Zecharia Sitchin

"Cuando llegaste a comprender los ciclos celestes y asignaste constelaciones, ¿quién hubiera previsto en ellas las manos del Destino? ¿Quién habría podido distinguir entre los hados que elegimos y el inquebrantable destino? ¿Quién proclamaba falsos augurios y quién podía pronunciar profecías verdaderas?"

Zecharia Sitchin
El libro perdido de Enki (crónicas de la tierra 5), página 236



"Enki quedó solo; acompañado tan sólo por los pensamientos de su corazón. Se sentó y reflexionó sobre cómo había comenzado todo y cómo había terminado. ¿Estaba todo destinado, o fue el hado forjado por esta o aquella decisión? Si Cielo y Tierra estaban regulados por ciclos dentro de ciclos, ¿volverá a ocurrir lo que ha sucedido? ¿Acaso el Pasado es el Futuro? ¿Imitarán los Terrestres a los Anunnaki, revivirá la Tierra lo que vivió Nibiru? ¿El primero en llegar será el último en partir? Asediado por sus pensamientos, Enki tomó una decisión: De todos los acontecimientos y decisiones, comenzando desde Nibiru hasta este día en la Tierra, tomar nota, para que fuera una guía para generaciones futuras; ¡Que la posteridad, en el tiempo que designe el destino, lea el registro, recuerde el Pasado, comprenda el Futuro como profecía, que el Futuro sea el juez del Pasado! Estas son las palabras de Enki, Primogénito de Anu de Nibiru."

Zecharia Sitchin
El libro perdido de Enki (crónicas de la tierra 5), página 238


Hace unos 445.000 años, astronautas de otro planeta llegaron a la Tierra en busca de oro. Tras amerizar en uno de los mares de la Tierra, desembarcaron y fundaron Eridú, «Hogar en la Lejanía». Con el tiempo, el asentamiento inicial se extendió hasta convertirse en la flamante Misión Tierra, con un Centro de Control de Misiones, un espacio-puerto, operaciones mineras e, incluso, una estación de paso en Marte. Escasos de mano de obra, los astronautas utilizaron la ingeniería genética para darle forma a los Trabajadores Primitivos -el Homo sapiens. Más tarde, el Diluvio barrió la Tierra en una inmensa catástrofe que hizo necesario un nuevo comienzo; los astronautas se convirtieron en dioses y le concedieron la civilización a la Humanidad, transmitiéndosela a través del culto. Después, hace unos cuatro mil años, todo lo conseguido se desmoronó en una catástrofe nuclear provocada por los visitantes en el transcurso de sus propias rivalidades y guerras.
Y es así como sabemos que el segundo rey Tolomeo comisionó, hacia el 270 a.C, a un sacerdote egipcio al que los griegos llamaron Manetón para que recopilara la historia y la prehistoria de Egipto. Al principio, escribió Manetón, sólo los dioses remaron allí; luego, los semidioses y, finalmente, hacia el 3100 a.C, comenzaron las dinastías faraónicas. Escribió que los reinados divinos comenzaron diez mil años antes del Diluvio y que se prolongaron durante miles de años, presenciándose en el último período batallas y guerras entre los dioses.
Un sacerdote del dios babilónico Marduk, Beroso, con acceso a las bibliotecas de tablillas de arcilla, cuyo centro era la biblioteca del templo de Jarán (ahora en el sudeste de Turquía), escribió una historia de dioses y hombres en tres volúmenes que comenzaba 432.000 años antes del Diluvio, cuando los dioses llegaron a la Tierra desde los cielos. En una lista en la que figuraban los nombres y la duración de los reinados de los diez primeros comandantes, Beroso decía que el primer líder, vestido como un pez, llegó a la costa desde el mar. Era el que le daría la civilización a la Humanidad, y su nombre, pasado al griego, era Oannes.
Encajando muchos detalles, ambos sacerdotes hicieron entrega de relatos de dioses del cielo que habían venido a la Tierra, de un tiempo en que sólo los dioses reinaban en la Tierra y del catastrófico Diluvio. En los trozos y en los fragmentos conservados (en otros escritos contemporáneos) de los tres volúmenes, Beroso daba cuenta específicamente de la existencia de escritos anteriores a la Gran Inundación -tablillas de piedra que se ocultaron para salvaguardarlas en una antigua ciudad llamada Sippar, una de las ciudades originales que fundaran los antiguos dioses. Aunque Sippar fue arrollada y arrasada por el Diluvio, al igual que el resto de las ciudades antediluvianas de los dioses, apareció una referencia a los escritos antediluvianos en los anales del rey asirio Assurbanipal (668- 633 a.C).
Entre los hallazgos increíbles (pues decir «afortunados» no transmitiría plenamente la idea de milagro) realizados en las ruinas de las ciudades de la antigüedad y en sus bibliotecas, se encuentran unos prismas de arcilla donde aparece información de los diez soberanos antediluvianos y de sus 432.000 años de reinado, una información a la que ya aludía Beroso. Conocidas como las Listas de los Reyes Sumerios (y exhibidas en el Museo Ashmolean de Oxford, Inglaterra), sus distintas versiones no dejan lugar a duda de que los compiladores sumerios tuvieron acceso a cierto material común o canónico de textos primitivos.
En aquel momento, su nombre-epíteto era E.A., «Aquel Cuyo Hogar Es Agua», y sufrió la amarga decepción de que el mando de la Misión Tierra se le diera a su hermanastro y rival EN.LIL («Señor del Mandato»), una humillación que no quedaría suficientemente mitigada con la concesión del título de EN.KI, «Señor de la Tierra». Relegado de las ciudades de los dioses y de su espacio-puerto en el E.DIN («Edén») para supervisar la extracción de oro en el AB.ZU (África sudoriental), Ea/Enki fue, además de un gran científico, el que descubrió a los homínidos que habitaban aquellas zonas. Y, de este modo, cuando se amotinaron y dijeron «¡Ya basta!» los Anunnaki que trabajaban en las minas, fue él quien pensó que la mano de obra que necesitaban se podía conseguir adelantándose a la evolución por medio de la ingeniería genética; y así apareció el Adam (literalmente, «El de la Tierra», el Terrestre). Como híbrido que era, el Adán no podía procrear; pero los acontecimientos de los que se hace eco el relato bíblico de Adán y Eva en el Jardín del Edén dan cuenta de la segunda manipulación genética de Enki, que añadió los genes cromosómicos extras necesarios para la procreación. Y cuando la Humanidad, al proliferar, resultó no adecuarse a lo que tenían previsto los dioses, fue él, Enki, el que desobedeció el plan de su hermano Enlil de dejar que la Humanidad pereciera en el Diluvio, unos acontecimientos en los que el héroe humano recibió el nombre de Noé en la Biblia, y Ziusudra en el texto sumerio original, más antiguo.

Enki

Enki era el primogénito de Anu, soberano de Nibiru, y como tal estaba versado en el pasado de su planeta (Nibiru) y de sus habitantes. Científico competente, Enki legó los aspectos más importantes de los avanzados conocimientos de los Anunnaki a sus dos hijos, Marduk y Nin-gishzidda (que, como dioses egipcios, eran conocidos allí como Ra y Thot respectivamente). Pero también jugó un papel fundamental al compartir con la Humanidad ciertos aspectos de tan avanzados conocimientos, enseñándoles a individuos seleccionados los «secretos de los dioses». En al menos dos ocasiones, estos iniciados plasmaron por escrito (tal como se les indicó que hicieran) aquellas enseñanzas divinas como legado de la Humanidad. Uno de ellos, llamado Adapa, y probablemente hijo de Enki con una hembra humana, es conocido por haber escrito un libro titulado Escritos referentes al Tiempo -uno de los libros perdidos más antiguos. El otro, llamado Enmeduranki, fue con toda probabilidad el prototipo del Enoc bíblico, aquel que fue elevado al cielo después de confiar a sus hijos el libro de los secretos divinos, y del cual posiblemente haya sobrevivido una versión en el extra bíblico Libro de Enoch.
Nibiru. Unas complejas normas sucesorias, reflejo de la convulsa historia de los nibiruanos, le daba ese privilegio al hermanastro de Enki, Enlil. En un esfuerzo por resolver este agrio conflicto, Enki y Enlil terminaron en una misión en un planeta extraño -la Tierra-, cuyo oro necesitaban para crear un escudo que preservara la cada vez más tenue atmósfera de Nibiru. Fue en este marco, complicado aún más con la presencia en la Tierra de su hermanastra Ninharsag (la oficial médico jefe de los Anunnaki), donde Enki decidió desafiar los planes de Enlil de hacer que la Humanidad pereciera en el Diluvio.
El conflicto siguió adelante entre ambos hermanastros, e incluso entre sus nietos; y el hecho de que todos ellos, y especialmente los nacidos en la Tierra, se enfrentaran a la pérdida de longevidad que el amplio período orbital de Nibiru les proporcionaba incrementó aún más las angustias personales y agudizó las ambiciones. Y todo esto culminó en el último siglo del tercer milenio a.C, cuando Marduk, primogénito de Enki con su esposa oficial, proclamó que él, y no el primogénito de Enlil, Ninurta, debía heredar la Tierra. El amargo conflicto, que supuso el desarrollo de una serie de guerras, llevó al final a la utilización de armas nucleares; aunque no intencionado, el resultado de todo ello fue el hundimiento de la civilización sumeria.
La iniciación de individuos escogidos en los «secretos de los dioses» marcó los inicios del Sacerdocio, los linajes de mediadores entre los dioses y el pueblo, los transmisores de la Palabra Divina a los mortales terrestres. Los oráculos (interpretaciones de los pronunciamientos divinos) se mezclaron con la observación de los cielos en busca de augurios. Y a medida que la Humanidad se vio arrastrada a tomar parte en los conflictos de los dioses, la Profecía comenzó a jugar su papel. De hecho, la palabra para designar a estos portavoces de los dioses que proclamaban lo que iba a pasar, Nabih, era el epíteto del hijo primogénito de Marduk, Nabu, que en nombre de su padre, exiliado, intentó convencer a la Humanidad de que los signos celestes indicaban la inminente supremacía de Marduk.
Es cierto que Enki hizo una autobiografía, por lo que se deduce de un largo texto (pues se extiende al menos en doce tablillas) descubierto en la biblioteca de Nippur, donde se cita a Enki diciendo:
Cuando llegué a la Tierra, había mucho inundado.
Cuando llegué a sus verdes praderas, montículos y cerros se levantaron a mis órdenes.
En un lugar puro construí mi hogar, un nombre adecuado le di.
Este largo texto continúa diciendo que Ea/Enki asignó tareas a sus lugartenientes, poniendo en marcha su Misión en la Tierra.
Otros muchos textos, que relatan diversos aspectos del papel de Enki en los acontecimientos que siguieron sirven para completar el relato de Enki; entre ellos hay una cosmogonía, una Epopeya de la Creación, en cuyo núcleo se halla el propio texto de Enki, que los expertos llaman La Génesis de Eridú. En ellos, se incluyen descripciones detalladas del diseño del Adán, y cuentan cómo otros Anunnaki, varón y hembra, llegaron hastaEnki en su ciudad de Eridú para obtener de él, el ME, una especie de disco de datos donde se hallabancodificados todos los aspectos de la civilización; y también hay textos de la vida privada y de los problemaspersonales de Enki, como el relato de sus intentos por conseguir tener un hijo con su hermanastra Ninharsag,sus promiscuas relaciones tanto con diosas como con las Hijas del Hombre y las imprevistas consecuenciasque se derivaron de todo ello. El texto del Atra Hasis arroja luz sobre los esfuerzos de Anu por prevenir unestallido de las rivalidades Enki-Enlil al dividir los dominios de la Tierra entre ellos; y los textos que registran losacontecimientos que precedieron al Diluvio reflejan casi palabra por palabra los debates del Consejo de losdioses sobre la suerte de la Humanidad y el subterfugio de Enki conocido como el relato de Noé y el arca,relato conocido sólo por la Biblia, hasta que se encontró una de sus versiones originales mesopotámicas en lastablillas de la Epopeya de Gilgamesh.
Al tratar del pasado, el mismo Enki percibió el futuro. La idea de que los Anunnaki, ejercitando el libre albedrio, eran señores de su suerte (así como de la suerte de la Humanidad) desembocó, en última instancia, en la constatación de que se trataba de un Destino que, después de todo lo dicho y hecho, determinaba el curso de los acontecimientos; y, por tanto, como reconocieron los profetas hebreos, lo Primero será lo Último.
El registro de los acontecimientos dictado por Enki se convierte, así pues, en el fundamento de la Profecía, y el Pasado se convierte en Futuro. 

