Francisco María Pinto

"Inocencia, juventud, desgracia, belleza, reunidas en un mismo ser, ¿no atraerían necesariamente los corazones?
[...]
Y fue entonces cuando comenzó a despertarse verdaderamente aquella pasión, primera de mi vida; porque desde tal momento la fantasía la alimentó y la avivó sin descanso, y para el pensamiento y la memoria no hubo más que un objeto: la triste y llorosa niña que quedaba allá abajo."

Francisco María Pinto
Mariquita Príncipe



"Sí; el pobre Juan debía de estar muy malo: ¡qué flaco, Dios mío! Las manos parecían diáfanas y tenían, como el rostro, el color de la cera. Sus mejillas estaban por extremo hundidas. Nunca había reparado tampoco en que Juan tuviese una nariz tan afilada ni un cuello tan largo.
[...]
A nuestro alrededor vemos cumplirse sin cesar la terrible ley: nuestro camino está sembrado de muertos; y cuando entre ellos divisamos a la madre o al hermano, o el amigo, nos llenamos de un secreto asombro. ¡Cómo! ¿Es posible...? ¿Conque objetos de nuestro amor, los seres a quienes íntimamente conocíamos y amábamos, con quienes hemos vivido, pueden morir, desaparecer, y para siempre...? ¡Ay!... ¡Entonces, entonces.... pensamos!"

Francisco María Pinto
Un caso
























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