William Meredith

Campo naval

Salió cojeando fuera del cielo ardiente un avión herido,
resistió, resistió, linda paloma zumbante,
golpeada y después se hundió en una parada retorcida.
El extraño piloto que emergió –en la costa,
la guerra vino de repente– habló a los mecánicos silenciosos
quienes asintieron con seriedad. Fuego antiaéreo, dijo,
un barco enemigo me atacó.
                 Lo empujaron con amor
hacia la oscura boca del hangar y lo tendieron.
Café y pastel para el piloto que se sentó solo
en el restaurante, leyendo boletines
que hablaban del clima.
                 Después, al anochecer
ya compuesto el extraño avión regresó al cielo.
La foto de sus rizos, y las de su madre y sus medallas
fue todo lo que supimos de él después de haberse elevado nuevamente,
esas joyas eléctricas contra el cielo apolillado y lloroso.

William Meredith



Una gran obra

Los poemas son difíciles de leer
Los cuadros son difíciles de ver
La música es difícil de escuchar
Y la gente es difícil de amar

Pero ya sea de necesidad bruta
O la energía divina
Por fin la mente del ojo y el oído
Y el gran corazón de la pereza se moverán. 

William Meredith



















No hay comentarios: