Rohinton Mistry

"Dina Dalal rara vez se entregó a la nostalgia de revisar su vida con pesar o amargura, o cuestionar por qué las cosas salían de esa forma, engañando al brillante futuro que todos habían previsto para ella cuando estaba en la escuela, cuando su nombre aún era Dina Shroff. Y si caía en un estado de letargo, rápidamente se evadía ella misma. ¿Cuál era el punto que determinaba la continua repetición de la historia una y otra vez-se preguntó-que siempre terminaba de la misma manera?
El padre de Dina había sido un médico modesto que siguió el juramento hipocrático con más pasión que otros galenos. Durante los primeros años de la carrera, el Dr. Shroff había mostrado un inusitado entusiasmo en la práctica de la medicina, típico del celo y el vigor juvenil, pero las llamas del idealismo podrían apagarse con una buena dosis de cinismo y las responsabilidades familiares.
A pesar del matrimonio y la llegada de un hijo, seguido once años más tarde por una hija, nada cambió en el carácter de Shroff. El tiempo sólo agudizó el desequilibrio entre su fervor para aliviar el sufrimiento y el deseo, por otra parte lógico, de ganar una renta cómoda."

Rohinton Mistry
Un perfecto equilibrio



"La primera luz de la mañana apenas iluminaba el cielo mientras Gustad Noble ofrecía sus primeras oraciones diurnas a Ahura Mazda. Eran cerca de las seis de la mañana y los gorriones comenzaron a cantar en el árbol solitario. Gustad escuchaba su canto cada mañana mientras recitaba sus preces Kusti. Había algo tranquilizador al respecto. Siempre tras los gorriones venía el graznido de los cuervos.
Desde un par de pisos de distancia el ruido metálico de ollas y sartenes empezó a mordisquear en los bordes de la quietud. El bhaiya se puso en cuclillas al lado de la lata de aluminio y dispuso la leche en sendos vasos. Sumergió un mango largo en el recipiente y se sirvió, ajustando su dhoti y frotándose posteriormente las desnudas rodillas. Escamas de piel muerta seca cayeron de sus dedos. Las mujeres palidecieron con disgusto, pero su serena faz preservó la tranquilidad de la paz."

Rohinton Mistry
Un largo viaje


"Los gratis siempre invadían lugares, nunca iban sencillamente a ellos… rezumaba el hedor de la intolerancia. Relegaba a toda una raza al mudo papel de coolies y sirvientes irredimibles para siempre."

Rohinton Mistry
Cuentos de Firozsha Baag



"Un pequeño resplandor de luz del sol vespertino se guareció a los pies de la cama de Nariman cuando éste terminó su siesta y miró hacia el reloj. Eran casi las seis. Miró hacia el parche caliente que cubría sus pies. Disfrutaba enormemente de la gracia del sol. Sus ojos se cerraron de nuevo.
Poco a poco, el resplandor fue cediendo y sintió una punzada de abandono. Miró el reloj: hacía tiempo que ya no eran las seis. Con cierta dificultad se levantó para preparar su paseo nocturno. En el baño, mientras zambullía su rostro en el agua fría y hacía gárgaras, escuchó a sus hijastros jugando con la llave.
Le pidieron que no se marchara. Hizo una mueca, dado que las palabras habían resonado sordamente en su tosco aparato auditivo. El dispositivo era un modelo de principios de siglo; una caja de metal del tamaño de un paquete de cerillas, recortado en el bolsillo de la camisa y conectado al auricular. Había sido una inevitable adquisición de hacía ya cuatro años, cuando a la edad de 45 se había vuelto sordo, pero no estaba acostumbrado a sus mecánicos caprichos."

Rohinton Mistry
Family matters













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