El primer profeta conocido, Endubsar

Palabras de Endubsar, escriba maestro, hijo de la ciudad de Eridú, sirviente del señor Enki, el gran dios. En el séptimo año después de la Gran Calamidad, en el segundo mes, en el decimoséptimo día, fui citado por mi maestro el Señor Enki, el gran dios, benévolo creador de la Humanidad, omnipotente y misericordioso. Yo estaba entre los supervivientes de Eridú que habían escapado a la árida estepa cuando el Viento Maligno se estaba acercando a la ciudad. Y vagué por el desierto, buscando ramas secas para hacer fuego. Y miré hacia arriba y he aquí que un Torbellino llegó desde el sur. Tenía un resplandor rojizo, y no hacía sonido alguno. Y cuando tocó el suelo, salieron de su vientre cuatro largos pies y el resplandor desapareció. Y me arrojé al suelo y me postré, pues sabía que era una visión divina.
Y cuando levanté mis ojos, había dos emisarios divinos cerca de mí. Y tenían rostros de hombres, y sus vestidos brillaban como metal bruñido. Y me llamaron por mi nombre y me hablaron, diciendo: Has sido citado por el gran dios, el señor Enki. No temas, pues has sido bendecido. Y estamos aquí para llevarte a lo alto, y llevarte hasta su retiro en la Tierra de Magan, en la isla en medio del Río de Magan, donde están las compuertas.
Y mientras hablaban, el Torbellino se elevó como un carro de fuego y se fue. Y me tomaron de las manos, cada uno de ellos de una mano. Y me elevaron y me llevaron velozmente entre la Tierra y los cielos, igual que se remonta el águila. Y pude ver la tierra y las aguas, y las llanuras y las montañas. Y me dejaron en la isla, ante la puerta de la morada del gran dios. Y en el momento en que me soltaron de las manos, un resplandor como nunca había visto me envolvió y me abrumó, y caí al suelo como si hubiera quedado vacío del espíritu de vida.
Mis sentidos vitales volvieron a mí, como si despertara del más profundo de los sueños, por el sonido de mi nombre al llamarme. Estaba en una especie de recinto. Estaba oscuro, pero también había un aura. Entonces, la más profunda de las voces pronunció mi nombre otra vez.
Y, aunque pude escucharla, no hubiera sabido decir de dónde venía la voz, ni pude ver quién era el que hablaba. Y dije, aquí estoy.
Entonces, la voz me dijo: Endubsar, descendiente de Adapa, te he escogido para que seas mi escriba, para que pongas por escrito mis palabras en las tablillas. Y de pronto apareció un resplandor en una parte del recinto. Y vi un lugar dispuesto como el lugar de trabajo de un escriba: una mesa de escriba y un taburete de escriba, y había piedras finamente labradas sobre la mesa. Pero no vi tablillas de arcilla ni recipientes de arcilla húmeda. Y sobre la mesa sólo había un estilo, y éste relucía en el resplandor como no lo hubiera podido hacer ningún estilo de caña.
Y la voz volvió a hablar, diciendo: Endubsar, hijo de la ciudad de Eridú, mi fiel sirviente. Soy tu señor Enki. Te he convocado para que escribas mis palabras, pues estoy muy turbado por la Gran Calamidad que ha caído sobre la Humanidad. Es mi deseo registrar el verdadero curso de los acontecimientos, para que tanto dioses como hombres sepan que mis manos están limpias. Desde el Gran Diluvio, no había caído una calamidad tal sobre la Tierra, los dioses y los terrestres. Pero el Gran Diluvio estaba destinado a suceder, no así la gran calamidad. Ésta, hace siete años, no tenía que haber ocurrido. Se podía haber evitado, y yo, Enki, hice todo lo que pude por impedirla; pero, ¡ay!, fracasé. ¿Y fue hado o fue destino? El futuro juzgará, pues al final de los días un Día del Juicio habrá. En ese día, la Tierra temblará y los ríos cambiarán su curso, y habrá oscuridad al mediodía y un fuego en los cielos por la noche, será el día del regreso del dios celestial. Y habrá quien sobreviva y quien perezca, quien sea recompensado y quien sea castigado, dioses y hombres por igual, en ese día se descubrirá; pues lo que venga a suceder, por lo que ha sucedido será determinado; y lo que estaba destinado, en un ciclo será repetido, y lo que fue fruto del hado y ocurrió sólo por la voluntad del corazón, para bien o para mal vendrá a ser juzgado.
La voz cayó en el silencio; después, el gran señor habló de nuevo, diciendo: Es por esta razón que contaré el relato veraz de los Principios y de los Tiempos Previos y de los Tiempos de Antaño; pues, en el pasado, el futuro se halla oculto. Durante cuarenta días y cuarenta noches, yo hablaré y tú escribirás; cuarenta será la cuenta de los días y las noches de tu trabajo aquí, pues cuarenta es mi número sagrado entre los dioses.
Durante cuarenta días y cuarenta noches, no comerás ni beberás; sólo esta onza de pan y agua tomarás, y te mantendrá durante todo tu trabajo. Y la voz se detuvo, y de pronto apareció un resplandor en otra parte del recinto. Y vi una mesa y, sobre ella, un plato y una copa. Y me levan te para ir allí, y había pan en el plato y agua en la copa. Y la voz del gran señor Enki habló de nuevo, diciendo: Endubsar, come el pan y bebe el agua, y te mantendrás durante cuarenta días y cuarenta noches. E hice como me indicó. Y después, la voz me indicó que me sentara ante la mesa de escriba, y el resplandor se intensificó allí. No pude ver ninguna puerta ni abertura donde me encontraba, sin embargo el resplandor era tan fuerte como el del sol del mediodía.
Y la voz dijo: Endubsar el escriba, ¿qué ves?
Y miré y vi el resplandor que iluminaba la mesa, las piedras y el estilo, y dije: Veo unas tablillas de piedra, y su tono es de un azul tan puro como el cielo. Y veo un estilo como nunca antes había visto, su cuerpo no parece de caña, y su punta tiene la forma de una garra de águila.
Y la voz dijo: Son éstas las tablillas sobre las cuales inscribirás mis palabras. Por expreso deseo mío, se han tallado del más fino lapislázuli, cada una de ellas con dos caras lisas. Y el estilo que ves es la obra de un dios, el cuerpo está hecho de electro y la punta de cristal divino. Se adaptará firmemente a tu mano, y te será tan fácil grabar con él como marcar sobre arcilla húmeda. En dos columnas inscribirás la cara frontal, en dos columnas inscribirás el dorso de cada tablilla de piedra. ¡No te desvíes de mis palabras y mis declaraciones!
Y hubo una pausa, y yo toqué una de las piedras, y sentí su superficie como una piel lisa, suave al tacto. Ytomé el estilo sagrado, y lo sentí como una pluma en mi mano.
Y, después, el gran dios Enki comenzó a hablar, y yo empecé a escribir sus palabras, exactamente como lasdecía. A veces, su voz era fuerte; a veces, casi un susurro. A veces, había gozo u orgullo en su voz; a veces, dolor o angustia. Y cuando una tablilla quedaba inscrita en todas sus caras, tomaba otra para continuar. Y cuando fueron dichas las últimas palabras, el gran dios se detuvo, y pude escuchar un gran suspiro. Y dijo:Endubsar, mi sirviente, durante cuarenta días y cuarenta noches has anotado fielmente mis palabras. Tutrabajo aquí ha terminado. Ahora, toma otra tablilla, y en ella escribirás tu propia atestación; y al final de ella,como testigo, márcala con tu sello; y toma la tablilla y ponla junto con las otras en el cofre divino; pues, en elmomento designado, los escogidos vendrán hasta aquí y encontrarán el cofre y las tablillas, y sabrán todo loque yo te he dictado a ti; y que el relato veraz de los Principios, los Tiempos Previos, los Tiempos de Antaño yla Gran Calamidad será conocido en lo sucesivo como Las Palabras del Señor Enki. Y habrá un Libro deTestimonios del pasado, y un Libro de dicciones del futuro, pues el futuro en el pasado se halla, y lo primerotambién será lo último.
Y hubo una pausa, y tomé las tablillas y las puse una a una en el orden correcto dentro del cofre. Y el cofreestaba hecho de madera de acacia con incrustaciones de oro en el exterior.
Y la voz de mi señor dijo: Ahora, cierra la tapa del cofre y fija el cierre. E hice como se me indicó.
Y hubo otra pausa, y mi señor Enki dijo: Y en cuanto a ti, Endubsar, con un gran dios has hablado y, aunqueno me has visto, en mi presencia has estado. Por tanto, estás bendecido, y serás mi portavoz ante el pueblo.
Los amonestarás para que sean justos, pues en ello estriba una buena y larga vida. Y los confortarás, pues enel plazo de setenta años se reconstruirán las ciudades y las cosechas volverán a crecer. Habrá paz, perotambién habrá guerras. Nuevas naciones se harán poderosas, reinos se elevarán y caerán. Los dioses deantaño se apartarán, y nuevos dioses decretarán los hados. Pero al final de los días prevalecerá el destino, yese futuro se predice en mis palabras acerca del pasado. De todo ello, Endubsar, a la gente le hablarás.
Y hubo una pausa y un silencio. Y yo, Endubsar, me postré en el suelo y dije: Pero, ¿cómo sabré qué decir?
Y la voz del señor Enki dijo: Habrá señales en los cielos, y las palabras que tengas que pronunciar vendrán ati en sueños y en visiones. Y, después de ti, habrá otros profetas escogidos. Y al final, habrá una Nueva Tierray un Nuevo Cielo, y ya no habrá más necesidad de profetas.
Y, entonces, se hizo el silencio, y las auras se extinguieron, y el espíritu me dejó. Y cuando recobré lossentidos, estaba en los campos de los alrededores de Eridú.
Sello de Endubsar, escriba maestro.

