Isaac Montero

"La única ventaja de las guerras consiste en que quien manda elige el mejor sitio para llamar al sueño, y ése fue el motivo de que tuviera cama en la alcoba de una muchacha.
Yo era capitán del Ejército "rojo", y ninguno de los oficiales que me acompañaron a buscar cama me pisaba el grado. De manera que me tocó escoger primero, y después de un garbeo por el piso alto de la mansión donde se alojaba el Estado Mayor de la Brigada me abrieron la puerta de una de las estancias disponibles y yo dije : aquí. Y aunque meses antes gozaba de un carácter expansivo y hasta dicharachero, y antes todavía, cuando la guerra no había empezado, era lo que en el Madrid de la época se llamaba un "bugatti", un tipo con gasolina para remontar cualquier cuesta, venía de dormir en las cuadras de una alquería de la sierra de Cuenca. A esas alturas andaba por lo tanto con los mismos problemas de digestión que todos, y señalé a un teniente de Ingenieros al que me sería fácil mantener en silencio por cerca que me lo pusieran. Pedí que le arreglaran un catre de campaña al pie de la chimenea y me quedé con el único y confortable lecho, una pieza de raíces de olivo con triángulos de ebonita incrustados. Sobre el cabecero, una virgen italiana nimbada por los rayos de un pan de oro sonreía a los huéspedes.
Recuerdo que el sol de mediodía entraba a raudales en el cuarto, comunicado con una galería por un ventanal corrido y una puerta de doble hoja, y también recuerdo que no faltaban los toques de guerra. Había un cartel junto a la puerta, visto en cien ocasiones, que pedía respeto para las chicas de los burdeles de campaña."

Isaac Montero
Ladrón de lunas


"Perdona, creí guiparte el queo cuando se abría el cheli y que él te lo junó."

Fernando Isaac Hernández Montero
Pájaro en una Tormenta










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