Peio H. Riaño

"Creo que cada vez hay un mayor interés por informar y no sólo por promocionar. Está bien que los periodistas que trabajamos en cultura queramos ser una sección que mira los Presupuestos Generales del Estado, que pregunta a los gobiernos. Lo otro es la guía del ocio que está muy bien inventada y las personas lo consumen, pero una sección de actualidad de cultura no creo que se tenga que dedicar única y exclusivamente a promocionar el producto cultural."

Peio H. Riaño




"Creo que la cultura siempre es política, e incluso la política puede llegar a ser siempre cultura. Esa definición es una reivindicación que hago de la verdadera importancia que puede tener la cultura más allá de la industria cultural a la que normalmente atendemos y reducimos como cultura. La cultura, antes que la industria, es un movimiento social, político, humano y esa es la dimensión que más me interesa. Realmente quiero sacarla de ese ámbito de la promoción a la que el periodismo se somete en las páginas de cultura, cuestionar la gestión del dinero público, informar de cómo se invierte y descubrir el valor simbólico que tienen las políticas culturales de cada momento, porque más allá del hecho plástico hay un envoltorio histórico que tenemos que atender y que parece que nos cuesta mirarlo, asumirlo.

Los periodistas creemos que eso (la dimensión política de la cultura) no le interesa a la población, que debe ser un remanso de paz, una distracción, un entretenimiento y, sin embargo, la cultura forma parte de un contexto; ha nacido de unas condiciones y se dirige a una sociedad que actúa en ellas. La cultura no puede ser un hecho aislado y marginal de la política en la que está creada."

Peio H. Riaño



"Culturalmente somos fruto de un patriarcado muy arrollador, devastador, violento y agresivo. Podría haberme quedado de brazos cruzados, estar a gusto y tranquilo con mi forma de ser. No he dejado de ser machista, pero sí es verdad que soy mucho menos machista de lo que era hace años, porque entre otras cosas he intervenido directamente sobre mi formación. Nadie me formó desde una mirada de género y ahora ya la tengo, continuamente y no me la puedo quitar porque no quiero. Todavía no tenemos una palabra para definir al hombre que ha dejado de ser por completo machista y es que a lo mejor no existe eso."

Peio H. Riaño




"De un ejercicio de contextualización que, supuestamente, es la tarea principal del historiador del arte, y sin embargo el museo no hace. Se ha caído en un manierismo de limitar su retórica a mis sentimientos. Yo voy allí y el historiador me cuenta lo que tengo que sentir viendo el cuadro. ¿Tú qué sabrás quién soy yo y lo que voy a sentir? Lo que necesito de ti es que me pongas en contexto este cuadro; que me hables de todo lo que hay más allá del cuadro; de todo lo que condiciona la creación de la obra. El artista, el genio artístico, no nace por generación espontánea, pero parece como si naciera por generación espontánea. Seguimos sin explicar dónde nace, cómo nace, qué se yo, Miguel Ángel y cómo eso explica su arte."

Peio H. Riaño



"Desde luego no es posible vivir sin imaginación y sin el rayo que no cesa, porque en ese caso nos convertiríamos en zombis. No sé si somos capaces de crear una salida con la imaginación, pero sí que somos capaces de construir el día a día con ella. A lo mejor que haya una salida es una falsa esperanza de llegar a algún lugar y mientras tanto seguir asumiendo dolencias y precariedades a la espera de que eso llegue. La salida es vivir dignamente cada día de tu vida y eso es muy difícil. Hay que esforzarse mucho, porque no te lo van a poner fácil. Sobre todo, si eres clase obrera vas a tener que esforzarte mucho más y que la clase obrera tenga mucha imaginación es muy importante porque pensará, tendrá recursos para que su dignidad no sea violada."

Peio H. Riaño



"El Prado es un museo en cuarentena ideológica y, por tanto, un lugar peligroso."

Peio H. Riaño



"El trabajo de la historia del arte ha sido demoledor contra la mujer desde su misma invención y sigue utilizando a las mujeres como un elemento decorativo. Si se les da permiso para entrar, es para hablarnos, no de su arte, sino de su vida. De Leonardo conocemos mucha vida, pero no toda. Por ejemplo, no se insiste lo suficiente en que le encantaban las mallas rosas. Iba con calzas rosas: le gustaba y pedía a sus ayudantes que se las compraran. Ese tipo de detalles nimios, cuando se trata de mujeres los sabemos todos. La historia del arte hace salsarroseo con ellas, sensacionalismo, pero con los hombres no."

Peio H. Riaño



"En El Prado nunca ha habido una directora. Eso es un dato."

Peio H. Riaño



"En una cartela no cabe todo, pero cabe lo importante. La cuestión es: ¿qué es lo importante? ¿Lo importante de Guido Reni es que era un clasicista boloñés? A mí me cuesta ubicar el clasicismo boloñés en la historia del arte. Tengo que dedicarle un par de segundos. ¿Cómo ve el clasicismo boloñés alguien que no está iniciado en la historia del arte? Si tú a alguien le dices clasicismo boloñés, no sabe si lo estás insultando o si te estás refiriendo a que, como barroco, Reni era mucho más templado que Caravaggio. ¿Por qué no decidir que lo importante de Guido Reni es que era un misógino empedernido y reconocido, por qué no va a caber eso en una cartela? A mí no me parece ninguna locura introducir esos detalles."

Peio H. Riaño



"Es importante el rescate y la investigación de pintoras para acabar con la idea de que las pintoras que ha habido no tienen la calidad de los pintores. Aún así, es insuficiente. Al final las exposiciones temporales dedicadas a mujeres se están convirtiendo en estos días en un blanqueamiento del machismo imperante. Donde tiene que verse la intención es en el dinero y en la compra de arte. En los últimos últimos diez años sólo se han comprado tres cuadros de tres mujeres, se ha gastado en ello 70.000 euros, y en el mismo espacio de tiempo se ha comprado obra de más de 120 pintores y se ha invertido 20 millones de euros. Esas desigualdades económicas deben de detenerse ya y remediarse. En estos momentos el Prado es un museo en cuarentena ideológica. Hasta que no se rectifique esa cuarentena, el museo es un lugar peligroso para el siglo XXI y para la sociedad a la que aspiramos convertirnos."

Peio H. Riaño



"Estas instituciones son como castillos infranqueables. Los conservadores están en sus despachos y se cierran por dentro; no quieren salir, no quieren escuchar, no quieren discutir. Quieren ejercer su autoridad con todo el autoritarismo que les permite una democracia. Su palabra es ley, va a misa, y lo único que podemos hacer es escucharla y adorarla. De todas formas, eso ha cambiado un poco recientemente, de cinco años a esta parte; se han abierto grietas en esas paredes. El anterior director del Prado, Miguel Zugaza, quiso encontrar una nueva fuente de financiación vía online; decidió que, aunque el museo tuviera tres millones de visitantes al año, no podía quedarse ahí y tenía que generar más demanda, más audiencia, más dinero. E inició una apertura online con la intención de generar un diálogo. Pero era un diálogo sordo, unidireccional."

Peio H. Riaño



"Hay que decirle al público que el museo es un discurso político e ideológico. No se puede seguir ocultando esa realidad al ciudadano que paga, mantiene y adora a un museo como el Prado."

Peio H. Riaño



"Hay que deconstruir el relato, crear una nueva narración, para un siglo en el que está actuando y operando. El museo lo que debería hacer es incluir a las mujeres básicamente. Tenerlas en cuenta, contar cuál ha sido su relato, saber dirigirse a las ciudadanas de este siglo. Cuando un museo no se expresa de la manera en la que nos expresamos hoy es que está ocultando algo. Está siendo cómplice de una cultura que estamos intentado derrocar: la cultura de la violación. Para construir un sujeto social respetuoso y consciente de la violencia machista, el museo debe tomar partido y ser una institución pública digna de los ciudadanos que la mantienen."

Peio H. Riaño



"La historia del arte se ha escudado en la belleza de la política para hacerla sin parecer que la hace. «Nosotros nos dedicamos a la estética». Pero ¿qué es la estética? Todo nace y muere en la política, y la estética también. Sin embargo, desde los mismos inicios de la historia del arte, hay una especie de aislamiento de otras asignaturas, de otros saberes, como la antropología, la sociología o desde luego la política, para no entrar a valorar otras cuestiones que lo expuesto en el cuadro; para no entrar a analizar lo que el cuadro oculta y quedarse en ese ejercicio plástico que nace y muere en la pincelada. Nadie te explica quién es Pradilla, por qué presenta ese cuadro en la Exposición Nacional de ese año, por qué gana, quiénes componían la academia, a quiénes estaban premiando en ese momento, cuál era el papel de la mujer en esas exposiciones nacionales y en los museos… ¡Hay tantas preguntas que están siendo sustraídas al visitante, con una intención tan clara…! No estamos hablando de conspiraciones, sino de lesiones de la ciencia. La historia del arte quiere presentarse como una ciencia; lleva intentando hacerlo toda su vida. Y no lo ha conseguido precisamente porque no ha valorado que no es un saber histórico al margen de la historia; que no puede aislarse de la historia, que es lo que provoca esa visión de que los cuadros nacen solos, sin contexto. De repente aflora el Guernica. ¿Por qué? ¿Porque le dio la gana a este señor? No, oiga, hay un contexto histórico. ¿Y por qué se pinta uno de los cuadros que a mí más me indigna, que es La perla y la ola, de Paul-Jacques-Aimé Baudry: una mujer que se exhibe, que se ofrece, que se entrega sin ningún pero?"

Peio H. Riaño



"La otra Gioconda es un homenaje al Prado. Un homenaje a los funcionarios y funcionarias que hacen del Prado un lugar de ciencia y de historia, de amor, cuidado y conservación. Pero, sí, también es un lugar del ilusionismo y de cómo todos esos funcionarios trabajan para que esa ilusión no se estropee. Esa ilusión está construida a partir de unas cuestiones políticas innegables e inherentes. Un museo no es un hecho natural, es un hecho cultural y como tal, volvemos a la primera pregunta, un hecho político. Eso quiere decir que no es un lugar de ciencias neutrales.

La neutralidad no existe. Se puede aspirar a ella, pero cada gesto está condicionado. Hay que asumirlo, aceptarlo y entender que esos gestos, más allá de si son buenos o malos, son los nuestros y son los que nos definirán como sociedad. Si lo valoráramos y aceptáramos, el museo sería mucho más honesto y entendería que tiene que ser un reflejo de la sociedad a la que se dirige. Eso quiere decir que debería estar alineado ideológicamente con la sociedad que les representa y en la que actúan, la sociedad que les paga y protege. No puede ser que un museo esté trabajando con preceptos ideológicos del siglo XIX en el siglo XXI. Es una aberración. Eso provocará que los Presupuestos Generales del Estado, tus ayudas, subvenciones, etc. sean cada vez menores porque serás un elemento que no importe en la sociedad y correrás el peligro de desaparecer. Además, han creado un falso debate llamado presentismo que no es tal. La historia avanza precisamente por las dudas que el presente tiene sobre sí mismo y mira para atrás buscando solución. La historia es un anclaje donde uno encuentra respuestas a sus preguntas y eso es lo que hace evolucionar la ciencia de la historia. Uno revisa y reconstruye el pasado desde el presente, como no puede ser de otra manera. Todas las sociedades y todas las comunidades tienen derecho a construir la suya. Carl Marx decía que el hombre moldea su propia historia y también que no lo hacen a su gusto, porque están en circunstancias que no han elegido ellos mismos. Culturalmente formamos parte de una comunidad y esa historia es la que no podemos modificar, pero sí podemos hacernos a nosotros mismos y podemos elegir a nuestros referentes. No podemos pensar que actuando desde el siglo XIX el museo será más correcto científicamente."

Peio H. Riaño



"Lo que ha primado en mi trabajo ha sido la información más que la promoción cultural. Eso creo que ha sido lo que más se ha valorado en todos los equipos que he ido montando. También coincide con el declive del periodismo y de los ingresos de la información. No soy más que un damnificado más entre los miles de la precariedad. Me hubiera gustado trabajar muchos años en el primer gran proyecto al que llegué (Público), pero se hundió a los cinco años. La cúpula no estaba a la altura de los periodistas que allí estábamos. Éramos muy jóvenes, teníamos muchas ganas y hacíamos las cosas muy bien, pero eso tenía un fin político y cuando dejó de interesar al dueño se cerró el periódico."

Peio H. Riaño



"No hay nada neutral en esta vida, y mucho menos el arte. El arte está condicionado por el pagador, y ya está. Y si no es un encargo, va a estar condicionado por el mercado. En Lima hay una estatua de Colón en la misma posición, con una pobladora originaria arrodillada ante él y abrazándose a la cruz. Un Colón displicente y paternalista entregando la civilización a la salvaje. En Medellín (Cáceres), Hernán Cortés pisa la cabeza de un poblador de México, aunque el artista diga, para lavarse las manos, que está pisando las ruinas de un ídolo caído. Es una mirada del pasado muy concreta, ésa."

Peio H. Riaño



"No propongo un cambio de la historia, ni que descuelguen las pinturas o censuren nada. Un cambio del relato de la historia. No se puede seguir permitiendo una lectura de la mujer como un objeto de deseo. No se puede seguir legitimando y justificando el techo de cristal de las mujeres. Es lo que ocurre en la sala en al que expone a Juana la Loca. El título es el original. El museo necesita contextualizarse. Ahora se exhibe sin ningún contexto histórico. Sólo la cartela de Rosa Bonheur atiende a las condiciones sociales de la contemporaneidad. Sólo una cartela de todas las explicaciones que se dan en el museo puede justificarse en nuestro siglo. Es un motivo de esperanza y de vergüenza."

Peio H. Riaño




"Nosotros hablamos y vosotros escucháis. Un diálogo forzado, al que el museo accede a regañadientes debido a la presión de la ciudadanía. Cuando hablamos de ciudadanía no hablamos de una masa cerril, inmadura, iletrada. La ciudadanía la componen también investigadores e investigadoras, por ejemplo; hay una población muy interesada en lo que se conserva, en cómo se custodia, que se entera, que lee y que pide cuentas al museo. También el movimiento feminista, y ahora empezaremos a ver las reclamaciones de la población marginada, porque el Museo del Prado es un museo racista, y eso todavía no lo hemos tocado. Es el siguiente capítulo que tenemos que abrir; un melón que Francia ya está acometiendo en algunos museos, como el Louvre u Orsay, pero en el que España va rezagada. Parece como si no hubiera habido colonias racistas en Sevilla en el siglo XVII; como si eso no fuera con nosotros. Velázquez tenía un esclavo."

Peio H. Riaño


"Si no hubiera existido esa ciudadanía crítica y consciente de sus reclamaciones y de que puede hacerlas, el Prado habría seguido tan ricamente siendo un museo del siglo XIX gestionado por personas del siglo XX en el siglo XXI. Esto no va a cambiar realmente hasta que no venga una directora o un director nacidos en el siglo XXI, así que échale cuarenta años por lo menos, porque, si llega con cincuenta, tienen que pasar todavía unos cuantos. Hemos conseguido que cambie algo, pero los cambios realmente significativos son los narrativos. El relato que ha construido el museo debe ser dinamitado por completo; el museo debe empezar a incorporar ese relato materialista del que se está escapando, que no quiere atender, pero que no le queda más remedio. Llegará. Los libros de historia del arte también cambiarán; ya lo están haciendo. Me decían el otro día que muchas tesinas o TFG, como se llaman ahora, citan mi libro. Eso quiere decir, al menos, que se está teniendo en cuenta, ya sea para criticarlo, ya para adherirse a él. Tenemos hacia estas nuevas generaciones la responsabilidad de abrirles nuevas formas de mirar. Al final se trata de eso: del poder de la mirada."

Peio H. Riaño



"Si se habla de un criterio de calidad es la excusa que el machismo siempre ha empleado para expulsar a las mujeres de los museos. La condición de genio fue una creación del hombre para que ellas no entraran, dado que ellas nunca tuvieron la posibilidad ni la oportunidad de formarse y construirse como artista. Tuvieron ese derecho prohibido y ellos lo convirtieron en un privilegio que solamente usaron para ello. Hablar de los criterios de calidad en el siglo XXI para justificar la expulsión de las mujeres me parece un anacronismo y, sobre todo, un insulto. Mujeres de esa calidad patriarcal hay más que suficientes para tenerlas expuestas. En el mercado hay obras de mujeres de calidad que no se adquieren y que no compra el Museo del Prado porque no tiene ninguna intención de comprarlas. No hay ninguna línea de investigación de perspectiva de género en el Prado. Se prefiere no hacerlo y poner la excusa de que las mujeres son malas pintoras."

Peio H. Riaño



"Todos los borbones han sido nefastos, pero no les asignan ese sambenito por cumplir lo que no es más que la tradición familiar. La escultura, además, es tremenda: tapar las vergüenzas. No me jodas. Vamos a hacer una de Juan Carlos ahora que se inaugura ARCO, ¿no? Sería cojonudo que una escultora hiciera eso con Juan Carlos. Una sabana para tapar sus vergüenzas. No sé. No ha sido fácil este año y medio, Pablo, la verdad. Ha habido muchas presiones. Por primera vez, mi cuerpo privilegiado y masculino ha sentido algo de lo que puede llegar a sentir una mujer: la violencia, el acoso, el derribo, el menosprecio de tus investigaciones académicas. Este libro son tres años en la biblioteca del Museo del Prado leyendo lo que han leído todos los conservadores, mirándolo desde otro punto de vista, pero no inventándome nada, no sacando nada que no esté en el propio Prado. Sin embargo, han tratado al autor de este libro como una histérica; como una histérica que ha perdido el juicio y que tergiversa los hechos. Incluso alguien ha llegado a decir que el libro tenía poca historia, como si se pudiera medir algo así. En una necesidad de crítica rabiosa y furibunda, que es lo que despierta el discurso político feminista, desde el Prado se llegó a decir que hasta que yo no saliera de la sección de Cultura del medio en el que trabajaba no se iba a poner dinero público. En varias reuniones del museo se dijo eso, y yo lo sé porque me lo han dicho personas que estuvieron en esas reuniones. El director de El Prado ha llegado a amenazarme con llevarme a los tribunales.
Porque yo digo que el Museo del Prado es cómplice de la cultura de la violación en tanto no reconoce las violaciones, porque no quiere mentarlas, porque las oculta. Este señor contestó a la pregunta de una señora de Abc —que por supuesto no me citaba, ni citaba el libro, pero quedaba claro a quién se refería— que no me llevó a los tribunales porque él cree en la libertad de expresión. Yo como amenaza le pondría un ocho. No puede haber una frase más autodestructiva. «Como creo en la democracia, no voy a dar un golpe de Estado». Todo esto ha tenido graves repercusiones laborales en mi vida, y no ha sido plato de buen gusto encontrarme todos los días a cientos de personas acosándome, insultándome, degradándome. Hoy mismo he abierto el ordenador y me he topado a dos tipos acusándome de boicotear y torpedear el Prado. Todos sabemos cómo se origina el discurso de odio y cuáles son los asuntos que provocan el odio en ese diálogo social. Uno de ellos es desde luego el feminismo. Es inmediato. Y la gente de la cultura no está libre del discurso bárbaro. Yo he descubierto este año a muchos historiadores del arte descubiertos como acosadores. Como linchadores, como odiadores a los que la cultura les ha pasado por encima. A lo mejor es que la cultura no nos hace mejores. A mí, desde luego, este libro me ha mejorado. Como persona, como machista y como ciudadano del siglo XXI. Pero esta gente ha llevado muy mal que sea una investigación muy rigurosa escrita por un periodista. La conciliación de la divulgación con la academia ya suscita mucho resquemor, mucha sospecha, pero si, además, el trasfondo es tocar la institución cultural más importante de este país, y hacerlo en nombre de la justicia social y la igualdad de derechos… No negaré que no era consciente de todo ello."

Peio H. Riaño



"Un museo es un relato, una narración. No es un álbum de cromos, aunque todos lo sean a día de hoy. Es algo más ambicioso que eso. Un museo debería de ser una propuesta ideológica para estar en el mundo y una propuesta ideológica está condicionada por el tratamiento, el punto de vista en el que se quiera colocar la dirección del museo. La cartela es la mínima expresión de comunicación entre el museo y la sociedad, luego están las audioguías, los catálogos y, sobre todo, la página web. Todo configura un aparato ideológico de suma importancia porque es desde donde el museo se dirige a la ciudadanía. Hay un ejemplo bien claro: la cartela de “El Cid” de Rosa Bonheur está reescrita desde hace un año y medio por una persona que es sensible a la sociedad contemporánea y las cartelas de Las invitadas no tienen nada que ver con las de la permanente. Ahora mismo el museo está haciendo registros completamente enfrentados y antagónicos."

Peio H. Riaño


"Un museo no es algo casual, es una herramienta política. La gran victoria del museo como herramienta política es hacerse pasar por un arma apolítica. Tú entras en un museo y el fascismo, el machismo, la violencia, todo eso queda fuera, en el paseo del Prado. El museo es un remanso de paz. Nos convence de ser una máquina objetiva, aislada de cualquier ideología. Si yo pusiera ahora un tuit en el que dijera algo sobre el posicionamiento ideológico del Museo del Prado, saldría una marabunta de personas a cuestionarme."

Peio H. Riaño



"Un político tiene que asumir que tiene que ser un ser invisible y esto parece imposible en la misma esencia del político. El buen gestor de lo público es eso: un mero gestor que desaparece, no politiza, que no quiere protagonismo, no quiere foco. Volvemos a que para justificar su salario, su posición, su presencia, el político quiere salir en las fotos, los titulares, que todo dependa de él. El político quiere llevarse todos los aplausos y todos los premios, quiere ser reconocido, convertirse en una persona esencial, trascendental, una persona sin la cual la cultura no podría existir y eso es absolutamente irreal. La cultura puede existir perfectamente sin ellos. Ese es el panorama que tenemos en Madrid, de una violencia, agresividad e injerencia como hacía mucho tiempo que no habíamos visto."

Peio H. Riaño


"Yo lo que echo en falta en El Prado es la ciencia."

Peio H. Riaño







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