Zecharia Sitchin
Memorias y profecías de un Dios extraterrestre
Tomada del libro Ufología volumen I de Esteban Peretz



“La palabra Nefilim es comúnmente, o solía ser, traducida como gigantes… Esos eran los días en que había gigantes sobre la tierra. Cuestioné esta interpretación cuando era niño en la escuela y me reprendieron porque el maestro dijo: 'No cuestionas la Biblia'.
 Pero no cuestioné la Biblia; Cuestioné una interpretación que me pareció inexacta, porque la palabra, Nephilim (o Nefilim), el nombre con el que se conocía a esos seres extraordinarios, 'los hijos de los dioses', significa literalmente, "Aquellos que han bajado a la tierra desde los cielos"...
Entonces, ¿qué significaba? Esto me llevó a los estudios bíblicos y luego a la mitología y la arqueología y todas las demás materias, incluido el estudio de lenguas antiguas, que se convirtieron en mi educación y vocación. Entonces, mi investigación y mi decisión de escribir sobre ella comenzaron con una pregunta: ¿Quiénes eran los Nefilim?

Todas las escrituras antiguas, la Biblia, los mitos griegos, los mitos y textos egipcios, los textos de las pirámides, todo, condujo a los sumerios, cuya civilización fue la primera conocida, hace seis mil años. Me concentré en Sumer, la fuente de estas leyendas y mitos y textos e información. Aprendí a leer los textos cuneiformes sumerios y me encontré con sus declaraciones persistentes y repetidas de que esos seres, a quienes los sumerios llamaban Anunnaki, vinieron a la tierra desde un planeta llamado Nibiru. El planeta fue designado por el signo de la cruz y Nibiru 4 significaba 'planeta del cruce'.

