un medio de librarse de los instrumentos de poder que la esclavizan, la creación de instrumentos de poder superiores: que los millones de hombres de todas las categorías sociales, que pueden oponer en el momento que quieran por la acción revolucionaria un poder social superior al poder del dinero, tomen conciencia de que ese poder superior se confunde con el poder histórico de la misma comunidad, y él debe llevar a la creación de un órgano propio, el Estado, el Estado libre de la dominación económica, es decir, dominado a la economía.
El artificio genial de los amos de la sociedad liberal ha consistido en dejar en pie el poder de la comunidad frente al suyo, sólo bajo la forma abstracta y vana de los votos.
La acción revolucionaria puede hacer entrar de nuevo con un irresistible vigor al poder de la comunidad en la escena de la historia, si no se aparta de su objeto esencial, que consiste en devolver a esta comunidad el órgano propio de su poder, el Estado nuevo capaz de superar los instrumentos de poder surgidos del desarrollo industrial.
Los principios de toda tentativa válida de superación de la sociedad liberal deben ser entonces los siguientes: La liberación de todas las categorías sociales que sufren la tiranía económica sólo puede ser lograda por la construcción de un Estado nuevo y la destrucción de la democracia. El Estado nuevo sólo puede ser construido por hombres que sufran directamente el peso de la tiranía económica y sólo puede ser concebido como el instrumento de su liberación. La liberación de la nación será obtenida por el mismo movimiento revolucionario que la liberación dé a las clases sojuzgadas y sobre todo del proletariado…
La conciencia nacional y la conciencia revolucionaria, separadas, erigidas frente a frente, no constituyen, una con mejor título que la otra, las fuerzas dialécticas de la creación del futuro, son tan sólo estériles productos de una sociedad que muere. La conciencia nacional se hace conservadora, es decir, asocia estúpidamente al esfuerzo para perpetuar la realidad nacional el esfuerzo para conservar en ella el poder de las fuerzas que la destruyen; la conciencia revolucionaria se hace antihistórica y antinacional, es decir, trabaja para aniquilar lo que quiere libertar.
Las mismas palabras “nacional” y “revolucionario” han sido a tal punto deshonradas por la demagogia, la mediocridad y el verbalismo, que son ya recibidas en Francia con una diferencia bastante parecida al disgusto. El problema consiste hoy en superar esos mitos políticos fundados sobre los antagonismos económicos de una sociedad dividida; en libertar al nacionalismo de su carácter “burgués” y a la revolución de su carácter “proletario”; en interesar de una manera orgánica y total a la nación en la revolución, ya que sólo la nación es capaz de llevarla a cabo; en interesar igualmente a la revolución en la nación, ya que sólo la revolución puede salvarla."

Thierry Maulnier seudónimo de Jacques Talagrand
Más allá del Nacionalismo



"Toda sociedad como todo individuo se siente culpable y efectivamente lo es."

Thierry Maulnier





















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