Josefina Molina

"Cuando empecé en esto los productores tenían desconfianza en poner los presupuestos en manos de una mujer."

Josefina Molina



"El cine ha sido mi guía, mi vida, mi todo."

Josefina Molina


"El general de la Orden Carmelita Juan Bautista Rubeo, muy disgustado, convocó el capítulo de Piacenza justo en los días que la madre Teresa había empleado en llegar a Sevilla. Inducido por los calzados, bramaba contra las fundaciones que los descalzos habían efectuado en Andalucía, y Gracián era su bestia negra. Ya había emitido algunos decretos contra éstos y preparaba además algunas sorpresas desagradables.
Gracián, mientras tanto, ya en Madrid, tenía contrariedades como consecuencia de aquella actitud del general. Nada más llegar a la Corte, el provincial de todos los Carmelitas de Castilla, fray Ángel de Salazar, que no había olvidado la forma en que Gracián se fue a Andalucía con fray Ambrosio Mariano, sin darle arte ni parte, le hizo llamar y en medio de grandes manifestaciones de descontento le comunicó con gesto autoritario: 
-¡Os tengo por descomulgado! Y no podéis quedaros en ningún convento de la Orden, por mandato escrito del reverendísimo padre Rubeo, a quien debo y tengo total obediencia.
Salió Gracián del convento con la cabeza gacha y pidió asilo en casa de sus padres. Luego se fue a ver al nuncio Ormaneto cuya llamada le había llevado a Madrid.
El nuncio tenía casi sesenta años y llevaba mucho tiempo deseando dejar España. Quería volver a su diócesis de Padua para desentenderse de la maraña de intereses encontrados que cada día se embrollaba más. Por ello frecuentemente mostraba su escepticismo hacia la condición humana y, harto de la política, soñaba con la tranquilidad y la paz de su retiro italiano. No obstante, cuando Gracián le explicó su entrevista con Salazar, se enojó tanto que mandó llamar al provincial y, delante de fray Jerónimo, le fulminó.
-Es una gran imprudencia tener por descomulgado al que deja de obedecer mandatos del general de una Orden por obedecer al Sumo Pontífice y a los que aquí le representan -le dijo.
Como antes había salido Gracián del convento de los carmelitas calzados, fray Ángel de Salazar abandonó la nunciatura cabizbajo aunque no como había entrado. Sus sentimientos de antipatía y encono por el joven descalzo habían crecido notablemente. ¿Qué se había creído aquel ambicioso oportunista?
-Muchos le repudian, padre -le dijo Ormaneto a Gracián después de una larga conversación-. Alegan que es una gran temeridad confiar a un mozo recién entrado en religión el oficio de visitador. Por eso le he mandado llamar.
Contempló el anciano al joven fraile con mirada penetrante.
-Llego a la conclusión -dijo luego- de que tengo ante mí a un gran siervo de Dios al que supongo valeroso -y añadió con pena-: Mucha falta le va a hacer la valentía.
El nuncio reflexionó durante unos segundos.
-Se quedará en Madrid tres meses, adiestrándose en el oficio de las visitas. Nunca se meta en pleitos, ni demandas, ni respuestas con los calzados. Haga su oficio como mero juez ejecutor.
Gracián recibió humildemente tales consejos y repartió su tiempo, en los meses siguientes, entre el adiestramiento, la correspondencia y la prédica de hermosos sermones que decía con gran ímpetu y arrebato, provocando en las mujeres continuos suspiros, tan grandes y vehementes, que perturbaban la atención de los demás fieles, tal como algún viajero, venido de otras tierras que no eran españolas, hizo notar.
Entraron en Sevilla por la Puerta Real después de nueve días de camino. Era jueves, veintiséis de mayo. Los cuatro carros se dirigieron a la calle Armas donde ya les esperaba, según habían convenido, el padre Ambrosio Mariano.
Extenuada, la madre Teresa contempló la casa cuya fachada, al primer golpe de vista, no presagiaba nada bueno. Julián de Ávila golpeó con el aldabón una y otra vez la puerta claveteada. Tardó en abrirse danto paso a fray Ambrosio Mariano. La madre Teresa notó que se frotaba nervioso las manos, en sus labios una sonrisa forzada, y que levantó demasiado la voz con fingido entusiasmo para darles la bienvenida.
La casa resultaba pequeña y la madre Teresa, al revisarla, vio numerosas manchas de humedad que le parecieron insanas y manifestó su desagrado."

Josefina Molina
En el umbral de la hoguera


"La igualdad aún no es real porque no tenemos los mismos sueldos, no tenemos las mismas oportunidades… ¿Sabes lo que no tenemos tampoco? Los mismos presupuestos para hacer nuestro trabajo. Los presupuestos para una mujer siempre son menores [...] porque al fin y al cabo la van a arrinconar en el cine de mujeres, porque es como un cajón en donde se nos mete y donde ahí se cree que eso es un apartado, al ser apartado tenemos ya un problema."

Josefina Molina


"Me he sentido muy orgullosa de mi tierra y de mi gente."

Josefina Molina



"Nada me apetecía más que profundizar en la situación de una mujer de mi generación. Te educan para ser una persona que no opina por sí misma y que está atenta a lo que el hombre diga y a cambio tienes que exigirle que él sea fuerte, que no llore nunca, que resuelva todos los problemas. En el momento en que se enfrentan los dos, ni la una es lo que le han dicho que debe ser ni el otro es tan fuerte, todo se viene abajo porque no es posible que un hombre pueda con todo lo que se le exige, ser un héroe... Siempre he tenido una fobia total al matrimonio, para mí siempre ha sido un camino mortal. Con 23 años tuve mi primer novio y dos meses antes de la boda pensé que cómo me iba a meter en esa aventura sin saber realmente quién era yo. Incauta de mí, se lo dije al novio: ¿por qué no aplazamos esto y me esperas? Y qué decepción su respuesta, qué decepción. Ahí acabó todo."

Josefina Molina



"No he estado sola afortunadamente y no estaré sola en el futuro. Hay ya muchas mujeres que están imponiendo sus ideas y su visión del cine de hoy aunque todavía se escatima el reconocimiento de los méritos de las cineastas."

Josefina Molina



"Sé que estoy aquí representando también a otras mujeres de generaciones anteriores que se han dedicado a este oficio del cine cuando no era nada fácil. Quisiera compartir con ellas este Goya de Honor y también quisiera compartirlo con mis compañeras de CIMA, la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales que ha sabido sustituir el aislamiento por la solidaridad, cuya labor por la visibilidad de las mujeres cineastas de este país es constante. Gracias."

Josefina Molina




"Yo diría que siempre he hablado de la libertad y sobre todo de la libertad de las mujeres para hacer su propia vida, en el fondo es lo que a mí siempre me preocupo desde que era niña: hacer lo que yo quería y hacerlo como yo quería. Esto no era fácil para las mujeres, sigue sin serlo. A lo largo de la vida lo que haces es contentar a esa adolescente que fuiste y cumplir su proyecto."

Josefina Molina
















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