Don Paterson

"Cuando me alejo de un hombre y de su mujer, a ella le crecen alas y a él cuernos. Resisto a estos pensamientos hablando inmediatamente bien de él: es un gran tipo, es un gran tipo, es un tipazo… mi conjuro contra los demonios. Contra las alas, sin embargo, no tengo protección alguna."

Don Paterson




"De pronto nada que yo hiciera podía impresionarla. La palabrería deslumbrante, los halagos sublimes, los poemas y canciones que puse a sus pies… Empecé a temer lo peor: que, si era amado, era amado tan sólo por mí mismo."

Don Paterson




Despertando con Russell

Con más o menos matices, todo comenzó un día
en que amanecimos cara a cara como amantes
y su sonrisa de cuatro días se iluminó
en él, lo dominó sin reparo, sin dudas;
y yo no reí con mi vieja y complicada sonrisa
sino con la suya, o con una que redescubría.
Querido hijo, yo estaba  nel mezzo del cammin
y la senda verdadera estaba tan perdida
como siempre, cuando te cruzaste con tu luz.
¿Ves? El verdadero don queda con quien lo ofrece:
fue y otra vez volvió, perdura
en esta sonrisa que nos baña como un río.
¡Qué bueno, pensé, despertar entre hombres!
Te besé y me comprometí conmigo para siempre.

Don Paterson


Dormir

Los sueños dejan una telaraña de caminos
sobre la tierra oscura; un jardín
de lirios grises, abriéndose en silencio;
un laberinto que cargará tu llanto
durante horas y un pozo que no lo devolverá;
pequeños santuarios para los dioses en ruinas,
bóvedas cerradas, la escalera de un lunático
que forma una espiral entre los árboles…
Pequeñas marionetas pasan zapateando
con los rostros conocidos de los muertos.
Y ahora, donde el camino súbitamente florece
y vira, algo embozado de amanecer,
quimérico, se escapa a la distancia…

Don Paterson




"El aforismo es un breve gasto de tiempo. El poema es un completo gasto de tiempo. La novela es un monumental gasto de tiempo."

Don Paterson




"El arte mediocre es peor que el malo. El malo no nos hace perder el tiempo."

Don Paterson



"El estilo es una estrategia de evasión."

Don Paterson




"El lector puede atestiguar el intercambio, pero nunca participar en él. La poesía, en el final, es una transacción privada entre el autor y Dios. El poema verdadero es principalmente una cortesía espiritual, el acto de regresar un libro prestado."


"El tiempo de mi vida adulta que he vivido el momento presente no abarcaría más que un día. Si tan sólo hubiera vivido ese día; éste hubiera derramado su luz sobre todos los otros como una lámpara en una oscura galería. En lugar de eso, guío mis pasos iluminado sólo por chispas y por lo que ellas brevemente hacen visible.
[…]
Hay escritores para quienes ninguna forma existe: demasiado listos para la novela, demasiado escépticos para la poesía, demasiado verbosos para el aforismo. Lo único que les queda es el ensayo —el medio menos apropiado para ser escarnecidos. Terminan de críticos.
[…]
No es nuestro amor lo que deseamos ver correspondido, sino nuestra necesidad. Podemos habituarnos a los desequilibrios de aquél (precedentes históricos y literarios inclusive proveen cierta nobleza y aura trágica). La necesidad no reciprocada, en cambio, al sufridor lo torna monstruoso, patético, vulnerable, un gigante en pañales.
[…]
Extrañas ceremonias que nadie te dijo que tendrías que contemplar. La primera amante en morir en ti. Has hecho el amor a una muerta, los blancos miembros que estuvieron abrazados a ti hace tan sólo un año se están pudriendo en la tierra. La última vez has de haber dejado pasar algo desapercibido, algún signo, algún tono inicial de lo que devendría.
[…]
El arte puede ser definido como la práctica de resolver problemas científicos sin usar el método de la ciencia. La distancia entre las estrellas es atravesada sólo por la imaginación artística; el ave del paraíso planea hacia la vida de las palmas de un marinero aburrido. La trisección del ángulo, empleando solamente un arco y dos compases, es, de acuerdo con la prueba irrefutable de Wantzel, imposible; la solución, por supuesto, es descartar los instrumentos y ejecutarla a mano limpia.
[…]
Nos convertimos en nuestras profecías: el mero embarazo de haber confesado que dejaremos a nuestro amante nos da el coraje para hacerlo. Este ejemplo evoca un sistema más profundo desde las sombras. Debemos abrir la brecha antes de seguirla, el aire estancado con demasiada frecuencia se solidifica contra nosotros; en esas ocasiones, el dios dentro de nosotros mismos se adelanta, y nosotros seguimos el vacío de su paso en busca de la salvación. He ahí por qué la transición suele sentirse como un abandono."

Don Paterson
El libro de las sombras




"El tiempo nos cura tan bien que nos borra a nosotros mismos. Somos sus heridas."

Don Paterson




El viento

(según Antonio Machado)

El viento se levantó y me habló un día.

El jazmín con su aliento me quitó el mío.

“Este aroma puede ser tuyo también, si quieres:

pero déjame llevarme el perfume de tus rosas”.

“¿Mis rosas?, si ya no tengo”, le dije.

“Las flores de mi jardín están todas muertas”.

Suspiró. “Dame entonces los pétalos caídos.

Las hojas secas que barren sonoras la fuente vacía”.

Con esto, me dejó. Y me eché a llorar

por el jardín que me dieron para cuidar.

Don Paterson




"Hablar con un amante frecuentemente resuelve los problemas de nuestro matrimonio, al evidenciar que no podría uno pensarse a sí mismo en otra parte."

Don Paterson



"Hay escritores para quienes ninguna forma existe: demasiado listos para la novela, demasiado escépticos para la poesía, demasiado verbosos para el aforismo. Lo único que les queda es el ensayo —el medio menos apropiado para ser escarnecidos. Terminan de críticos."

Don Paterson




Hojas

Los prisioneros de la elección infinita
han construido su casa
en un campo bajo el bosque
y están en paz.
Es otoño y las hojas muertas
que se dirigen hacia el río
arañan las ventanas como aves
o dejan señales en el camino.
En algún lugar hay un más allá
de hojas muertas,
un estadio lleno de infinitos
rumores y suspiros.
En algún lugar del cielo
de futuros perdidos
las vidas que pudimos haber vivido
han hallado su propia plenitud.

Don Paterson



Interrogatorio

No supe si era un limón amarillo
lo que sostenías en tu mano, Guiomar,
o el carrete donde herías
ese día único y perfecto. (¿Las locuras
del amor desatan los días,
los liberan del tiempo?). Sé
que había una sonrisa en tus labios…
¿Qué era lo que me ofrecías?
¿El tiempo se volvió fruto, robado
del huerto? ¿El tiempo sin jugar
de un dorado atardecer que se detuvo?
¿Un sol que atrapaste, dormida en el río?
¿El átomo de un verdadero amanecer
que incendiará las montañas?
¿El óbolo de tu propia ausencia?

Don Paterson



Los muertos

Negociamos con el fruto, la hoja y la flor;
aunque hablen algo distinto a la lengua de la estación,
los colores que refulgen desde la oscura marga
tienen algo del celoso olor
de los muertos que los rodean. ¿Qué sabemos del papel
que tienen en esto, los hermanos secretos de la rastra,
tonificadores del suelo que lubrican el barro
tan generosamente con su esencia, con su negra médula?
Pero he aquí la cuestión. ¿Nos ofrecen la flor y el fruto
por amor o sólo los arrojan
a nosotros, los dueños, como un golpe?
¿O son ellos los amos, dormidos entre las raíces,
que en su gran largueza nos conceden
ese algo híbrido: mitad fuerza bruta, mitad beso callado?

