José Peirats

"De todas maneras consiguió llegar a Canadá mediante un préstamo. Su entrada en el país se hizo bajo el nombre flamante de Mrs. Colton, detalle que cogió a todo el mundillo oficial de sorpresa. Antes de llegar a Montreal, la prensa se adelantaría con la explosiva noticia: la peligrosa anarquista Emma Goldman acababa de desembarcar bajo falso nombre. Fue la mejor propaganda que podía desear, aunque ya estaba acostumbrada a esta clase de propaganda gratuita por la prensa y por las mismas autoridades. Empezaron en seguida conferencias y trabajos de organización, como en los buenos tiempos, en los medios femeninos principalmente. Y empezaron también las batallas con los comunistas. «Cuando dictó su primera conferencia en Montreal, los comunistas amenazaron atentar contra ella, lo cual probó que no eran infundados los temores del amigo que no había querido respaldar su gira.
Fueron a verla amistades y familiares de los Estados Unidos, algunos de los cuales le sugirieron la tentadora idea de entrar en los Estados Unidos de contrabando. Ella, sin embargo, lo estimaba tan peligroso como poco práctico. Ir allí para permanecer escondida y crear encima dificultades a sus abnegados huéspedes no era nada halagüeño. Sobre todo si se tenía en cuenta que la verdadera propaganda era la que se puede hacer a cara descubierta. Si aquel era el precio de la entrada estaba dispuesta a renunciar a su anhelada tierra de adopción."

José Peirats Valls usó el pseudónimo de Jazmín Fraternal Lux
Emma Goldman. Una mujer en la tormenta del siglo



"El destino episódico de una revolución es lo de menos. Lo importante es el contenido en ideas y realizaciones luminosas, constructivas, libres. Éstas sobreviven a todas las derrotas episódicas. ¿Cuándo nos curaremos de la manía funeraria de “la victoria por encima de todo”? El triunfo por encima de todo, como el “renunciamos a todo menos a la victoria”, no es revolucionario sino maquiavelismo. Es absurdo que los hombres luchen sin identificar un principio moral elevado con la victoria. El principio de “la victoria ante todo” es no tener principios. Una revolución cuyo desenlace no tenga en cuenta los escrúpulos a reprimir y las víctimas a inmolar es cualquier cosa contraria a una verdadera revolución. Y, a la inversa, una caída digna tras una serie de episodios fecundos, no es más que una derrota provisional. El libertario debe preferir siempre estas “derrotas” a aquellas “victorias”."

Josep Peirats i Valls







































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