Eugeni D'Ors

“Al teatro español le huelen los pies.”

Eugenio d'Ors Rovira



"Cualquier guerra entre europeos es una guerra civil."

Eugeni D'Ors


"Cualquier profesión es una aristocracia."

Eugeni D'Ors


El arte contemporáneo es, o un aprendizaje, o una farsa."

Eugeni D'Ors


“El error es múltiple; la verdad, una.”

Eugeni D'Ors


"El estilo como las uñas, es más fácil tenerlo brillante que limpio."

Eugeni D´Ors



"El fruto de la unión del Tiempo con la Heroicidad, se llama Nobleza."

Eugeni D'Ors



"El hombre se emancipa del mismo instinto enseguida que empieza a gustar lo difícil."

Eugenio D'Ors


"El mejor fruto de una visita de tres horas al Museo del Prado está seguramente en la necesidad de volver."

Eugeni D'Ors
Tres horas en el Museo del Prado


"Elocuencia es la previa seguridad de ser escuchado."

Eugeni D'Ors


“Entre dos explicaciones, elige la más clara; entre dos formas, la más elemental; entre dos expresiones, la más breve.”

Eugeni D'Ors


“Francia es una gracia; Inglaterra es una fuerza; Alemania es una técnica.”

Eugeni D'Ors



"Ha sido un éxito pero no ha sido un éxito inenarrable."

Eugeni D'Ors



"Hoy la luna persiste y se viste
de un oro que el día le envía.
Alba equívoca: Yo no diría
lo que tiene de agudo y triste."

Eugeni D'Ors


"La libertad no constituye materia de ciencia, sino un imperativo de creencia, es decir religión. Así el núcleo de la religión se identifica con el hecho irreductible de la libertad. La ciencia es el sistema representativo de la fatalidad. La religión es el mismo hecho de la libertad incognoscible."

Eugeni D'Ors



"La razón es también una pasión."

Eugeni D'Ors

"... la verdadera recompensa es el otro apetito, el espiritual..."



Eugeni D'Ors
Tres horas en el Museo del Prado


"Las leyes son normas, pero también son armas".

Eugeni D'Ors


"Los experimentos, con gaseosa."

Eugeni D'Ors


"Nunca es tiempo perdido el que se emplea en escuchar con humildad cosas que no se entienden."

Eugeni D'Ors


"Pero no. Las apariencias pueden engañar mucho; no tanto. Pondríamos las manos en el fuego... ¿Todo, pues, será puro prodigio en torno a la aparición, en el pueblecito veraniego, de tan perfecta criatura?
La perfecta criatura pasea en este momento por la playa. Viene conversando aún con sus amigas. Es siempre la más alta; y más altos que ella ya no hay sino el cielo y la noche. Callando aplicando el oído, podéis, desde el balcón del Casino, oír sus palabras.
Y acontece entonces algo de una infinita dulzura. Callando, aplicando el oído, poniendo el alma en vuestra atención, habéis oído que la Bien Plantada habla con sus amigas un catalán puro y bien acordado.
Guárdate, admiración mía, guárdate de empujarme a lirismo, al venir al punto en que es de razón que trate de la figura de la Bien Plantada. Ni a comparaciones te des, ni palabras imprecisas y prestigiosas, fáciles caminos de la fácil sugestión, te sepan tentar. No cantes nada, no exaltes nada, no mezcles nada. Define, cuenta, mide... Haz por decir, como Stendhal, loco de pasión, no obstante, por la iglesia de San Pedro en Roma, al empezar su descripción: Voici des détails exacts.
He aquí, pues, detalles exactos. Tiene la Bien Plantada un metro ochenta y cinco centímetros de altura. De los pies a la cintura, un metro veinticinco, sesenta centímetros de la cintura a la cabeza. En torno a esta inicial desproporción dichosa se agrupan, en el resto, las más acordadas proporciones. Así el pie, no demasiado pequeño, es fino y viviente en toda su extensión, del talón a la punta. Los tobillos parecen poco anchos, tal vez, pero es sólo favor de la media blanca. Al andar se adivinan las rodillas redondas, poderosas y perfectas. Y el problema de unir las largas viajeras extremidades con el tronco, que reposa, parece resuelto por la arquitectural natura según un escondido sutil artificio a la manera del que el Renacimiento empleó con la invención de los que se llamaron "duomos"."

Eugeni D'Ors
La bien plantada de Xenius


"Pero no todo ha de ser jugar a Nacimientos y no todo ha de ser abrir ojos maravillados a los resplandores del espíritu y a los resplandores de la tierra. Bien está el maravillarse, pero está mejor el comprender. Siga, al escuchar las cosas y al dejarse blandamente penetrar por ellas, el duro estudiar. -Hijo mío, ya sabes leer, ya eres un colegial, ya eres un Estudiante. Un peligro te espera y espera, sobre todo, a tus maestros y directores. A éstos quisiera ahora hablar mejor que a ti.
El arte de ayudar y guiar a los estudiantes se llama Pedagogía. Y el peligro de la Pedagogía está, como el de tantas cosas, en la ideología romántica. Todo un siglo ha padecido bajo su poder. Desde Rousseau hasta Spencer, y aún más tarde, ella ha impuesto, en la obra de enseñanza, con la superstición de lo espontáneo, la repugnancia a los que hemos llamado, desdeñosamente, “medios mecánicos”, o “medios librescos”, y sensibleramente, “medios fatigosos” de aprender. Se dice que esta pedagogía viene ya del Renacimiento. Pero hay aquí, me parece, algún error. Casi nada es, en el siglo XIX, continuación del Renacimiento. Rousseau abre un ciclo mental, no ya distinto, sino contrario al iniciado por Rabelais. Hay en el gran libro de éste un admirable capítulo en que se contiene toda su doctrina pedagógica, aquel capítulo matriz sobre la reforma de la educación de Gargantúa. Lo que le da sentido es su exaltación del esfuerzo, de la tensión en cada hora, en cada minuto, su espíritu de voracidad, de gula intelectual, característicos del humanismo. ¿Qué tiene que ver romanticismo con humanismo? Comparemos el espíritu heroico de la educación y del aprendizaje que estalla magníficamente en el Gargantúa, con las blanduras del Emilio rousseauniano, de donde ha salido la ralea infinita de las blanduras modernas: claramente podremos ver que en estas últimas hay ya un principio de retorno a la sensualidad viciosa, oprobio de los primeros maestros del Gigante y de que le redimieron sus nuevos maestros renacentistas.
Los psicólogos, al estudiar los hechos de la vida mental, han reconocido ya en muchos de ellos, no una sucesión de dentro a fuera, sino de fuera a dentro. Quiere esto decir que su origen no se encuentra en la misma mente, sino en lo exterior, en el corporal movimiento, en el gesto, en la actitud. Entonces aquellos afirman que el fenómeno de que se trata tiene un origen periférico. Así, en la teoría de las emociones, se ha popularizado ya la aparente paradoja de que no lloramos porque estemos tristes, sino que estamos tristes porque lloramos. Así, en la cuestión de la creencia, la intuición formidable de Blas Pascal alcanzó ya a aquel “¡Lo primero, tomar agua bendita!“, a que podría darse forma análoga a la anterior, diciendo que no tomamos agua bendita porque creamos, sino que creemos porque tomamos agua bendita. Así también, en lo que se refiere a la adquisición de conocimientos, múltiples hechos alegados por los hombres de ciencia nos conducen a la tesis de la prioridad del conocimiento sobre el interés; porque es caso demostrado que, para que el interés se despierte por algo, es ya necesario, como previa condición, algún conocimiento de lo que llega a interesar; no siendo acaso el interés, sino la traducción afectiva de aquel conocimiento."

Eugeni D'Ors
Aprendizaje y heroísmo. Grandeza y servidumbre de la inteligencia



“Picasso es todavía demasiado de carne para ser ya de bronce.”

Eugeni D'Ors


“Se dice que en el término medio está la virtud; lo más probable es que en el término medio se encuentre el tedio.”

Eugenio D'Ors

"Siempre habrá pobres entre vosotros, procurar que o sean siempre los mismos."

Eugeni D'Ors



“Todo lo que no es tradición es plagio.”

Eugeni D'Ors
frase inscrita en la fachada norte del Casón del Buen Retiro de Madrid


"Todo lo que no se comprende, envenena."

Eugeni D'Ors


"Una mala cena es una cosa que no se recupera jamás."

Eugeni D'Ors


"Una síntesis vale por diez análisis".

Eugeni D´Ors


"Una sola cosa, Aprendiz, Estudiante, hijo mío, una sola cosa te será contada, y es tu Obra Bien Hecha."

Eugeni D'Ors


"Valgámonos de palabras inexactas, si es preciso, a trueque de entendernos deprisa."

Eugeni D'Ors









No hay comentarios: