"Hacía fresco bajo la acacia de la terraza. Bebían lentamente una mezcla de anís y horchata que Néca llamaba "un morisco", en silencio, ante el bullicio de la calle y de cada coche que de súbito pasaba. Era divertido ver cruzar un pueblo con un coche de carreras haciendo aceleraciones bruscas y vociferando el tubo de escape en cuanto aparecía el vehículo, cerca de la fuente; probablemente a causa de ello, se sentían desafiados por una excitación inusual, que alimentaba sus risas y los propios niños huían bruscamente hacia un desconocido rally. Los rostros extranjeros eran más numerosos de lo habitual, entrando y saliendo de las boutiques.
Néca permanecía tranquilo. Había varias familias de marqueses en la villa y clanes fragmentados. Quienes frecuentaban el café de Néca llevaban viejos chalecos y sombreros negros y algunos eran hombres ricos y poderosos, y sus jóvenes parientes, sus amigos, o simplemente gente que se hallaba en el café, indiferente a esas lealtades. Lortier tuvo mucho cuidado de no ofender a este complejo grupo, invitando a ambos grupos a su mesa. Otros encontraron el modo natural de ver a Françoise y Célia, parándose en medio de ellos, contrariamente al modo habitual. Lortier supuso que incluso Cardoni se sentía secretamente satisfecho de la presencia de las damas."
Pierre Moinot
La arena brillante
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