Sylvia Molloy

“A pesar de que tiene dos lenguas, el bilingüe habla como si siempre le faltara algo, en permanente estado de necesidad.”

Sylvia Molloy
Vivir entre lenguas



"Creo que sí es importante abrir la cultura a múltiples lectores y también promover textos que nos abran las puertas a nosotros como lectores sobre realidades que no conocíamos o que conocíamos mal. Pero lo que me fastidia es el sistema de las cuotas. Bueno, si hay un negro, o si hay un marrón, entonces estamos bien, pero si no hay… Y eso lo hablaba con una amiga más temprano, ese criterio de "yo como minoría…" Que las minorías necesitan representación siempre, no importa cuán tenue sea la minoría o la diferencia. Y me parece que ahí se complica mucho el asunto porque hay, por un lado, un criterio de representatividad y por el otro un criterio de que se le está adjudicando al grupo un poder, ¿verdad? Les está diciendo "bueno, ustedes no quieren representarme, o no quieren incluirme". Hay algo positivo que impulsa esto pero muy pronto se transforma en algo no productivo. No productivo para nadie porque ser el único estudiante negro en una clase de treinta blancos… Es decir, teóricamente, es incluir al estudiante negro en una realidad distinta y donde representa. ¿Pero qué es lo que representa? ¿Se representa a sí mismo, representa otra raza, representa solucionar una injusticia? Es atribuirle una carga simbólica muy fuerte a esta persona. Así que hay como un…"

Sylvia Molloy



"Cuando empezó a perder la memoria (digo mal: solo puedo decir cuando yo noté que empezaba a perderla) comenzó a usar mucho más las manos. Llegaba a un lugar conocido y se ponía a tocar cuanto había sobre una mesa, un estante, como un chico toquetón, de esos para cuyas visitas hay que preparar la casa escondiendo objetos o poniéndolos fuera de su alcance. Tomaba un objeto en la mano y lo volvía a colocar no exactamente en el lugar donde lo había encontrado sino levemente corrido hacia la derecha o la izquierda, como quien quiere corregir un error encontrando el emplazamiento justo. Todo esto en silencio y con enorme aplicación. Nunca le pregunté por qué lo hacía aunque más de una vez, de nuevo como a un chico, le dije irritada "por favor no toques nada”. Me costaba aceptar que había empezado a poner en práctica, instintivamente, la memoria de las manos. Como la Greta Garbo de Reina Cristina, estaba recordando objetos, no para almacenarlos en su mente sino para orientarse en el presente.
Dos personas que se quieren se inventan nombres, apelativos absurdos basados en algún secreto o alguna experiencia compartida de la que nadie sabe, nombres a veces infantiles, muchas veces obscenos, ridículos: es el lenguaje del amor, intraducible. En un sueño me encuentro hablando por teléfono con A. y de pronto pasa E. y le digo algo usando un nombre que antes usaba con A. Al oírme decir ese nombre, A.
Previsiblemente cuelga el tubo. Es tan solo un sueño.
Pienso a veces cuando la visito que ella tenía un nombre para mí, también secreto, que dejó para siempre de usar cuando yo puse fin a nuestra relación. Pienso a veces que en algún lugar de esa memoria agujereada debe estar ese nombre, y así como decimos Pablo cuando queremos decir Pedro, algún día se le escape. Nunca ha ocurrido, ni posiblemente ocurra: la censura provocada por el despecho acaso sea la última en irse, junto con las buenas maneras."

Sylvia Molloy
Desarticulaciones



“Cuando ya no te acuerdes de mí, te acordarás de esta caricia, y no sabrás a quién se la hiciste, y ese no acordarte será intolerable.”

Sylvia Molloy
El común olvido



“Decía mi madre que la memoria es un don elusivo, a menudo infernal. Cuando trato de acordarme de ella, no logro detener una imagen fija sino un torbellino de figuras superpuestas.”

Sylvia Molloy
El común olvido



“… la inocencia no se pierde por un acontecimiento aislado, el acontecimiento sólo sirve para mostrarnos que, irremediablemente, la hemos perdido.”

Sylvia Molloy
El común olvido



"Mira que tienes recuerdos literarios, me dice Samuel cuando se lo cuento, intentando ver si consigo hacerlo empalmar por el lado de mi padre en lugar de hablarme siempre de mi madre. Inútil decir que no recoge el desafío. Hoy, de nuevo en casa como en una recuperada heredad, instalado en su vieja cama de caoba de una plaza que, ya me lo ha dicho mil veces, es la cama en la que dormía de chico, acomodándose sin cesar en las tres almohadas (a ver si me subís una para que me sostenga la nuca, che), Samuel no quiere hablar de mi padre ni de mi madre, quiere hablar de sí mismo. Hablar de sí mismo, para Samuel, es engañar al interlocutor haciéndole creer que quiere hablar de él. Así, cerrando los ojos, me dice contadme algo, che, que estoy aburrido, y cuando empiezo -se me ocurre hablarle de mis intentos de traducir a Virgilio Piñeira- me detiene en seco. A Virgilio lo conocí bastante cuando vivía en Buenos Aires. Fíjate que apareció por el diario una tarde un señor muy bien vestido, con sobretodo de pelo de camello aunque no hacía tanto frío, y pidió hablar conmigo, el suplemento estaba por cerrar y yo lo tuve esperando, y cuando por fin lo atendí resultó ser Virgilio que me traía en cuento y me deshice en excusas. Era difícil hacerse amigo de él porque era muy tímido pero m´hijo quel charme, su misma timidez era un gesto irónico que manejaba como los dioses. Está bien que lo traduzcas, agrega como posdata, y luego me cuenta chismes de traductor, propios y ajenos, como cuando una señora de sociedad le dijo a Jorge que hacía tiempo que no lo veía  a Samuel y Jorge le dijo que Samuel estaba muy ocupado con Emily Brontë y, mira si sería bruta, ella le contestó que cachottier este Samuel que no me dijo nada, yo no sabía que Emily Brontë andaba por Buenos Aires."

Sylvia Molloy
El común olvido



"No me parece muy realista pensar que el lenguaje va a cambiar por el uso del lenguaje inclusivo."

Sylvia Molloy



“Para el monolingüe no hay sino una lengua desde donde se piensa un solo mundo, y lo distinto siempre se da -si es que se da- peligrosamente: en traducción.”

Sylvia Molloy
Vivir entre lenguas


“Siempre se escribe desde una ausencia: la elección de un idioma automáticamente significa el afantasmamiento del otro pero nunca su desaparición.”

Sylvia Molloy
Vivir entre lenguas









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