Por lo tanto, la pregunta cambió en mi investigación de quiénes eran los Nefilim y los Anunnaki, ¿a qué planeta es Nibiru? Obligado a convertirse Machine Translated by Google competente en astronomía, tenía que aprender lo suficiente para abordar el tema. Descubrí que los eruditos estaban divididos. Algunos dijeron que (Nibiru) era Marte, que por supuesto fue descrito y conocido por la gente antigua, y otros dijeron que no, que era Júpiter. Los que decían que era Júpiter y no Marte tenían argumentos muy convincentes de por qué no podía ser Marte. Y los que decían que era Marte y no Júpiter también tenían argumentos muy convincentes. Pudiendo ir directamente a esas fuentes antiguas, tablillas de arcilla y escrituras cuneiformes, me pareció que ninguna de las dos estaba bien, porque la descripción de Nibiru y su posición cuando se acerca al Sol indicaba que no podía ser Marte, y no podía ser Júpiter. Y entonces una noche me desperté con la respuesta: Claro, es un planeta más que viene periódicamente entre Marte y Júpiter; a veces está más cerca de Marte ya veces más cerca de Júpiter, pero no es Marte ni Júpiter.

Una vez que me di cuenta de que esa era la respuesta, que hay un planeta más, todo lo demás encajó. El significado de la Epopeya de la Creación mesopotámica en la que se basan los primeros capítulos del Génesis y todos los detalles sobre los Anunnaki, quiénes eran, quiénes eran sus líderes, cómo viajaron desde su planeta a la Tierra y cómo se amerizaron en el Persa. Gulf y sobre su primer asentamiento, sus líderes, etc., ¡todo quedó claro! Los sumerios tenían un conocimiento inmenso. Sabían de Urano y Neptuno y los describieron, y sabían de Plutón. Eran competentes en matemáticas y, en muchos aspectos, su conocimiento superaba los tiempos modernos. Dijeron: 'Todo lo que sabemos nos lo dijeron los Anunnaki'."

Zecharia Sitchin
Tomada del libro de Mike Bara Alienígenas ancestrales y sociedades secretas, página 57



"Me preguntan, "¿Se parecen a nosotros?" y yo respondo: no, nosotros nos parecemos a ellos. Nos crearon mediante ingeniería genética, saltaron la evolución y nos hicieron parecernos a ellos físicamente, y para que fuésemos como ellos emocionalmente. Eso es lo que dice la Biblia: "hagamos a Adán a nuestra semejanza y después a nuestra imagen". Físicamente, exterior e interiormente. Mucho de lo que ellos son, somos nosotros.

Hay una enorme diferencia en la duración de vida, que es la causa de las nociones de su inmortalidad. Porque un año de ellos equivale a una orbita de su planeta alrededor del Sol. Así pues, uno de sus anos equivale a 3,600 de los nuestros. Esta es la principal diferencia entre nosotros y ellos.

Entonces, hay una diferencia en su adelanto tecnológico, que les permite viajar no solamente en el espacio, y haber viajado hace medio millón de años, sino también revivir a los muertos y hacer otras cosas que en épocas bíblicas fueron consideradas milagros.

Siento que, así como ellos vinieron a la Tierra y nos crearon mediante ingeniería genética, mezclando sus genes con los de la mujer-mono, algún día saldremos al espacio y aterrizaremos en otro planeta, en alguna parte, y haremos lo mismo. En este sentido, creo que las cosas están ordenadas en un gran patrón. Pero, ¿pueden los acontecimientos dentro de este gran patrón ser determinados por los individuos? Pienso que si. Tome la historia del diluvio y de la destrucción de la humanidad, y la salvación de la semilla de la humanidad a través de Noe y de su arca. Enlil decidió utilizar una avalancha de agua para destruir a la humanidad, mientras que Enki le dijo a Noe (el Ziusudra Sumerio) lo que venia. Enki enseñó a Noe como construir un arca, una cubierta y sellarla para que no se hundiera, y Noe fue capaz de tomar a su familia y a otros en el arca, según los Sumerios, y salvar la semilla de la humanidad. Aquí usted tiene un conflicto entre dos lideres Anunnaki. Uno se sentía de una forma y otro sentía de otra manera. Así, la cuestión de la libre elección, de cual es la correcta, cual la incorrecta, que debe hacerse, que no debe hacerse, permanece allí."

Zecharia Sitchin
 entrevista con Zecharia Sitchin, realizada por Robert K. Rouse, de NETCOM On-line Communication Services:


"No estamos solos. Y no me refiero al Universo. No estamos solos en nuestro propio Sistema Solar."

Zecharia Sitchin


"Todas las escrituras antiguas, la Biblia, los mitos griegos, el mito y los textos Egipcios, los textos de la pirámide, todo, me condujo hacia los Sumerios, cuya civilizaci6n fue la primera conocida, hace seis mil años. Me enfoque en Sumer, la fuente de estas Ieyendas y mitos, textos e información. Aprendí a leer los textos cuneiformes Sumerios y encontré declaraciones persistentes y repetidas, de que esos seres, a los cuales los Sumerios Ilamaban Anunnaki, vinieron a la Tierra de un planeta Ilamado Nibiru. El planeta era designado por el signo de la cruz y Nibiru significa, "planeta de cruce".

Entonces, en mi investigación cambió la pregunta de, ¿quienes eran los Nephilim y los Anunnaki? a, ¿cual planeta es Nibiru? Forzado a Ilegar a ser perito en astronomía, tuve que aprender bastante sobre ella para ocuparme del tema. Descubrí que los eruditos estaban divididos. Algunos dijeron que (Nibiru) era Marte, que por supuesto fue descrito y conocido por los antiguos, y otros dijeron, no, era Júpiter. Los que dijeron Júpiter y no Marte, tenían argumentos muy convincentes de por que no podía ser Marte. Y los que estaban a favor de Marte y no de Júpiter, también tenían argumentos muy convincentes.

Pudiendo ir directamente a esas fuentes ancestrales, tablillas de arcillas y escrituras cuneiformes, me parecía que ninguno estaba en lo correcto, porque la descripción de Nibiru y de su posición cuando se acercaba al Sol indicaba que no podía ser Marte, y tampoco podía ser Júpiter. Entonces una noche desperté con la respuesta: Por supuesto, se trata de un planeta adicional que viene periódicamente entre Marte y Júpiter; a veces se aproxima mas a Marte y otras veces se aproxima mas a Júpiter, pero no es Marte ni Júpiter. Una vez que realice que esta era la respuesta, de que existe otro planeta mas, todo encajó en su lugar. El significado de la Epopeya Mesopotamica de la Creación, en la cual se basan los primeros capítulos del Génesis, todos los detalles sobre los Anunnaki, quienes eran y quienes eran sus Lideres, cómo viajaron de su planeta a la Tierra y cómo se estableció su primer asentamiento en el Golfo Pérsico, sus lideres, etc, etc. Todo llegó a estar claro! Los Sumerios tenían un conocimiento inmenso. Sabían sobre Urano y Neptuno, y los describieron, al igual que sabían de Plutón.

Eran expertos en matemáticas y, en muchos aspectos, su conocimiento sobrepasó los tiempos modernos. Dijeron, "todo lo que sabemos nos fue dicho por los Anunnaki". La innovación de mi primer libro, su impacto, fue la realización de que los antiguos, comenzando con los Sumerios, sabían, describieron y hablaron de un planeta adicional en nuestro Sistema Solar. No fue un descubrimiento como el de Plutón en 1930 (del cual sabían los Sumerios hace seis mil años).

Plutón fue un descubrimiento astronómico muy interesante; los libros de texto tuvieron que ser revisados. Pero, para la persona común, el hombre de la calle, realmente no hubo diferencia. Nibiru, por otra parte, fue una historia diferente. De existir Nibiru (y este es el planeta que algunos astrónomos denominan hoy en día Planeta X), entonces los Anunnaki existen. La existencia de Nibiru no es tan solo cuestión de que existe un globo mas en nuestro Sistema Solar. Esto es diferente, porque si existe Nibiru, y existen los Anunnaki, entonces el alegato Sumerio de que volverán a nuestra vecindad cada 3,600 anos, y que en el pasado ellos nos dieron la civilización, implica entonces que no estamos solos y existen otras personas, mas avanzadas que nosotros, en nuestro Sistema Solar."

Zecharia Sitchin
 entrevista con Zecharia Sitchin, realizada por Robert K. Rouse, de NETCOM On-line Communication Services



"Un texto conocido como el canto Épico de Etana nos dice que, Los grandes Anunnakis que decretan los destinos se sentaron a intercambiar consejos en relación a la Tierra. Ellos crearon las cuatro regiones, establecieron las bases."

Zecharia Sitchin
El final de los tiempos, página 18