Ambrosio Montesino

Coplas al destierro de Nuestro Señor para Egipto

Desterrado parte el Niño,
y llora.
Díjole su Madre así,
y llora; 
callad, mi Señor, agora.

Oíd llantos de amargura,
pobreza, temor, tristura,
aguas, vientos, noche escura,
con que va Nuestra Señora,
y llora;
callad, mi Señor, agora.

El destierro que sofrís
es la llave con que abrís
al mundo, que redimís,
la ciudad en que Dios mora,
y llora;
callad, mi Señor, agora.

No puede quedar en esto,
morirés, y no tan presto;
mas la cruz do serás puesto
me traspasa desde agora,
y llora;
callad, mi Señor, agora.

Callad vos, mi luz e aviso,
pues que vuestro Padre quiso
que seáis del paraíso
flor que nunca se desflora,
y llora;
callad, mi Señor, agora,

Esas lágrimas corrientes
que lloráis, tan excelentes,
son baptismo de las gentes,
que su partido mejora,
y llora;
callad, mi Señor, agora.

¡Oh gran Rey de mis entrañas,
cómo vais por las montañas,
huyendo a tierras extrañas
de la mano matadora!
Y llora;
callad, mi Señor, agora.

Este frío no os fatigue,
ni Herodes, que os persigue,
por el gran bien que se sigue
d'esta vida penadora,
y llora;
callad, mi Señor, agora.

Por la ira herodiana 
que sofrís, Hijo, de gana,
dais la gloria soberana
al que tal destierro adora,
y llora;
callad, mi Señor, agora.

Vos tomáis este viaje
por guardar el homenaje
que hecisteis al linaje
de la gente pecadora,
y llora;
callad, mi Señor, agora.

Con su Hijo va huyendo,
ya cansado, ya temiendo,
ya temblando, ya corriendo
tras la fe, su guiadora,
y llora;
callad, mi Señor, agora.

Llora el Niño del hostigo,
del agua y del desabrigo
con la Madre, que es testigo,
nuestra luz alumbradora,
y llora;
callad, mi Señor, agora.

¡Oh cuáles van caminando,
temiendo y atrás mirando
si los iba ya alcanzando
la gente perseguidora!,
y llora;
callad, mi Señor, agora.

A la virgen sin mancilla
la verde palma se humilla,
en señal de maravilla,
que es del cielo emperadora,
y llora;
callad, mi Señor, agora.

Estando el Niño en sus brazos,
fajadillo de retazos,
se hicieron mil pedazos
los ídolos a deshora,
y llora;
callad, mi Señor, agora.

Fin

¡Oh si supieses, Egito,
cuánto ya eres bendìto
por el tesoro infinito
que hoy en ti se tesora!
Y llora;
callad, mi Señor, agora.

Fray Ambrosio Montesino




La noche Santa

No la debemos dormir
la noche santa,
no la debemos dormir.

La Virgen a solas piensa
qué hará
cuando al Rey de luz inmensa
parirá,
si de su divina esencia
temblará
o qué la podrá decir.

No la debemos dormir
la noche santa
no la debemos dormir.

Ambrosio Montesino











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