Don Paterson



Los ojos

Cuando su amada murió
él decidió envejecer
y encerrarse dentro
de la casa vacía, solo,
con los recuerdos de ella
y el espejo grande y luminoso
donde se arreglaba el cabello.
Él atesoraba como un avaro
ese enorme bloque dorado,
pensando que ahí, al menos,
podía encerrar el pasado,
mantener algo intacto.
Pero cerca del primer aniversario,
comenzó a preguntarse, con horror,
el color de sus ojos: ¿Eran cafés, negros
o grises? ¿Verdes? ¡Dios! No lo recuerdo…
Una mañana de primavera, algo en él cedió;
con su dolor gemelo al hombro como una cruz,
cerró la puerta principal, salió a la calle
y, tras caminar unos diez metros, desde una oscura cerrada
percibió el destello de unos ojos. Se bajó el ala del sombrero
y siguió su camino… sí, así eran, así eran…

Don Paterson



"Los poemas verdaderos son fugitivos, avergonzados de su humana procedencia."

Don Paterson




Meditación

¿Mi corazón está dormido?
¿La colmena de mi sueño
ha caído en la quietud,
la rueda que impulsa
el rojo molino de la mente
se ha frenado poco a poco
hasta detenerse, colmando
las palas de sombra?
No, mi corazón está despierto,
completamente despierto;
busca en el horizonte
la blanca vela, escucha
a lo largo de la costa
el silencio ancestral.

Don Paterson



Mirar

En esos días brillantes y tristes al borde de las estaciones
—si la luz o las lágrimas no han cerrado tus ojos—
realmente te conocerás si puedes hallar,
en lo profundo de la destruida memoria,
más allá de la vuelta de un pasillo en ruinas,
la galería fotográfica de las negruras
que fueron tus primeros sueños, y vuelve
a mirar uno a uno con perspicacia.
Entre los dones de la mente, este es esencial.

Don Paterson




Nada

¿Así que este mágico lugar ha de morir con nosotros?
Me refiero al mundo donde la memoria aún contiene
el aliento de tu temprana vida:
la blanca sombra del primer amor,
esa voz que se elevaba y caía
con tu propio corazón, la mano
que soñabas tomar en la tuya…
¿todas esas cosas amadas que arden
y nos despiertan
iluminan el cielo interior?
¿Todo ese mundo ha de esfumarse cuando muramos,
esa vida a la que hemos dado una nueva forma?
¿Los crisoles y los yunques del alma han
estado laborando para el polvo y el viento?

Don Paterson




"Nunca logro ser suficientemente breve. Me extravío siempre en el lado equivocado del silencio."

Don Paterson




Patinando en el Lago Ogil

¿Te acordás de aquel día que pasamos, alma hermana,
surcando porque sí la nada, como un cuchillo arrojado al aire?
Entonces no había llegada ni partida,
solo un sueño de la vida sencilla –
el hombre inmóvil se movía crucificado y libre
su solo afán, el equilibrio y el viento, su vida.

Don Paterson



Poesía

De la misma forma en que el mecánico diamante lleva
por siempre atrapada en su red de hielo
una chispa de los primeros incendios del planeta,
no es el postrero fuego del amor lo que guarda la poesía,
sino el átomo del amor que la hizo salir del silencio:
de manera que si el carbón brillante de su amor
empieza a arder, el poeta escucha su voz
forzada de repente, como la de un cantante de taberna
—jactándose de su enorme sentimiento, o ahogado por los
violines;
pero si produce una luz más estable, él ya sabe
que el verso puro, cuando finalmente llegue, sonará
como un manantial de montaña, anónimo y sereno.
Bajo el ajeno cielo azul pasa un río. El agua
no canta de nada, ni de tu nombre, ni del mío.

Don Paterson

















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