Alberto Miralles

"Miguelito.- ¡Nunca! Ni aún después de muerto el enemigo ha de ser amigo.
Berta.- No he nacido para el odio, sino para el amor.
Miguelito.- (Le retuerce el brazo.) Si yo fuera un tirano común hace rato que te hubiera desgarrado los miembros con tenazas.
Berta.- Así, añade a tu odio la violencia. Cuanto más cruel seas, más lo será tu ley y menos la aceptará tu pueblo.
Miguelito.- Entonces, si has de amar, desciende bajo tierra y ama a los muertos. (La tira al suelo.) ¡Lleváosla!
(Los dos soldados se la llevan. Creonte, en un extremo, cae de rodillas, mientras en el otro aparece el director.)
Director.- Y Creonte, pensando en las palabras de Antígona, consultó al oráculo para pedir consejo y saber el porvenir.
Miguelito.- Tiresias, adivino ciego, tú que no teniendo ojos ves más claro que los demás mortales, dime ¿qué debo hacer?
(Al fondo, con luces misteriosas, surge el oráculo, interpretado por el regidor, llevando una máscara en el rostro y un cuenco humeante en las manos. Su voz estará grabada con ecos.)
Oráculo.- Entierra a Polinices. Aprende lo que es piedad. Sé justo con los muertos.
Miguelito.- ¡No, no! Ni aunque los dioses intenten arrebatarme su cuerpo habré de impedirlo.
Oráculo.- Tu destino, esta vez, no lo dictan los dioses. Tú lo escribes.
Miguelito.- Adivina, ciego, ¿cuál es mi futuro?
Oráculo.- La muerte de Antígona marcará el comienzo de la tuya. Antígona prestará su valor a los hombres y estos dejarán que el amor triunfe."

Alberto Miralles
Héroes mitológicos


"Xirgu.- ¡Pero cuenta cómo están las cosas ahí afuera, Luis!
Buñuel.- España ha enloquecido. No os lo podéis imaginar. Las Brigadas Internacionales están aquí otra vez.
Alberti.- Pues se hincharán a fabada y rioja, como en el 36.
Xirgu.- ¡Calla, deja que cuente!
Buñuel.- Hay una guerra de comunicados que lejos de aclarar las cosas las confunde más.
Ortega.- ¿Se ha dado a la prensa el manifiesto de Pemán y los otros?
Buñuel.- Hace unos segundos lo han leído por la radio.
Ortega.- ¡Lo sabía, lo sabía! ¡Con tanto debate se nos adelantó la tortuga!
Alberti.- ¿Cuántos lo han firmado?
Buñuel.- Veintidós, pero siguen llegando adhesiones.
Lorca.- ¡No sobra fascismo, faltan demócratas!
Buñuel.- Querían pasar su comunicado por Televisión Española, (Enseña un papel.) pero ahí he hecho valer mi cargo de Consejero y lo retienen durante una hora.
Alberti.- ¿Una hora? Yo no voy a poder aguantarme sin ir al lavabo.
Ortega.- ¿Tienes ahí el manifiesto de esos colaboracionistas?
Buñuel.- Sí.
Ortega.- ¡Trae! (Lo coge.) Es lo que necesitábamos. Saber lo que dicen ellos para rebatirles los argumentos.
Lorca.- ¡Pero léelo!
Ortega.- (Lee cada vez más sorprendido.) "Ante la situación actual, humillados como hombres de la cultura..."
Lorca.- (Le arrebata el papel.) ¡Menos bromas, Pepito! (Lee.) "Ante la situación... humillados como..." ¿Pero esto qué es?
Alberti.- ¿Será posible?
Lorca.- "... protestamos enérgicamente". (Mira a Picasso.) Lo repito por si "alguien" no lo ha oído: "protestamos enérgicamente", eso es lo que dice aquí: "enérgicamente".
Picasso.- Bien, sí, ¿ y qué más?
Lorca.- ¿Duele, eh?
Buñuel.- ¿Pero qué pasa?
Ortega.- ¡Sigue!
Lorca.- Protestamos enérgicamente por la decisión de unos intelectuales derrotistas de encerrarse en el Museo del Prado y presionar así al Gobierno para impedirle realizar una operación que aliviaría la crisis económica por la que atraviesa el país, equilibrando su balanza de pagos.
(Todos se miran entre sí, estupefactos. Algunos se sientan abatidos.)"

Alberto Miralles
Okupas en el Museo del Prado













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