John-Antoine Nau

La laguna azul

Cansado del susurro de las flores voluptuosas,
Nonnoune y Louisy con sus mixtos rizos celebraron
la llegada del pálido y áureo bronce
sobre el acantilado bañado en profunda felicidad,
escuchando el canto azul de la baja laguna.
En este día se ha demostrado la fuerza y
sencilla ternura de la palabra,
¿y cómo crece una caricia, toda vez que conoce
el secreto, cuando la mejilla descansa
en la faz del amado y la boca ardiente
sabe a té de rosas?

Bajo las palmas de las pesadas manos, en las
trenzas tejidas de los claros fílagos, los infantes
de llorosos ojos, se lamentaban por la irrupción
inesperada de la ironía que permite contemplar
a las tortugas llorando en los huecos de madera.

John-Antoine Nau cuyo nombre real era Eugène-Léon-Édouard-Joseph Torquet



La laguna azul

Cansado del susurro de las flores voluptuosas,
Nonnoune y Louisy con sus mixtos rizos celebraron
la llegada del pálido y áureo bronce
sobre el acantilado bañado en profunda felicidad,
escuchando el canto azul de la baja laguna.
En este día se ha demostrado la fuerza y
sencilla ternura de la palabra,
¿y cómo crece una caricia, toda vez que conoce
el secreto, cuando la mejilla descansa
en la faz del amado y la boca ardiente
sabe a té de rosas?

Bajo las palmas de las pesadas manos, en las
trenzas tejidas de los claros fílagos, los infantes
de llorosos ojos, se lamentaban por la irrupción
inesperada de la ironía que permite contemplar
a las tortugas llorando en los huecos de madera.

John-Antoine Nau















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