Antonia Palacios

"Los sueños forman parte de mí misma y sería como desollarme, dejarme en carne vida, si alcanza a despojarme de la esencia de mis sueños. Mi cuerpo vive de sus sueños. Ahora mismo, en este mimo momento de mi precipitada llegada, se me hace difícil transportar a este sitio toda la carga de mis sueños. Se me hace difícil, casi imposible, revivir de nuevo lo que arrastra el vértigo del instante, y constato con estupor que todo ha desaparecido de mis ojos, que mis ojos están ya inertes, mientras la visión persiste, viva, intacta, flotando en lo eterno, en la magia del tiempo."

Antonia Isabel Palacios Caspers
El largo día ya seguro



"No tengo dónde sostener la casa. Toda tierra es deleznable, toda tierra se derrumba. Pienso una casa en el aire,
una morada abierta por donde transite el viento. En sus grandes agujeros anidarán las palomas. Mi madre llenará los vacíos dejando caer semillas desde su delantal ligero. Habrá latidos de perros y llegarán las tinieblas mucho después que el silencio. En el umbral de la puerta, mi madre vestida de blanco, recibirá el mensajero.

Todo se copia a sí mismo. Todo se refleja en un espacio perdido. El pájaro copia otro pájaro. La vida copia otra vida. Quiero mirar el pájaro caído desde lo alto, mirar comienzos de vuelo, alas en ejercicio y aquel aire que se copia de otros aires más ligeros. Voy contando los comienzos. En el sitio más fecundo mi madre se echó a dormir. El hambre me va acosando. Un hambre de cosas vivas. Mi madre inventa unos brazos que se alargan memorioso. Miro mi sitio vacío, clamo por el olvido. La claridad de mi madre comienza a copiar la sombra.

Tengo un ojo que sostiene las cosas en el aire. Un mirar que se adentra hacia la sombra. Un vacío recién abierto muestra su desnuda hondura. Todo se vuelve oscuro. Se disuelven las formas, cambian los sonidos. Las distancias se borran y comienzo a transitar mis límites."

Antonia Palacios
Hondo temblor de lo secreto




"Por un momento he envidiado a estos hombres, a estas mujeres, que dependen tan sólo de ellos mismos, de su propio impulso o del impulso de la bestia que a su lado vive. Después de todo los hombres y las bestias tienen mucho en común. Tienen venas y arterias, tienen ojos para mirarlo todo y respiran y duermen y tienen también un corazón que palpita. Por un momento he envidiado a esos seres cuya humanidad se halla más cerca de todo cuanto vive, bestias y plantas. Nosotros hemos perdido el contacto con nuestro propio cuerpo. Y no sabemos qué hacer con las manos, con los pies. Nuestro tacto sensorial comienza a olvidar la forma de las cosas, de los objetos, que rodean nuestra vida cotidiana. Hay uno solo, único y seguro contacto: la máquina.
(...)
Estos pueblos nada me dicen. Son unos pueblos oportunistas. No están ungidos de ese aliento de eternidad que resiste los embates del tiempo. Todo en ellos parece improvisado. Dan la impresión de hallarse de paso como esas ferias que recorren los caminos y acampan en un sitio cualquiera antes de proseguir su marcha."

Antonia Palacios
Viaje al frailejón



“Si quieres ser feliz, no profundices.”

Antonia Palacios










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